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Desde la niñez se aprende a compartir

23 de febrero de 2015
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Por Efe reportajes

La capacidad humana de dar, regalar, compartir, cooperar con los demás y anteponer los intereses de otra persona a los propios se desarrolla a partir de los cuatro o cinco años de edad. Es el momento de inculcarle esta saludable actitud a los más pequeños. ¿Su hijo pequeño no quiere prestar sus juguetes a los demás niños? ¿A su hija de pocos años no le hace ninguna gracia compartir sus dulces con sus compañeras de colegio? .

“Es algo normal, porque la generosidad infantil comienza a desarrollarse a partir de los 48 o 60 meses. A partir del quinto año, los padres pueden inculcarles a sus hijos la capacidad de dar y compartir, predicando con el ejemplo”, señala Carmen Retuerce, psicoterapeuta del Centro Hara en Madrid.

“Dar y darse sin esperar nada a cambio. Es una virtud que parece casi utópica, en un mundo donde impera la idea que todo aquello que hacemos, debe producir beneficios o aumentar nuestra riqueza, aunque sea indirectamente”.

“Ganar, acumular, producir, gastar, economizar. Son conceptos de la economía de mercado que marcan nuestras vidas y se han trasladado a las relaciones, transformándolas en una inversión en la que se calculan el deber y el haber”, señala la experta.

Dar sin esperar

Los niños, opina la especialista, deben aprender a actuar a favor de otros de forma desinteresada y no para conseguir algo a cambio. Para conseguirlo, sus padres deben educarlos en este valor y aprobar sus pequeños actos de generosidad para motivarles a seguir por ese camino.

Según la psicoterapeuta, los pequeños aprenden a vivir con generosidad cuando son animados por sus mayores a dar y compartir su tiempo y cosas con los demás, a ceder sus juguetes en los juegos y a identificar las necesidades ajenas.

“Es importante que los padres les narren cuentos que hablan de la generosidad, y les expliquen las diferencias y consecuencias de ser egoísta y generoso”, agrega. Como el Gigante egoísta o El príncipe feliz, ambos de Óscar Wilde.

“Lo que más puede ayudar a los niños es que vivan en un ambiente de participación y servicio a los demás y observen cómo sus padres ayudan a otras personas y les hacen favores”.

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