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Federalismo y Centralismo

Las divergencias partidistas en la Nueva Granada: de la primera República a la verdadera independencia.

  • Federalismo y Centralismo
03 de agosto de 2019
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Los primeros partidos políticos de la humanidad fueron el Liberal y el Conservador de Inglaterra, que hunden sus raíces en el siglo XVII, sin que pueda precisarse una fecha exacta y un fundador preciso; luego vino el Demócrata de los Estados Unidos fundado por Thomas Jefferson en 1792; solo éstos existían antes de nuestra emancipación.

Los partidos políticos son propios de las democracias. Donde el gobierno es absoluto, autocrático o comunista, se impone el pensamiento único y nadie tiene la potestad de cuestionar las órdenes del sátrapa de turno.

José María Carbonell fue a la cárcel por cuenta de los criollos de la Suprema, y cuando salió e hizo nariñismo vio como sus contrarios publicaban un periódico “El Carraco” para burlarse de los nuevos gobernantes que habían sustituido a la Suprema en el golpe de Estado del 19 de septiembre de 1811, y, en el atrio de la catedral había pateado unos ejemplares de dicha publicación, convirtiéndose en el padre de nuestra segunda denominación partidista: Carracos y Pateadores. Denominación que rápidamente pasó a llamarse Centralistas y Federalistas.

Nariño y los santafereños comprendían que los españoles no se iban a resignar a la derrota y que, por lo tanto, el país debía unirse en un solo mando centralizado que tuviera la capacidad de conservar la autonomía alcanzada. Pero el resto de las provincias, con Camilo Torres al mando, querían aplicar el modelo norteamericano que tanto se había estudiado y que lo veían como un faro y así nos enfrascamos una catastrófica guerra civil que nos debilitó y permitió el recorrido triunfal de Pablo Morillo, con la única excepción de la heroica resistencia de los cartageneros.

Ahí murió la primera República colombiana, en 1816, en unos enfrentamientos absurdos que bien calificó nuestro precursor Antonio Nariño de Patria Boba.

En 1819 aparecen Bolívar y su ejército para expulsar definitivamente a los españoles de esos tres siglos, tres lustros y tres años en que gobernaron estas tierras. Pero Bolívar era el jefe de un ejército cuya concepción práctica era el mando centralizado, donde las órdenes, que no opiniones, bajan de la cabeza hasta el último soldado y esa era también su concepción política, a la cual no tardó en enfrentarse Francisco de Paula Santander que tenía el concepto de los abogados granadinos estudiados en el Colegio de San Bartolomé y en las universidades Javeriana, Santo Tomás y el Colegio Mayor de El Rosario, donde las instituciones eran preponderantes, había elecciones y circulaban las élites. Concepciones éstas que derivaron en los enfrentamientos que se llamaron de Bolivarianos y Santanderistas.

Bolívar había dicho que Caracas era un cuartel, Bogotá una universidad y Quito un convento, frase que continúa en la realidad después de 200 años.

Muerto el Libertador Simón Bolívar y regresado Santander de su exilio, a nuestras divergencias partidistas les pusieron el nombre de Casacas y Ministeriales, auténticos comienzos de los Partidos tradicionales que por casi dos siglos se disputaron el mando con el nombre de Liberales y Conservadores .

*Historiador, miembro de la Academia Colombiana de Historia y veedor nacional del Partido Liberal.

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