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Desde 1974, la tradición oral antioqueña ha tomado forma a través del desfile de Mitos y Leyendas, y cada 8 de diciembre miles de medellinenses se han apostado los lados de la avenida La Playa –en el centro histórico– para observar a esos personajes fantásticos que habitaban en los relatos de antaño.
Sin embargo, este 2020 fue necesario reinventarse para mantener viva la tradición, teniendo en cuenta que la pandemia de la covid-19 no se detiene ante nada, ni siquiera ante las festividades más representativas.
Fue así que la Alcaldía de Medellín diseño la manera de materializar el desfile a pesar del verdadero espanto que amenazaba la celebración: el coronavirus. Por ello, la fiesta se descentralizó y se desarrolló simultáneamente en 17 puntos de la ciudad, esto con el propósito de evitar las aglomeraciones.
En la jornada de ayer, 21 comparsas de danza y teatro representaron las historias de la cultura colombiana.
Un ingrediente especial fue la inclusión de dos cuadrillas que han estado en el Carnaval de Riosucio, cuyo emblemático diablo en días previos al desfile había sido considerado como inadecuado para exhibirse en los alumbrados navideños de la ciudad.
Pese la mencionada controversia, la comitiva que le dio vida al jolgorio caldense se tomó una de las rutas sorpresa trazada por la Administración y complementó la muestra de invitados, que también contó con una comparsa en representación del Carnaval de Negros y Blancos, celebrado en la ciudad de Pasto, departamento de Nariño.
Frente a los grupos participantes, la Alcaldía explicó que la selección de las comparsas se hizo a través de una invitación abierta de Metroparques a entidades de la ciudad y la evaluación estuvo a cargo de una terna de jurados, quienes eligieron las propuestas. Paralelamente, el Municipio defendió que de esta manera “educa a los públicos y muestra la diversidad cultural del país” .
Vale destacar que durante el desfile de ayer, la secretaría de Cultura ofreció un recorrido audiovisual por la historia de versiones anteriores de esta expresión cultural.
Este año, los artistas debieron esforzarse para llevar la emoción escénica hasta los hogares de los medellinenses, un reto al que desde hace meses han estado encarando puesto que la pandemia les ha obligado a estar alejados del público por seguridad. Es por ello que la industria creativa ha sido una de las más golpeadas por la nueva realidad, aunque ayer evidenció que puede adpatarse .