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Contrastes de la violencia en el país en tiempos del covid

Aunque los datos cambian de acuerdo con la fuente, la realidad es que durante los últimos dos meses hubo hechos positivos. Este es el panorama.

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Contrastes de la violencia en el país en tiempos del covid
18 de junio de 2020
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La pandemia, aunque tiene contra la pared la salud del mundo, ha dado un respiro a otros sectores. En este caso el panorama se perfila como positivo, pues según Medicina Legal, los hechos violentos, en su gran mayoría, se han reducido durante la cuarentena.

El reporte recoge datos de nueve indicadores y concluye que al comparar el periodo entre el 25 de marzo y el 26 de mayo de 2019 y 2020, se redujeron todas las variables como violencia interpersonal, familiar y de pareja. En el caso de los homicidios hubo 1.933 en ese periodo de 2019, mientras que en ese lapso de este año, el reporte fue de 1.332, es decir, 601 muertes violentas menos (ver infografía).

Sin embargo, hay una diferencia en los datos, particularmente en los de maltrato intrafamiliar, pues el Observatorio de la mujer, adscrito a la Vicepresidencia de la República, reportó 6.229 casos entre el 25 de marzo y el 28 de mayo de este año, mientras que Medicina Legal, 1.943. ¿Por qué la diferencia? Lo que ocurre, explicaron expertos, es que mientras el Observatorio midió el número de llamadas, Medicina Legal solo contabilizó aquellas que se convirtieron en denuncias.

Además, según el Observatorio, el alto número de llamadas se da básicamente por el confinamiento: las familias han permanecido juntas las 24 horas del día, toda la semana. “El aumento de las llamadas muestra una mayor confianza de la ciudadanía, particularmente las mujeres (90 %), en el trabajo que desde el Gobierno se ha venido haciendo”, sostiene Gheidy Gallo, consejera presidencial para la Equidad de la mujer.

Al respecto, Paula Díez, docente de Sicología de la Universidad CES, con magíster en neurosicología y estudiante de doctorado en salud pública del CES, precisa que la tendencia al alza también tiene que ver con que se habilitaron más mecanismos para denunciar y las mujeres son más empoderadas, pues poco a poco han vencido el miedo a hacerlo.

Para Carlos Charry, doctor en Sociología y docente de la Universidad del Rosario, esto tiene lógica en el sentido de que había menos personas en las calles, sobre todo cuando la cuarentena fue más estricta, pues hubo menos exposición.

Detalla que esas diferencias en la presentación de los datos “obedecen a un subregistro de los casos o a la ausencia de demandas ante autoridades, mientras que los casos en la línea del Observatorio son más directos”.

Sobre el fenómeno, Díez plantea que “el hecho de estar encerrados juega un papel importante, porque llegan asuntos familiares y personales que revientan al estar las 24 horas del día juntos, sin tener un escape en las salidas al trabajo, por ejemplo”, agrega la sicóloga Díez.

¿Qué hacer?

Tanto Díez como Charry señalan que el aparato de justicia debe ser más efectivo, pues no se gana nada si la mujer denuncia, pero la justicia no llega. La ministra Margarita Cabell, durante una sesión de la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer el lunes de la semana pasada, dijo estar preocupada por el incremento de violencia y se comprometió a priorizar este panorama en “todas sus actividades”, pues la meta es “generar políticas públicas que mantengan la igualdad de derechos para las mujeres y los grupos vulnerables y minoritarios”.

Pero este panorama no es propio de Colombia. ONU Mujeres, por ejemplo, recuerda que en Francia durante el aislamiento por el coronavirus, la violencia doméstica aumentó hasta 30 % y mencionó que “los bajos índices de denuncia generalizados respecto a la violencia doméstica y de otro tipo han dificultado las medidas de respuesta”.

La organización también señala que solo el 40 % de las mujeres víctimas busca ayuda penal o sicológica, y menos del 10 % acude a la Policía. “Las circunstancias actuales complican todavía más la posibilidad de denunciar, lo cual incluye las limitaciones de las mujeres para acceder a teléfonos y líneas de atención”, agrega ONU Mujeres.

