Un lanzagranadas y una carabina serían las armas que una organización delictiva del corregimiento Altavista tendría destinadas para el asesinato de un policía y del alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez.
El plan criminal, que fue revelado ayer por EL COLOMBIANO, se venía gestando desde hace un mes, cuando un informante se presentó al búnker de la Fiscalía y entregó los primeros datos que configuraron la investigación.
Los agentes iniciaron las pesquisas, para descartar una posible farsa, y confirmaron la presencia de las bandas y el alias de los delincuentes que el informante entregó.
A través de interceptaciones telefónicas, escucharon que los sospechosos hablaban de “la Rebeca” y “la Canosa”, y determinaron que no se trataba de señoras, sino de un lanzagranadas MGL de 40 milímetros y una carabina.
El propósito, según la investigación preliminar, sería matar a un policía para usarlo como señuelo, y una vez acudiera el mandatario al lugar de los hechos, ejecutar un segundo ataque a distancia.
El pasado 26 de julio, la Fiscalía envió una carta al alcalde Gutiérrez, informándolo de esta situación, así como al general Óscar Gómez, comandante de la Policía Metropolitana. Y este martes, se expidió un poligrama en el cual se alertaba a los uniformados de Belén y Altavista sobre la inminencia de un atentado.
Ayer, cuando este embrollo se hizo público, en la Alcaldía de Medellín se realizaba un consejo de seguridad. El problema de Altavista salió a flote de nuevo y hubo autocrítica, pues ha pasado más de un mes desde que comenzó la intervención integral en el corregimiento y la Fuerza Pública no ha ejecutado ni una sola operación importante y los cabecillas siguen en la calle, sin órdenes de captura.
Finalizada la reunión, Gutiérrez se desplazó con los comandantes de la Policía y el Ejército hasta Altavista, donde declaró: “Que ni se les ocurra (a los delincuentes) atentar contra un policía para llegar a mí. Que sepa la comunidad que no está sola; que sepan los criminales que ellos sí lo están y pronto van a caer”.