49 %
del parque automotor matriculado en el Valle de Aburrá son motos.
80 %
de la contaminación del aire se da por las fuentes móviles: automóviles y motos.
El Valle de Aburrá tiene unos 3,8 millones de habitantes, de los cuales más de 700.000, si se cuentan los parrilleros, se movilizan a diario en moto. En menos de 10 años, este gran grupo de personas será el más susceptible de sufrir enfermedades respiratorias crónicas, debido a que inhalan buena parte del material particulado de las emisiones contaminantes de camiones, tractomulas, buses, vehículos particulares y las otras motos.
De acuerdo con el epidemiólogo de la facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, Elkin Martínez López, los motociclistas respiran el aire más crudo, cargado de contaminantes; su exposición a la contaminación es diez veces más alta a la de cualquier otra persona que vaya caminando, en su carro o que esté en un lugar alejado.
Sin contar el humo que ya les ha tocado inhalar mientras se desplazan hacia su destino, en un cruce semafórico de cualquier vía, la mayoría de los motociclistas se detienen detrás o en medio de los automóviles, camionetas, buses y camiones; durante esos segundos, quienes van en las motos, respiran grandes cantidades de humo y es peor cuando el tráfico inicia su marcha, ya que los vehículos aceleran y emiten más gases contaminantes, los cuales son expulsados directamente hacia los motociclistas.
“Muchos pensarán: ‘mi casco cubre mi rostro y me protege del humo’. Todo lo contrario, ninguno de esos cascos tiene filtros y las partículas se acumulan en ese espacio semihermético”, explicó el epidemiólogo Martínez López.
El motociclista y líder de la Veeduría Ciudadana de la Movilidad, Mauricio Flórez Giraldo, confirma que no hay que tener herramientas sofisticadas de medición para percibir que el aire cada vez está más contaminado.
Los riesgos
“En los últimos meses se siente un ambiente más pesado y es difícil respirar con normalidad. Se debe realizar un control más estricto a las volquetas, buses y camiones que son los que más contaminan y nos tiran el humo directamente”, dijo el líder ciudadano.
Hace seis años, Francisco Morales Covo compró una moto para desplazarse de su casa al trabajo y viceversa. Además del casco, usa una chaqueta especial que lo protege del contacto con el pavimento ante una caída. Esta prenda, dijo, es el principal indicador de cómo ha empeorado la calidad del aire, ya que constantemente le toca lavarla por lo sucia que queda (por el humo) después de usarla varios días, algo que no sucedía tan a menudo hace unos años.
De acuerdo con el epidemiólogo, los motociclistas jóvenes de hoy, serán las personas más enfermas en el futuro, ya que esos contaminantes cuando entran al pulmón, nunca más vuelven a salir.
“Si yo fuera un motociclista, me desplazaría con un tapabocas, un pañuelo o un pasamontañas, para evitar al máximo ese aire contaminado y trataría de evadir las horas pico”, sugirió Martínez López.
Máscara antipolución
En el mercado se consiguen unas máscaras especiales para los motociclistas y ciclistas, las cuales reducen significativamente la exposición vulnerabilidad de estas personas a la contaminación de las fuentes móviles.
“Las máscaras antipolución efectivas aíslan completamente nariz y boca permitiendo la entrada de aire únicamente a través del filtro, el cúal es capaz de retener el 99.9 de partículas contaminantes, el polvo, vapores y gases tóxicos”, explicó Andrés Vargas Morales cofundador de mascarasantipolucion.com, quien agregó que el calor, la humedad y CO2 resultado de la respiración es expulsado por las válvulas que se encuentran a cada lado de la máscara (ver gráfico).
Estas máscaras pueden costar entre $149.000 y $249.000, dependiendo del diseño, tipo de filtro y válvula; sin embargo, hay otras opciones como el tapabocas balaclava, que en Internet u otros almacenes se puede conseguir desde 24.000 pesos, o el respirador libre de mantenimiento N95, 3M™ 8210V, que se usa en sectores como minería, construcción, petróleo y gas y procesamiento de alimentos; este último tiene un costo de $3.850, pero tiene una vida útil de tres días.
Mortal realidad
Ahora bien, aunque los motociclistas son los más vulnerables, todos en el Valle de Aburrá estamos expuestos a este ambiente tóxico que nos está matando lentamente.
La facultad de Salud Pública de la U. de A. reveló que el número de personas que fallecen en Medellín por causa de las enfermedades respiratorias crónicas es cada vez más alto. Para 1980 morían unas 200 personas anualmente por esta causa en la ciudad y para el año 2012 este valor se quintuplica con cifras cercanas a 1000.
Han pasado cuatro años y tres meses y el panorama no mejora. De hecho, según el último reporte de la Secretaría de Salud de Medellín, entre el 1 de enero y 12 de marzo de 2016, incluso antes de que se declarara la alerta por contaminación, se registraron 138.554 consultas médicas por enfermedades respiratorias en la ciudad, esto representa un aumento del 20 por ciento, en relación con el mismo periodo del año pasado.
Los puntos de monitoreo de calidad del aire en Medellín registran los 160 microgramos de PM2.5 de contaminación, superando en tres veces la media nacional, que es de 50 microgramos, y más de seis veces la media internacional recomendada por la Organización Mundial de la Salud, que es de 25 micras.
“Tener partículas de 2.5 micras en el aire que es la alerta que emitió el Área Metropolitana, puede afectar la salud de los ciudadanos, estas son partículas muy pequeñas que ingresan a las vías respiratorias y generan problemas de salud”, indicó Rita Almanza Payares, epidemióloga de la secretaría de Salud de Medellín.
Con este panorama, para el médico de urgencias del Hospital General de Medellín, Carlos Peláez, cualquier habitante del Valle puede sufrir una enfermedad pulmonar obstructiva por la contaminación.
276 %
por ciento es la variación del crecimiento de las motos en el Valle de Aburrá.