El anhelo que tenían los santafereños y por el que venían luchando hace más de veinte años, de ver mejorado el parque principal de su localidad, por fin se hará realidad con la intervención que acaba de iniciarse y que le dará a este sitio emblemático de la Ciudad Madre un aspecto más verde y un nuevo urbanismo, con más espacios para el peatón, más árboles y jardines y una nueva estructura de su piso empedrado.
La intervención supera los $2.300 millones, de los cuales el Gobierno Nacional, a través del Departamento para la Prosperidad Social -DPS- aporta $1.500 millones y el resto el municipio, que se encargó de asumir los costos de la demolición del piso, una cifra superior a los $800 millones.
La demolición inició el 16 de enero y ya culminó. En este momento no se labora en el lugar, pero eso no significa que las obras estén paradas. El secretario de Planeación, José Roso Muñoz, explica que la construcción de las obras se hará por etapas y esta semana inicia la uno.
“Aunque la gente no ve obreros, con EPM estamos en el proceso de diseñar la instalación subterránea de las redes de electricidad, gas, acueducto y alcantarillado, porque hay que reemplazar las que ya no sirven e instalar algo duradero, con una vida útil de 40 o 50 años”, señala. Insiste en que la obra se prometió para ser entregada entre octubre y noviembre de este año y el cronograma se cumplirá.
¿Cómo es la intervención?
Por ser una ciudad histórica y estar entre los pueblos patrimonio de Colombia (con el de Jardín, Jericó, Mompox, Villa de Leyva, Monguí, Aguadas, Salamina, Santa Cruz de Lorica, Guaduas, Ciénaga, La Playa de Belén, Girón, Socorro, Barichara, Honda y Guadalajara de Buga), las intervenciones que se realicen en sus espacios deben ser autorizadas por el Ministerio de Cultura. Esta cartera había aprobado unos diseños, pero los mismos fueron modificados.
“En una visita del presidente Juan Manuel Santos a Santa Fe, él prometió la obra, se contrataron los diseños y fueron aprobados, pero varios historiadores y arquitectos expresaron su inconformismo, porque en vez de piedra, al piso se le iba a poner pavimento y eso rompía la armonía arquitectónica, por lo cual decidimos construir con la comunidad un nuevo diseño”, relata el alcalde, Saulo Armando Rivera Fernández.
Por varios meses se hizo socialización, diferentes sectores aportaron ideas y se llegó en consenso a volver a la piedra como base. Se le da mucho más espacio arborizado, que es esencial para una ciudad de clima caliente como Santa Fe.
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Reformas necesarias
En agosto pasado, mediante la Resolución 2279 de agosto de 2016, el Ministerio de Cultura aprobó los nuevos diseños y el DPS, a través de Fonade, contrató las obras.
Aunque hay sectores afectados, el concepto general de los pobladores es que la restauración es necesaria y están seguros de que los turistas disfrutarán mucho más de sus visitas y estadías en la localidad.
“Esas reformas se veían llegar, todo lo que se haga para mejorar debe generar bienestar, tal vez el proceso no se haya socializado mucho, pero no se puede frenar algo necesario”, expone Humberto Alcaraz, que antes fue hotelero y siempre ha tenido un liderazgo social en la localidad del Occidente antioqueño, con 475 años de historia y que en sus inicios fue capital de Antioquia hasta que varios hechos históricos le dieron ese privilegio a Medellín.
Santa Fe, con 8 iglesias, siete parques y 25 mil habitantes, por conservar su estilo colonial, fue declarado Monumento Nacional en el año 1960. Su parque principal es conocido como la Plaza Mayor de Bolívar y tiene un área entre 1.800 y 2.000 metros cuadrados. Será restaurado en su totalidad por los cuatro costados, pero solo en el piso. No se tumbarán muros ni se reformarán los inmuebles que lo circundan. Se intervendrán andenes, jardineras, zonas verdes y peatonales y el piso combinará piedra y cerámica en divisiones bien definidas.
“No se talará ni un árbol, al revés, se sembrarán nuevas especies para incrementar el jardín nativo”, subraya el secretario de Planeación. Se verán clavellinas al lado de árboles de mango, mamoncillo, tamarindo y ceibas, que son los que hay hoy día. También se mejorarán las luminarias y se dotará el lugar con mobiliario urbano, bancas y recipientes para residuos.
Por el atrio no volverán a cruzar vehículos, mientras en un radio de dos cuadras, se impedirá la circulación vehicular previendo que el caos que se vive los fines de semana, cuando llegan más de 2.000 carros y motos, no se vuelva a ver.
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El escenario despejado
Además del plan vial que se pondrá en marcha para impedir la circulación vehicular por el centro histórico, en el nuevo parque no habrá espacio para los fruteros ni los artesanos, que llevan más de veinte años en el lugar. Los primeros son 26 y están agrupados en Afrusán -Asociación de Fruteros de Santa Fe-, que fueron ubicados temporalmente en el parque Monseñor Toro, aledaño a la Basílica, a un lado del parque.
Su líder, Rosalba Borja, secretaria General, señala que entiende que el parque se moderniza y seguramente atraerá más turistas, que son los que compran sus productos, pero no quieren que los desplacen.
“Nos van a trasladar a la plaza y allá no podemos ir, porque eso queda al otro lado de la Variante (vía que lleva a Cañasgordas) y allá no van los turistas”, comenta. Pide que si no podrán estar en el parque, al menos los dejen en el Monseñor Toro.
Sus colegas artesanos, en total 21, fueron ubicados en el parque La Chinca, dos cuadras arriba, donde viven días difíciles porque por allí no circulan muchos turistas en esta época y se ven casetas vacías, pues muchos ni abren ya, señala Mónica Loiza, su presidenta.
“Para nosotros esta es la quiebra, por aquí nadie pasa y las ventas rebajaron en 90 %”, dice. Avizora que en el Centro de la Fruta y la Artesanía, que se construye en la plaza con una inversión de la Alcaldía de más de $1.500 millones, todo será peor y expone las mismas razones de los fruteros.
En Santa Fe, según el secretario de Hacienda, Guillermo Urrego, hay 1.288 negocios y gran parte de la población vive del turismo. Hoteles, restaurantes, supermercados y demás se beneficiarán del parque remodelado, pero por el momento sufren el impacto.
“La ventas han bajado en más del 50 %, yo tengo dos negocios y despedí ya tres empleadas”, subraya Salim Mustafá, de Brosty Mario y Restaurante Ruiseñor y líder de los comerciantes.
Él no atribuye la caída solo a las reformas del parque: “Hay que tener en cuenta los nuevos impuestos, las alzas y la difícil situación que vive el país, es una suma de muchos factores a los que sin duda hay que sumarles el parque”, advierte, pero está seguro de los grandes beneficios que traerá el cambio.
En la Ciudad Madre hay ansiedad por ver la obra concluida. El renacer del parque traerá prosperidad para los santafereños y más goce para los turistas. Algo de lo que nadie duda en esta ciudad tan cargada encantos. Y de historia.
