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Embolsados: una macabra venganza que está disparada en el Aburrá

Van 22 casos este año, mientras que en 2021 se registraron 20. Cobro de cuentas y reorganización de bandas serían las razones.

  • En una cañada del barrio Machado, de Copacabana, fue encontrado un cadáver en sábanas y bolsas. FOTO SANTIAGO OLIVARES TOBÓN
    En una cañada del barrio Machado, de Copacabana, fue encontrado un cadáver en sábanas y bolsas. FOTO SANTIAGO OLIVARES TOBÓN
20 de septiembre de 2022
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El abandono en parajes solitarios de extraños paquetes grandes, los cuales contienen en su interior cuerpos sin vida, se está volviendo escena habitual este año en el Valle de Aburrá. Según las cifras de la Policía Metropolitana, a falta de 102 días para terminar este año, ya van dos casos más de embolsados que en todo 2021.

Nada más en la madrugada de ayer, en las afueras de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia, uno de los vigilantes en su ronda encontró un paquete de grandes de dimensiones, el cual estaba cubierto con una cobija. Al verificar por un agujero el contenido, se encontró el cadáver de un hombre, empacado en posición fetal.

En este punto, ubicado en la calle 64 con la carrera 53, en el barrio Jesús Nazareno, en la comuna 10 (La Candelaria), las autoridades establecieron que este cadáver embolsado es el de Braian Arango González, de 27 años.

Este hombre es la cuarta víctima de una macabra racha que se ha venido registrando en el Valle de Aburrá y que comenzó el 11 de septiembre con la muerte de uno de los cabecillas de antaño del grupo delincuencial Los Pesebreros: Javier Ventura Marín Álvarez, alias “Tatú” (ver recuadro).

Con estas dos muertes, en apenas ocho días se han registrado cuatro casos de embolsados en el Valle de Aburrá, tres en Medellín y el restante en Bello, en un sector que se ha convertido en un botadero de muertos. Este año ya van 22 casos, mientras que en todo 2021 se contaron 20.

Reorganización criminal

Una reorganización entre bandas delincuenciales sería el principal móvil detrás de estos hechos delictivos, con los que se busca torturar a la víctima antes de acabar con su vida.

Germán Antía Montoya, biólogo de la Universidad de Antioquia y experto en temas forenses, señaló que este modo delictivo tiene como finalidad eliminar la mayor cantidad de evidencias a la hora de asesinar a una persona, además de borrar algún arraigo con el lugar donde se perpetró el crimen.

“Los delincuentes buscan dejar el menor número de evidencias forenses, pero con la tecnología de estos tiempos siempre se encontrará alguna huella para que se genere la ruta para la investigación de estos crímenes”, señaló.

Según los informes de inteligencia, las principales bandas que estarían detrás de esta modalidad serían La Terraza, Los Triana y Los Pesebreros, banda a la cual pertenecía alias “Tatú”, el embolsado más reconocido de este año por su relevancia en el bajo mundo.

En la mayoría de casos, según los expertos y la Policía Metropolitana, esto se debería a disputas por el control de las rentas criminales, mientras que en otros casos, como el sucedido con el otrora cabecilla de Los Pesebreros, se debería a ajustes de cuentas internas entre estas organizaciones delincuenciales.

Pero ante la situación generada en Bogotá se ha llegado a hablar de la presencia de organizaciones venezolanas en el Valle de Aburrá, situación que ha sido desvirtuada tanto por las autoridades como por conocedores del conflicto urbano.

Luis Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo (Corpades), explicó que esta situación se viene presentando entre bandas locales, algunas emergentes en la dinámica del conflicto de la región, descartando la presencia del Tren de Aragua, una de las señaladas en los rumores urbanos que no han tenido fuerza.

Incluso, el alcalde Daniel Quintero desmintió la presencia de esta organización criminal oriunda del estado venezolano de Aragua. “Ha habido intentos de este grupo criminal de entrar, han sido todos fallidos gracias a las acciones de la comunidad y de las autoridades, con investigaciones y algunas capturas. La comunidad no ha permitido que lleguen grupos criminales a dominar sus territorios”, dijo.

Se extiende hacia el norte

Contrario al fenómeno registrado durante el año pasado, cuando 11 de los 15 casos que iban al 19 de septiembre se concentraron en Medellín, este año la modalidad se ha ido dirigiendo hacia el norte del Valle de Aburrá, zona donde tiene mayor fuerza el grupo delincuencial Los Triana.

En Bello se han presentado siete muertes bajo esta modalidad en cinco hechos. De estos, cuatro se han registrado en un tramo de la avenida Regional, a la altura del barrio La Gabriela, que se ha convertido en el sitio predilecto para abandonar cadáveres.

“Este año llevamos cinco casos de homicidios en la modalidad de embolsados, todos investigados por la Fiscalía General de la Nación”, dijo la secretaria de Seguridad de Bello, Daniela Ortega.

Para completar la estadística del norte, se han registrado otros tres casos, dos en Copacabana y el restante en Barbosa, en hechos de los cuales poca información tienen las autoridades.

Lo concerniente a Medellín, la cifra llega a los nueve casos, distribuidos en el nororiente, suroccidente y el centro de la ciudad, lo que implicaría a varias estructuras que, en algún momento del año, quisieron dejar algún mensaje a otras bandas.

El sur tampoco ha salido bien librado este año: en Itagüí se tiene registro de dos casos, mientras que en La Estrella se presentó el restante.

En uno de los hechos registrados en Itagüí, la víctima fue la DJ Marcela Graciano García, de 31 años, quien fue hallada dentro de su casa en una bolsa, en el barrio El Rosario, de Itagüí, el 19 de mayo, hecho por el cual fue capturado un ciudadano venezolano identificado como Jeanfranco Nolasco Corona Castillo, quien habría escapado a su país luego del hecho.

Modalidad de los 90

Si bien la modalidad de los embolsados es la más conocida, no es la única que utilizan las estructuras delincuenciales para asesinar a sus enemigos eliminando evidencias.

Quijano indicó que cuando se presenta una reducción en los homicidios, como la que se viene registrando en el Valle de Aburrá, se suelen incrementar tanto los embolsados como las personas desaparecidas de manera forzosa.

Y es que en la actualidad en el Valle de Aburrá se han presentado 398 asesinatos, de los cuales 274 han sido en Medellín. Comparados con el año pasado, en el área metropolitana iban 415 asesinatos, de los cuales 289 fueron en la capital antioqueña.

La modalidad de los embolsados en el Valle de Aburrá comenzó a tomar fuerza a finales de la década de los 90, según el experto Antía, con la idea de desaparecer rastros de las víctimas, incluso de los registros oficiales de asesinatos.

“Cuando se comenzó la estrategia de pacificación entre finales de los 90 y mediados de la década del 2000, los delincuentes comenzaron a utilizar este método con frecuencia, sobre todo porque en ese tiempo solo se contabilizaban los homicidios con arma blanca, arma de fuego o incidentes viales. Ante este fenómeno, se comenzaron a contabilizar”, manifestó.

Más allá de las promesas de investigación y esclarecimiento de la Policía Metropolitana, tal como lo dijo el mayor Carlos Galvis, comandante Distrito 5 Policía Metropolitana, cuando se le preguntó por el caso de alias “Tatú”, los delincuentes siguen abandonando los cuerpos en las calles de una forma macabra y cada vez de manera más frecuente.

398
homicidios se han registrado este año en el Valle de Aburrá, según la Policía.

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