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Entrar a un museo es como abrir un libro o emprender un viaje: es conocer nuevos mundos, historias y paisajes, encontrar otros ángulos y perspectivas, abrirse espacio entre las ideas de los artistas y es la oportunidad de olvidarse, por un momento, de la realidad actual.
El Ministerio de Cultura indicó que los museos son espacios “claves para la recuperación de la confianza de la ciudadanía en el espacio público, porque permiten recorridos individuales con el distanciamiento físico entre personas”.
Y aún con todo este potencial, sorprende que, como explicó Sergio Velásquez, gerente general de Travel Solutions, haya espacios de ciudad que son ejemplo de transformación y que no están siendo visitados con frecuencia.
Así, mientras el Jardín Botánico recibió los primeros días a 9.000 personas y el Explora a 3.500; el Museo de Antioquia, de Arte Moderno y el Pedro Nel han tenido un despertar más lento.
Antes de la pandemia, dijo, recibían hasta 850 visitantes diarios pero, en sus primeras semanas, el promedio fue de 60. “Lo que antes nos hacíamos en dos días ahora lo logramos en 20”, agregó Escobar. Los ingresos propios disminuyeron 80 % y, cuando anualmente se recaudaban $12.000 millones, ahora se enfrentan a una disminución de 50 % a 60 %.
“Nosotros cumplimos con todos los protocolos e invitamos a visitarnos porque el arte es compañía espiritual: perderse en las salas y contemplar las obras es alimento en estas épocas”.
“Aunque la virtualidad no es lo mismo, tiene otras ventajas, como acercar a personas de otros lugares al museo o ampliar la capacidad”, explicó Dora Vélez, directora del área de Desarrollo y Gestión Comercial del Mamm. Las primeras semanas, el promedio de visitas diarias fue de 22 personas, pero para la tercera semana ya alcanzaban 43 con apertura, casi total, de sus locales.
Los ingresos propios, que equivalen a 39 % del total, disminuyeron dos terceras partes porque las tiendas dejaron de pagar rentas y el parqueadero y la taquilla cerraron.
Están abiertos el Taller Robledo con la exposición de Libia Posada; la de David Escobar, el cuarto piso, con la nueva colección; la sala de experimentación sonora y una función de cine diaria a las 6:45 p.m. de jueves a domingo.
El museo tuvo que cambiar el sentido y la disposición de las exposiciones para realizar recorridos unidireccionales que garanticen el distanciamiento físico, y también aprovecharon la virtualidad para realizar videoconferencias y charlas y estar activos en redes sociales, donde han logrado participación de personas de varias partes del mundo en actividades y retos. Además, se han apoyado de su participación en Google Arts escaneando algunas obras.
El director, Álvaro Morales, informó que la reapertura fue costosa (cerca de $50 millones de inversión) sobre todo por los tropiezos y aprendizajes, y que los ingresos bajaron hasta 65 %, pero que han logrado mantener todos los empleos con los salarios al día y todas las garantías laborales. Además, explicó que contaron con el apoyo de empresas públicas y privadas como Alcaldía, Comfama, Confiar y Comfenalco, entre otras.