Finalmente, precisa que para luchar contra la impunidad en estos casos, se debe contar con un sistema judicial más eficiente, que garantice la recepción de la denuncia, investigarla y judicializar en caso de que se encuentren responsables.

Niños, también víctimas

En el caso de los menores de edad sucede lo mismo. Medicina Legal dice que entre marzo y abril de este año hubo 594 casos de niños víctimas de violencia, mientras que el reporte del Observatorio, se encuentra que hubo 20.343 llamadas.

Sobre este aspecto, Ximena Norato, directora de la Agencia Pandi –dedicada a la protección de la niñez–, sostiene que hay hogares que ya antes de la cuarentena vivían relaciones conflictivas y la pandemia lo que hizo fue ahondar la fragilidad de estas relaciones.

“Miedo, ansiedad, pérdida de trabajo o incertidumbre ponen mayor presión en las relaciones familiares y por supuesto, era esperable que quienes conviven con su verdugo, sufrieran la violencia intrafamiliar como uno de los coletazos de la cuarentena”, detalla Norato, quien coincide con Díez en que la “naturalización” de la violencia es un aspecto cultural que se debe erradicar para que ni esposas ni hijos consideren que es normal que haya golpes o agresiones físicas o verbales.

¿Y los homicidios?

Sin duda, que el país tenga menos asesinatos es un dato que deja una sensación de optimismo, pero, como lo plantea Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, no es para cantar victoria. “Esa reducción no es gracias a una estrategia contra la delincuencia, sino porque había menos gente en la calle y las bandas también estuvieron en sus casas”.

Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), destaca que lo que muestran estas cifras es el carácter instrumental de la violencia, es decir, es una herramienta que los delincuentes, “ejercen en medio de actividades criminales, no dirigida a un objetivo”, dice Restrepo.

El analista destaca además que aunque esa es la razón en la mayoría de los casos, los homicidios que no se redujeron son los dirigidos, los que apuntan a un objetivo que consideran incómodo, “como la de líderes sociales o defensores de Derechos Humanos; esa es la violencia que hoy en Colombia, tal vez, no se ha reducido”, ni siquiera en medio de una cuarentena.

Un efecto bumerán

Aunque hoy se perciban las cifras como positivas, se debe entender que, por el desgaste social y los efectos económicos, incluyendo desempleo y la desmejora en la calidad de vida de los colombianos, en el futuro podrán agravarse.

Así lo plantea el analista Rosanía, quien dice que habrá un “efecto búmeran”, quizás hacia finales de año, y regresará con un aumento en los indicadores de violencia.

“Habrá más desempleo y pobreza y, con esos dos fenómenos al alza, también aumentarán los hechos de inseguridad”, subraya Rosanía, quien hace énfasis en que no todos los que pierdan su trabajo saldrán a delinquir, pero es un riesgo ante la situación.

Su preocupación no es ajena a lo que dicen los analistas. Por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su informe “La clase media andina frente al shock del covid-19”, publicado el 5 de junio pasado, señala que bajo este contexto, las ganancias sociales de los últimos años, en lo que tiene que ver con movilidad social, calidad de vida y distribución del ingreso, podrían estar en peligro.

“La contención ante la pandemia implicará altos costos además de los asociados a la salud en términos de producción, empleo, ingresos, bienestar social, y potencialmente también conflictos sociales, ante el inevitable aumento del desempleo y el deterioro del bienestar”, agrega el BID.

Ahora, la tarea, según los analistas, está en las manos de las autoridades, que deberán ajustar estrategias para que, cuando se supere la pandemia, la delincuencia no aumente y los canales de atención de denuncias actúen, para que los reportes no se queden solo en cifras que lamentar.

Infográfico
123
es la línea de la mujer en Medellín para denunciar agresiones.
795
homicidios menos hubo
entre el 25 de marzo y el 26 de mayo de 2020, frente al mismo lapso el año pasado.

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