En medio del consejo de seguridad que abordó la crisis sostenida en la seguridad en el Oriente antioqueño, el gobernador Andrés Julián Rendón anunció una recompensa de hasta $100 millones por información que conduzca a la captura de alias “Fantasma”, señalado como uno de los cabecillas del Clan del Golfo que están liderando la avanzada desde el Magdalena Medio para controlar el Oriente antioqueño.
Rendón, en el encuentro realizado en el municipio de San Carlos, aseguró que hubo una disminución en la región de los homicidios en un 25%, pero en contraste aumentaron otros delitos como las lesiones personales y la violencia sexual y doméstica.
En cuanto a las estructuras organizadas que mantienen en vilo a la región, la fuerza pública destacó golpes sistemáticos a las rentas criminales de organizaciones como el Clan del Golfo, con el desmantelamiento de decenas de laboratorios para el procesamiento de estupefacientes, que este grupo narcoterrorista ha diseminado por todo el Oriente, desde el Valle de San Nicolás hasta el Magdalena Medio, incluso muy cerca a zonas de altísima demanda turística como El Peñol y Guatapé.
Hay que recordar que el Clan del Golfo lanzó desde hace al menos seis años una estrategia de retoma neoparamilitar para controlar el Oriente y el Magdalena Medio, tal como en el pasado lo hicieron los paramilitares del Bloque Metro y Magdalena Medio. El objetivo, según han señalado la fuerza pública e informes de inteligencia, es copar el territorio, sobre todo zonas que fueron históricamente bastiones de las Farc y el ELN, todo ese corredor que atraviesa Santa Ana en Granada y conecta al Valle de Aburrá con la zona de Bosques del Oriente y más allá con Puerto Berrío, Puerto Triunfo y demás puntos estratégicos del Magdalena Medio.
La fuente de financiación de esta retoma criminal han sido la minería ilegal y el microtráfico. El Clan del Golfo ha llegado incluso al punto de reabrir minas clausuradas desde hace 40 años, al tiempo que ha llevado “personal” desde el Bajo Cauca para que opere dragas y maquinaria amarilla sobre ríos como el Melcocho, Santo Domingo, la cuenca del Nare, el Calderas y decenas de ríos más, poniendo en riesgo no solo la soberanía hídrica de una región cuyo retorno masivo tras la guerra se basó, en gran medida, por la riqueza hídrica para reactivar la economía, sino también que pone en riesgo la operación de las hidroeléctricas por los estragos que causa la minería a gran escala sobre ríos, incluyendo la colmatación y sedimentación.
Para ese plan tan ambicioso, el Clan del Golfo delegó a criminales con extenso recorrido, como Oliverio Isaza, “Terror”, el hijo del exjefe paramilitar Ramón Isaza, quien fue uno de los artífices de esa estrategia que, según inteligencia se planificó con la cúpula del Clan del Golfo en las montañas del municipio de Granada.
Otra ficha clave fue Juan Carlos Rodríguez, alias Zeus, el oficial que terminó convertido en narcoparamilitar. Zeus fue abatido el 28 de septiembre de 2024 en medio de enfrentamientos entre el Clan del Golfo y la Fuerza Pública, en San Francisco, municipio montañoso del Oriente antioqueño. El turno para Terror llegó meses después, el 22 de febrero de 2025, cuando su extensa carrera criminal de 40 años llegó a su fin en otro operativo del Ejército en el que cayó acribillado junto a otros ocho integrantes del Clan.
Ambos golpes, según han señalado las autoridades, representan un duro revés en los planes de expansión del Clan del Golfo, que además libra guerras locales con bandas delincuenciales llegadas desde el Valle de Aburrá. Sin embargo, los informes señalan que la estrategia de control sigue intacta y que nuevos criminales estarían pidiendo pista en el organigrama del Clan que busca quedarse con el control del Oriente antioqueño.
