Cinco principios ordenadores tiene el nuevo Plan Urbano y Ambiental para el Centro de Medellín. El primero apunta a la calidad de vida, para hacer de él un espacio habitable, que nos convoque y nos reúna. Un segundo es el espacio público, dirigido al ordenamiento de las calles, los andenes, las plazas y los parques.
Educación es el tercero, en virtud de que el Centro congrega al día 120 mil estudiantes en instituciones de primarias, secundarias y universitarias. De la mano con la educación va la cultura, el cuarto principio ordenador, como foco de las actividades que permiten disfrutar de este espacio colectivo. Y el quinto, pero no menos importante es la movilidad.
El Plan de Desarrollo de Medellín, destina 230 mil millones de pesos para revitalizar el corazón de la ciudad y lograr que los medellinenses cuiden y se apropien de la historia, la arquitectura, el arte y la memoria que reside en los parques y plazas del Centro, que aunque para muchos sea parte del paisaje y pase desapercibido, ante los ojos de visitantes es lo que los representa.
El director de Proyectos Estratégicos de Medellín, Alejandro Restrepo Montoya, es uno de los responsables de repensar las oportunidades que ofrece el punto más estratégico de la ciudad.
Para este arquitecto, el espacio se ha venido transformado y se ha perdido una característica de las ciudades europeas y es que las centralidades se habitan.
“El mejor barrio de una ciudad es el centro, donde están todos los servicios disponibles, colegios, universidades, los museos de mayor calidad como pasa en nuestro Centro. Tenemos que habitarlo, es el principio ordenador número uno”, señala Restrepo Montoya, quien también es candidato a doctor en ingeniería y arquitectura.
Desde el plan se propone evaluar el espacio de la avenida La Playa, estudiar con detenimiento la humanidad de la Estación Villa y el barrio San Benito. Promover condiciones que garanticen calidad de vida, intervenir los espacios de vivienda, de comercio y culturales, que siempre han estado pero que pocas veces se hace visible.
“La conexión entre el parque de San Antonio, la plaza de Bolívar y la articulación con el barrio Prado es fundamental a través de paseos ambientales. También la intervención del eje sobre Juan del Corral nos tiene en un punto de estudios profundos. Es una intervención integral a partir de los ejes urbanos de mayor importancia. Galería Bolívar es un proyecto que está a punto de comenzar su construcción. Interviene desde San Juan por todos los bajos del viaducto del metro hasta la estación Parque Berrío, recualificando los bajos del metro y generando espacios urbanos y públicos. Es un proyecto juzgado por un jurado internacional de arquitectura desde la administración anterior, se da continuidad a las buenas ideas”, explica el director de Proyectos Estratégicos.
El espacio público es el tema más sensible del proyecto, porque no se trata solo de adecuar andenes, crear bulevares o volver peatonales una o dos calles, si no de crear una política pública o de plantear alternativas para las personas que buscan un sustento a través de las ventas informales.
La gerente del Centro de Medellín, Pilar Velilla, reconoce que este es el mayor reto de la Administración, porque involucra a los ciudadanos en condiciones vulnerables, donde también se camuflan actividades ilícitas y delictivas.
“Lo que queremos comunicar es que estamos de acuerdo en que en el espacio público haya ventas a cielo abierto, pero reglamentadas, ordenadas, dignas y que se entreguen a las personas que lo necesiten y que están dispuestas a cumplir con las normas, pero sobre todo que su trabajo redunde en un beneficio económico para ellos y sus familias y no para quienes, en muchos casos, los explotan, con esto me refiero, por ejemplo, a quienes tienen gran número de puestos o de ventas en el espacio público”, dice Velilla.
Para la gerente, la iniciativa no es para reactivar ni recuperar el Centro, porque sus dinámicas, defectos y virtudes, la oferta educativa y cultural siempre ha estado. Además, es el sector de Medellín que concentra el mayor número de visitantes diarios, por encima de muchas ciudades intermedias del país.
“No hay que activarlo, la urgencia es organizarlo, dignificar todas las actividades que se realizan en él, de manera que todos lo podamos visitar con seguridad y disfrute. Que sus habitantes, tanto los vivientes como quienes ejercen sus actividades en esta zona de la ciudad, puedan hacerlo en medio de la convivencia, con la garantía de que les respetan sus derechos, pero al mismo tiempo con la obligación de cumplir con sus deberes ciudadanos; hay que corregir malas prácticas, indisciplinas sociales que lo afectan, hay que ejercer la autoridad para que todos lo podamos disfrutar, aprovechar y aprender de sus valiosos contenidos”, añade.