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La 45, arteria de memoria tanguera en Manrique

En la ladera nororiental de Medellín una vía se hizo famosa por sus melodías. Esta, una parte de su historia.

  • La escultura de Carlos Gardel, elaborada por Alfonso Goéz, se ha convertido en un referente de la 45. FOTos santiago mesa
    La escultura de Carlos Gardel, elaborada por Alfonso Goéz, se ha convertido en un referente de la 45. FOTos santiago mesa
  • El tango está vigente en la cotidianidad de la carrera 45, una vía que sigue siendo punto de encuentro para amantes del género.
    El tango está vigente en la cotidianidad de la carrera 45, una vía que sigue siendo punto de encuentro para amantes del género.
24 de mayo de 2018
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En Manrique, nororiente de Medellín, el argentino Leonardo Nieto, el mismo que fundó el salón Versalles en el Centro, halló el lugar para ubicar un espacio en homenaje a la memoria de su compatriota Carlos Gardel.

Eran los años 60 y la carrera 45 conectaba este barrio obrero con el Centro de la ciudad. Sus casas coloridas, relata Mario Patiño, quien ha vivido siempre allí, “hacían que Nieto pensara en Caminito, Argentina. Pero lo que más le llamó la atención era la cantidad de bares de tango que se distribuían a lo largo de la cuadra”.

Y sí, conversar con los vecinos de antaño de la vía es toparse, al menos, con seis historias de bares de tango que ya no están, pero cuyos sonidos de bandoneón persisten entre el asfalto y el comercio.

Por ello, continúa Patiño, don Leonardo adecuar la Casa Gardeliana, que ahora él coordina. Y en 1968 instaló la escultura de Gardel, donada por colombianos asentados en Argentina y que ahora se rodea de placas conmemorativas.

“A este espacio, aunque pequeño, llegaban a presentarse artistas extranjeros cuya carrera musical era más conocida en Medellín que en su país natal, lo que hizo que algunos, incluso, se quedaran a vivir en la ciudad, en el mismo Manrique”, resalta.

Así, con la Casa Gardeliana siendo referente, la 45 tomó fuerza como calle tanguera: allí, durante varios años, cuando se acercaba la fecha de conmemoración de la muerte de Gardel, el 24 de junio, cada esquina se convertía en un escenario musical en el que se bailaba, cantaba y hasta interpretaba algunos tangos. Incluso la vía fue bautizada como avenida Carlos Gardel.

Pero, como pasa con las ciudades que crecen, las transformaciones llegaron a esta arteria. En las casas, aunque siguen coloridas, ya no suenan tangos. Algunas se modernizaron y otras se convirtieron en locales comerciales.

Los bares cerraron, cambiaron de música. La Esquina del Tango, La Cita, Los Cuyos, Río de Oro..., enumera de memoria Gustavo Alonso Rojas, como si los leyera en el aire, fueron espacios que cerraron, un final que casi le ocurre al suyo, el Café Alaska, un bar que, por fortuna, sigue tocando tangos y sirviendo tintos en una esquina de la 45.

El nuevo vecino

Desde el 20 de diciembre de 2011 la carrera 45 se destinó, en exclusividad, para el Metroplús, un sistema de transporte que conecta el sector nororiental de Medellín con el suroccidental.

Cada residente tiene un concepto diferente ante este cambio. Para Patiño, por ejemplo, facilitó la movilidad en el barrio. “Quienes nos visitan llegan más fácil, se ubican mejor”, dice. Para Rojas, fue un error implementarlo por la 45, pues el comercio estuvo afectado por varios años. Nora Vargas, quien vive a una cuadra de la 45, resalta que esta vía es como un Centro pequeño, “acá se encuentra de todo y sigue siendo nuestro barrio”.

Sin todos los bares que la hicieron famosa, la carrera 45 alberga aún la vida, ahora no tan bohemia, de Manrique y de vez en cuando suena un tango para pasar los tragos dulces y amargos.

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