El estado de la educación en una región como la nuestra es un asunto complejo y lleno de matices; tratar de reducirlo a unos grandes temas no es una tarea fácil. Sin embargo, en temas de política pública es absolutamente necesario priorizar en un entorno de recursos escasos. En ese sentido, hay coincidencia en que por lo menos cuatro temas merecen toda la atención: la deserción, la pertinencia, los resultados educativos y por supuesto, el más prioritario de todos, la calidad de los maestros.
La deserción interanual en la educación básica secundaria y en la media, es alarmante. Del promedio de estudiantes que se matriculan en sexto grado en Medellín y Antioquia, tan solo el 70 y el 59 por ciento respectivamente, se inscriben en décimo grado; para el grado 11, dichas cifras caen al 60 y al 35 por ciento respectivamente).
Un documento del Ministerio de Educación señala que “los jóvenes manifiestan la falta de sentido de permanecer en la educación media, dado que los procesos educativos en los establecimientos no capturan sus intereses y necesidades educativas; observan las asignaturas desarticuladas, alejadas de su realidad cotidiana y poco útiles para sus procesos de vida”. En educación superior, la situación también es crítica: la deserción es cercana al 50 por ciento (Mineducación 2014.)
Los comentarios anteriores dan paso al tema de pertinencia. Una encuesta de la firma Manpower en 2014 en 43 países, señala que el 57 por ciento de los empresarios colombianos entrevistados tiene problemas para llenar sus vacantes, debido principalmente a la ausencia de competencias genéricas y específicas y a la falta de estudios de quienes componen la oferta laboral. Las empresas concesionarias de las Autopistas de la Prosperidad en Antioquia, han manifestado sus preocupaciones pues no encuentran la gente adecuada para sus proyectos.
No olvidemos igualmente que la credibilidad de las instituciones públicas atraviesa por uno de sus peores momentos: la justicia, la calidad de la educación y la gestión ambiental, para nombrar las principales, ha caído a niveles críticos. Todo hace pensar que no formamos los profesionales en estos campos, con las competencias y valores, necesarios. Formar para una buena gestión de lo público es una prioridad nacional.
Calidad de la educación
Si aceptamos como una aproximación a la calidad educativa las pruebas Saber, los resultados, tendencialmente, son relativamente alentadores: en todos los grados evaluados (3°, 5° y 9°) hay una reducción del porcentaje de alumnos en insuficiente y mínimo, y un incremento de los de satisfactorio y avanzado, entre los años 2012 a 2014. Pero aún son bajos los mejoramientos y están lejos de estándares aceptables. En el 2014 en Medellín y Antioquia el 40 y el 45 por ciento, respectivamente, de estudiantes de educación básica y media, están en niveles insuficiente y mínimo de las pruebas en lenguaje y matemáticas.
Todos estos resultados reiteran que es necesario fortalecer las políticas educativas y darles una perspectiva de largo plazo para que sean efectivas. Los esfuerzos de los gobiernos de Antioquia y Medellín en todos los campos comentados son indiscutibles y es prioritario convertirlos en un pacto social por la educación, para que tengan la continuidad requerida.
Un foco central es recuperar al maestro como el actor fundamental de toda transformación sostenible. Maestros con mejores competencias pedagógicas sin duda; pero críticas las humanas: sensibilidad interpersonal, capacidad de comunicar y entender al otro, de conversar y de liderar. La Red de Matemáticas de Antioquia y el Centro de Innovación para el Maestro- Mova, son ejemplos de iniciativas renovadoras con y para maestros.
*Presidente de Proantioquia
