El 2000 fue para Colombia el peor año en materia de secuestros, según la Policía, llegando a reportar 9,8 casos diarios, para un total de 3.572 en ese lapso. Ese panorama, si se quiere alarmante, llevó a las autoridades a emprender acciones y estrategias que permitieran reducir las cifras y, sobre todo, darles tranquilidad a los ciudadanos.
Por esto, y porque se trata de un delito que no distingue de estratos sociales o de las características de las víctimas, el Gobierno empezó a definir y cambiar las estrategias que se tenían para encararlo.
Aunque se ha controlado, debido a la cercanía con la comunidad, según explica el brigadier general Fernando Murillo, director del Gaula de la Policía en el país, aún sigue siendo un flagelo de especial preocupación. “Como se ha dicho, este no distingue de las clases sociales, así que el contacto de la Policía con las comunidades ha sido fundamental”, asevera Murillo.
Este “parte de tranquilidad” lo argumenta el oficial basado en la reducción de casos, que pasaron de 9,8 reportes diarios hace 18 años, a uno cada dos días el año pasado (en total fueron 195) y uno cada tres días este año (van 107 registrados).
En lo que tiene que ver con la extorsión, el alto oficial explica que los resultados les permiten entregar un balance positivo, pues se pasó de atender 4.006 casos en 2017 a 3.257 en lo corrido de 2018, lo que representa una disminución del 18 %. Además, destaca la desarticulación de 107 bandas delincuenciales y las capturas de 1.940 personas dedicadas a este delito. “Este año van 26 rescates. Hoy adelantamos el operativo Acre, con el que esperamos capturar alrededor de 150 delincuentes con al plan de choque “El que la hace la paga”, que nos permitirá seguir golpeando ese fenómeno”, agrega el uniformado.
¿Cuáles han sido las claves para que haya esa reducción?
“Confianza y cercanía con las comunidades. Estrategias como “Yo no pago, yo denuncio”, nos han permitido prevenir a la sociedad, para que no se deje extorsionar o secuestrar y, principalmente, nos denuncie estos hechos, que en otras épocas no eran denunciados por las víctimas, debido al temor que representaba. Recordemos que tenemos la línea 165 para atender estos casos”.
¿Qué otros factores han influido?
“Sin duda hay que resaltar el compromiso de los gobiernos nacional, departamentales y municipales, que han percibido estos delitos como prioridades en sus agendas. Además hay que destacar la integración de la Fiscalía, con personal dedicado solo a atender estos casos, y la constante capacitación de los Gaula de la Policía y el Ejército”.
¿Cuáles son las zonas del país que más preocupan?
“Cauca, con disidencias; Nariño con grupos residuales y delincuencia común; Norte de Santander y Arauca, con el Eln. Allí estamos enfocándonos en prevenir y actuar frente al delito. Hay que resaltar que el 90 % de los secuestros son responsabilidad de delincuencia común”.
¿Y en extorsión cuáles son los puntos calientes?
“En cuanto a extorsiones de menor cuantía estamos trabajando en Antioquia (ver recuadro), Valle del Cauca, el Catatumbo y Arauca”.
¿Cómo se enfrenta el secuestro frente al actuar de las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln?
“Con la misma estrategia, pero hay que dejarles claro a estos grupos delincuenciales y, en especial a la ciudadanía, que el Gaula de la Policía no tiene lugar ni grupo armado vetado para actuar”.
Países como España y Suiza se refirieron al secuestro de información, ¿qué reportes se tienen en Colombia?
“El año pasado atendimos 10 casos de secuestros de información a empresas, a través de software malicioso, que infiltraba a las compañías para sustraer la información, encriptarla, y posteriormente cobrar por devolverla. En esto es clave el trabajo que se realiza en este encuentro y los lazos creados con las policías de todos los continentes”.