Camuflada en cajas de hamburguesas, llevada a domicilio y gestionada en grupos de Whatsapp; son algunas de las modalidades que usaban los delincuentes que distribuían estupefacientes en los entornos cercanos de colegios y universidades.
La Fiscalía General de la Nación avanzó en la investigación en todo el país, con 266 allanamientos en 68 colegios y nueve instituciones de educación superior, entre el 26 de marzo y el 2 de abril.
Entre las capturas que sobresalen en el país están: Santander (45), Tolima (44), Bolívar (38), Risaralda (31), Boyacá (24) y Quindío (23).
“Tenemos que lograr que los centros educativos colombianos estén libres de drogas, y evitar que las organizaciones criminales induzcan a los niños y adolescentes al consumo de drogas. No queremos que los expongan a los peligros del tráfico de estupefacientes cuando los usan como carnadas y como comercializadores”, dijo el fiscal general, Néstor Humberto Martínez.
Sin escrúpulos
En los resultados presentados por la Fiscalía, sobresale la distribución en las calles aledañas a los centros educativos, droga escondida en empaques de comida, ventas por redes sociales, expendio en parqueaderos y las llamadas “narco-hamburguesas”. Por ejemplo, en Soledad, Atlántico, en las cuales el estupefaciente iba escondido entre papeletas que simulaban ser la sal del producto alimenticio y de esta manera era entregado a domicilio en vehículos y mototaxis.
En Bogotá las autoridades se enfocaron en el céntrico sector de La Pola, donde tienen sede varias instituciones universitarias y hay creciente construcción de edificios de apartamentos que son arrendados a los estudiantes.
Con una estrategia de infiltración, los investigadores del CTI de la Fiscalía pudieron conocer de primera mano que el radio de acción de la banda delincuencial comprendía el polígono universitario del centro de Bogotá, entre las localidades de Santafé, La Candelaria y Teusaquillo.
Con esta información, el ente acusador encontró que los delincuentes utilizaban café internet, papelerías y establecimientos de comercio para las entregas. Los capturados de esa organización almacenaban y comercializaban marihuana, cocaína y drogas sintéticas, muchas de ellas mezcladas con medicamentos usados para trastornos psiquiátricos o tratamientos para animales, lo que aumentaba el riesgo de salud para los menores de edad que consumían.
La Fiscalía destacó de esta operación logró desarticular estos grupos delictivos, afectando no solo a los jíbaros sino a los llamados campaneros, proveedores y cabecillas.
El fiscal Martínez también indicó que parte de la droga estaba siendo trasladada desde Boyacá hasta territorio venezolano en ciudades como Valencia y aseguró que ningún profesor fue retenido por participar en este delito.