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Sistemas de energía sostenible que sean asequibles para todos y sin emisiones de carbono, un sistema alimentario regenerativo y equitativo y que todo el capital financiero sea movilizado para apoyar la sostenibilidad del planeta, son algunos de los puntos establecidos en la hoja de ruta, que recibió el nombre de Visión 2050, lanzada por el Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible (Cecodes).
Para ese año, según proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se espera que la población del mundo aumente a 9.000 millones de personas, por lo que se necesitarían acciones concretas para que estas tengan un buen nivel de vida sin rebasar los límites del planeta.
Así, con el fin de alcanzar esta sostenibilidad en los próximos 30 años, más de 5.000 de las principales empresas del mundo consignaron su visión de sostenibilidad para 2050 y establecieron nueve líneas de trabajo mediante las cuales las empresas deben trabajar: energía, transporte y movilidad, espacios para vivir, productos y materiales, productos y servicios financieros, conectividad, salud y bienestar, agua y saneamiento, y alimentación.
Los puntos a trabajar
Los cambios que se han generado en el mundo, derivados de la emergencia sanitaria por la covid-19, han dificultado los avances en términos económicos, sociales y ambientales, y han vuelto más relevantes asuntos como la transformación de los sistemas globales, los enfoques regenerativos de los negocios y la posibilidad de que se dé una reinvención del capitalismo, como se planteó en Visión 2050.
Sergio Rengifo, director de Cecodes, en diálogo con EL COLOMBIANO, afirmó que el mundo está enfrentando tres desafíos globales urgentes: la emergencia climática, la pérdida de la naturaleza y la desigualdad creciente. Por esto, expresó, esta hoja de ruta establece estrategias de transformación para que las empresas, en los diferentes países, trabajen en soluciones para avanzar hacia un desarrollo sostenible.
La primera línea que estableció Visión 2050 es la energía. Para lograr un cambio estructural a largo plazo en los sistemas energéticos, los puntos que deberían trabajar las empresas van desde planificar e implementar una eliminación gradual de toda la generación de energía a base de carbón para el año 2040 y reducir la participación del carbón en la generación total de electricidad mundial a menos del 10 % para 2030, hasta abogar por políticas, como la fijación de precios del carbono, que conduzcan a la eliminación efectiva de los subsidios a los combustibles fósiles.
“Debemos trabajar en la carbonización de la energía; es decir, alejarnos de los combustibles fósiles que son los que generan el calentamiento global. También es importante que los materiales que están utilizando las empresas cotidianamente para ofrecer sus productos y servicios sean circulares. No es continuar con el modelo lineal de extraer, producir y desechar, sino poner a recircular y regenerar todos los recursos naturales”, apuntó Rengifo.
Por su parte, para Alfredo Manrique Reyes, asesor senior en Políticas Públicas de ONU Hábitat para los países andinos, uno de los desafíos que tiene el mundo, y que aborda esta línea, es hacer un tránsito urgente de las energías altamente contaminantes, como las derivadas de los combustibles fósiles, para utilizar energías limpias derivadas de la energía eólica: “En algunas ciudades ya hay ejemplos notables en materia de economía circular, de utilización de tecnologías limpias en la producción de energía y de infraestructura, lo cual puede ser una esperanza para revertir estos daños sobre el planeta por el calentamiento global”, dijo.
Por otro lado, el objetivo es que las empresas puedan desarrollar y adoptar políticas ambiciosas de movilidad corporativa sostenible que fomenten la electrificación de flotas corporativas, el uso compartido de vehículos y el teletrabajo.
Para Gustavo Cabrera, proferos de Salud Pública de la Universidad de Antioquia y experto en movilidad, las empresas como órganos corporativos tienen un papel fundamental por la búsqueda de su electrificación y, en particular, de estrategias de movilidad sostenible.
“Las compañías tienen que apostar por esos avances en materia de movilidad sostenible y decidir cuáles recursos utilizar y cuáles inversiones hacer. Es importante que ellas tengan presente que existe un marco de política global y una normatividad que las obligan a implementar estos cambios”, dijo.
Asimismo, las empresas deberán trabajar en espacios saludables e inclusivos , así como en productos y materiales que integren soluciones amigables con la naturaleza para la construcción de edificios y espacios. Por ejemplo, desarrollar modelos comerciales circulares que mantengan el valor de los materiales y recursos durante la vida útil de las estructuras construidas.
Por su parte, en cuanto a un capital financiero movilizado para apoyar el desarrollo sostenible, la Visión 2050 recomendó abogar por un entorno de política financiera sostenible que permita la transparencia y la evolución de los conceptos de deber fiduciario y enfoques estratégicos, así como avanzar hacia la unión de empresas e inversores con los emisores de las normas para la toma de decisiones relacionadas con la sostenibilidad.
Finalmente, la recomendación es que, primero, las empresas colaboren con los gobiernos e instituciones financieras para brindar la infraestructura y las ofertas de servicios necesarios, con el fin de garantizar una conectividad a internet asequible y confiable para todos.
Segundo, la sugerencia es, junto con los gobiernos, ayudar a promover políticas, estándares de seguridad y soluciones financieras para construir infraestructura relacionada con el agua y el saneamiento en regiones desatendidas. Aquí también se destaca implementar enfoques sobre un buen uso y administración del agua.
