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¿Qué le espera al Clan del Golfo y al narcotráfico tras la captura de “Otoniel”?
A pesar de Duque, las predicciones para el narcotráfico colombiano no ilusionan mayor cosa en el largo plazo.
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“Otoniel” fue extraditado a Nueva York. El Clan del Golfo ordenó un paro armado de cuatro días en sus zonas de influencia. FOTO EFE.
¿Qué puede cambiar en la continuidad criminal del Clan del Golfo con la captura y extradición de alias “Otoniel” a Estados Unidos? Según analistas, es sobre todo un acto simbólico.
El presidente Iván Duque no ha desaprovechado un minuto ante los micrófonos para festejar, primero la captura, y luego la extradición de “Otoniel” a territorio estadounidense. Las declaraciones han tenido el matiz de una batalla personal:
“Otoniel debe ser extraditado a la mayor brevedad. Ese proceso debe ser ágil, y una vez cumpla sus condenas por narcotráfico en los EE. UU. deberá responder por todos sus crímenes en Colombia. La extradición de ese bandido es urgente para la seguridad del hemisferio, para que se conozca toda la red de vínculos entre los cárteles de los distintos países”, dijo Duque a El Tiempo.
“Otoniel”, antes de montarse al avión que lo llevara a su cárcel provisional en Brooklyn, dejó escapar un par de madrazos que el presidente Duque no ignoró: “Otoniel tendrá un calabozo bien reducido para que se escuche los madrazos”. La cárcel a la que sería trasladado si se le condena es catalogada como la de máxima seguridad en el mundo, y es la misma donde está recluido el “Chapo” Guzmán.
Días antes, Duque, fuera del lenguaje diplomático usual de su alto cargo, le dijo a Caracol Radio: “Allá lo están esperando en Disney. Creyó que se iba a burlar de Colombia y de las autoridades norteamericanas, pero no. Se va a ir a una cárcel en Estados Unidos, como le corresponde a esa rata”.
Pero más allá de asegurar una alcantarilla para la rata, y de la espera en Disney, según analistas, los criminales dispuestos a ocupar el lugar dejado por Otoniel se suceden en una fila india inagotable. El narcotraficante, que para Duque es tan o quizás peor que Pablo Escobar, tiene detrás de sí una cantera bien nutrida de pretendientes para su lugar en el Clan del Golfo. Santiago Torrado, corresponsal de El País de España, piensa que con esta captura “es improbable que reduzca la violencia, pues este tipo de capturas a menudo llevan a fenómenos de fragmentación y luchas por un relevo”.
Y si bien el gobierno se ha encargado de vaticinarle el mismo destino a todos los que siguen el sendero de “Otoniel”, hasta ahora, la guerra contra el narcotráfico no ha visto la luz de la victoria final bajo los métodos tradicionales de policías y ladrones.
“El narcotráfico no se va a ver afectado. Las conexiones e intermediarios de los enclaves de producción de coca y de las rutas controladas por los mandos medios de AGC y compradores internacionales no sufrirán mayor afectación logística”, dice Jorge Mantilla, experto en las dinámicas del conflicto armado de la Fundación Ideas para la Paz (FIP).
“Sin embargo, el otro reglón importante de la economía de las AGC son ejercicios de control criminal asociados a la extorsión, la minería ilegal, la captura de recursos públicos a través de las administraciones municipales. Ahí sí podemos esperar variaciones importantes”, y esto último es lo más alentador en el mediano plazo para las zonas donde se desenvuelve el Clan del Golfo.
Hasta el momento, el Clan del Golfo ha hecho una demostración de fuerza con un paro armado que ha dejado caos y vehículos incinerados en al menos 35 municipios de Antioquia, y afecta otros departamentos como Sucre, Córdoba y Bolívar. Eso es en el corto plazo.
En el mediano, según los analistas, se esperan variaciones en las dinámicas de extorsión que el Clan mantenía en las zonas rurales. Y en el largo plazo, el narcotráfico seguirá mutando, así que en materia de cambios drásticos de su dinámica, probablemente, se verá muy poco.
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