¿A dónde vamos? Cuándo…

Sara_TabordaPor: Sara Taborda Morato, tallerista de El Taller 2023

La mañana del sábado once de febrero, me levanté como de costumbre a clases en la Universidad de San Buenaventura, de 7:00 a.m a 7:00 p.m; siempre me he considerado una persona afortunada, pues no es complicado desplazarme de un lado a otro al tener un vehículo, y tampoco noto el vacío de capital al sacar algún billete de mi cartera para complacer mis constantes antojos. 

Alrededor del día conocí muchas personas que asistirán conmigo a las distintas clases durante los siguientes cuatro  meses, sujetos que vienen de muchos lugares, con propósitos distintos y que ocupan este mismo espacio-tiempo por distintas razones. La última clase del día fue la de Contextos históricos y políticos del español, en la cual nos dedicamos a conocernos, aspecto que me fascinó de la maestra porque demostró gran interés por acercarse a sus estudiantes, particularidad. Creí que en la Universidad no importaba mucho quién era el otro desde el rol docente – alumno, pues a lo largo del día vi cómo los maestros comenzaban sus clases magistrales sin siquiera preguntarse por el nombre de sus estudiantes. Personalmente, escuché con atención la presentación de cada uno mientras tomaba mi capuccino de caramelo; al comienzo, recochamos entre risas, pero el ambiente comenzó a tornarse serio a causa de que cada presentación era más íntima que la anterior, así que terminamos repartiendo pañitos húmedos con esencia de aloe vera para secar las lágrimas y los melancólicos recuerdos de gran parte de los asistentes del curso. 

Noté en la mayoría de los discursos gran independencia a nivel personal; sin embargo, muchas personas, sin pelos en la lengua, destacaron lo solos que se sentían en el lugar, puesto que muchos salieron de sus pueblos, ciudades y países dejando a su familia, esencia, amigos, pertenencias, mascotas y demás, ya fuera por desplazamiento, en busca de mejores condiciones de vida o simplemente por el deseo de superación personal. En cualquiera de los casos, muchos hablaban sobre cómo sintieron que  les fue arrebatada su zona de confort la cual, aunque fuera una esfera limitada, a muchos los llenaba de sentido por lo que, que ahora mismo, no saben a qué lugar acudir en busca de consuelo, inspiración, amor o descanso. Y es que, “a qué lugar corremos cuando nos ha sido arrebatado nuestro lugar sin previo aviso y somos obligados a irnos de donde nunca imaginamos” , contó Andrea, víctima de desplazamiento.

Al escuchar sus palabras, rápidamente mis ojos se inundaron. Así, en medio de mi lucha interna por no soltar ni una lágrima y con mi vista borrosa, noté cómo su frase no solo retumbó mi corazón, sino que fue un sentimiento comunitario; por lo que, entre consejos y lindas palabras, todos dejaron en evidencia que las personas que asisten a la clase de Contextos históricos y políticos del español, no somos solo compañeros universitarios, sino una familia, una hermandad.

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