Con respecto a la alimentación, las empresas deberán adoptar y difundir prácticas agrícolas y acuícolas que sean resilientes, regenerativas y circulares y que produzcan mayores rendimientos con mayores niveles de nutrición. El consejo es buscar que, a través de campañas de marketing y educación, el comportamiento de los consumidores y empleados cambie hacia opciones de alimentos más saludables y sostenibles, y reduzca el desperdicio de alimentos.
Desafíos en tiempos críticos
Aunque de 2020 a 2050 se estableció la “hora de la transformación”, y hoy existen marcos guías como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Acuerdo de París, el cambio, según Rengifo, no está ocurriendo ni a la velocidad ni a la escala necesaria.
Para Ana María Zambrano, directora del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), las empresas deben ir más allá del aspecto económico de la sostenibilidad si se quiere tener avances significativos: “Deben pensar cómo, desde su razón de ser, pueden impactar en términos ambientales y sociales. No es quedarse con los mínimos cumplimientos de ley, es hacer el ejercicio de que, a partir de eso que se hace, se esté contribuyendo al desarrollo de esos objetivos sostenibles”, dijo.
Por su parte, Manrique señaló que uno de los principales retos que se plantean es que las sociedades, las empresas y los gobiernos tomen consciencia de que la amenaza sobre la sobrevivencia del planeta es real, por lo que se necesita actuar en consecuencia: “Muchos de estos actores piensan que estas son acciones simplemente para disminuir la rentabilidad, para mermar la acumulación de la riqueza y de poder, y entonces no adelantan las acciones que el mundo está demandando”, dijo.
Los expertos coincidieron en que, uno de los principales retos para alcanzar los objetivos de la Visión 2050 y la sostenibilidad del planeta, es la articulación de todos los actores: gobierno, sociedad y empresa.
Desafíos en tiempos críticos
Aunque de 2020 a 2050 se estableció la “hora de la transformación”, y hoy existen marcos guías como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Acuerdo de París, el cambio, según Rengifo, no está ocurriendo ni a la velocidad ni a la escala necesaria.
Para Ana María Zambrano, directora del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), las empresas deben ir más allá del aspecto económico de la sostenibilidad si se quiere tener avances significativos: “Deben pensar cómo, desde su razón de ser, pueden impactar en términos ambientales y sociales. No es quedarse con los mínimos cumplimientos de ley, es hacer el ejercicio de que, a partir de eso que se hace, se esté contribuyendo al desarrollo de esos objetivos sostenibles”, dijo.
Por su parte, Manrique señaló que uno de los principales retos que se plantean es que las sociedades, las empresas y los gobiernos tomen consciencia de que la amenaza sobre la sobrevivencia del planeta es real, por lo que se necesita actuar en consecuencia: “Muchos de estos actores piensan que estas son acciones simplemente para disminuir la rentabilidad, para mermar la acumulación de la riqueza y de poder, y entonces no adelantan las acciones que el mundo está demandando”, dijo.
Los expertos coincidieron en que, uno de los principales retos para alcanzar los objetivos de la Visión 2050 y la sostenibilidad del planeta, es la articulación de todos los actores: gobierno, sociedad y empresa.
¿Y los costos?
Con respecto a los costos que implicaría la sostenibilidad, Zambrano afirmó que esta “no es un asunto meramente filantrópico”, y agregó que: “La sostenibilidad no tiene que ser más costosa. Se puede incorporar al modelo de negocio con ese propósito de tener impactos tangibles y no tangibles que garanticen la perdurabilidad de la organización. Si tienes una marca responsable, transparente y coherente, eso se verá reflejado en unas mejores ventas, en una comunidad que te protege, te remienda y te relaciona”, apuntó.
Para Rengifo, por su parte, esto no se debe considerar un gasto sino una inversión: “Yo puedo hacer una inversión en mejoras ambientales y eso retorna dependiendo el impacto que estoy generando. Es cambiar el chip de cómo venimos haciendo negocios de una manera tradicional y empezar a identificar las oportunidades que tiene este marco del desarrollo sostenible dentro del capital actual y los beneficios a largo plazo”, expresó.
El papel de los gobiernos
“Los gobiernos tienen diversas tareas. Una de ellas es todo el tema regulatorio, que tiene que ver con establecer unas pautas de juego para la producción limpia y, en ese sentido, también está la suscripción de todos los tratados y convenios internacionales”, afirmó Manrique.
Asimismo, destacó que es importante lo sancionatorio, es decir, la aplicación de la normativa a todos los agentes contaminantes y destructores de los ecosistemas. Y agregó que es necesario el estímulo a la innovación, como generar facilidades impositivas o tributarias para los empresarios que utilicen tecnologías limpias, así como la promoción de la participación ciudadana en todas las estrategias de desarrollo sostenible.
Para Sergio Isaza, fundador y gerente de Gestión de Riesgos Sostenibles (GRS), organización que diseña y estructura soluciones financieras, el papel de los gobiernos, como facilitadores del cambio, es crucial.
“El documento de Visión 2050 no es una burbuja, no se puede ver como una cosa que solo las empresas van a hacer para ellas mismas y que así van salvar el mundo. Hay que destacar que todos los temas de sostenibilidad se habían trabajado desde los gobiernos, pero ahora llegan empresas grandes y deciden apostarle a las energías renovables, por ejemplo. Ahora es el sector empresarial el que se está alienado con el gobierno en aras a la sostenibilidad”, expresó Isaza.