Al acusar a un congresista de Estados Unidos de hacer parte de un “complot” internacional para ‘derribarlo’, el presidente Gustavo Petro subió un escalón más su retórica alrededor de una “ruptura institucional”, un “golpe blando” e incluso, un “golpe de Estado a la colombiana”. Todo ello, en medio de una narrativa cada vez más pugnaz y virulenta que no ha estado exenta de denuncias de atentados y férreas críticas a la Rama Judicial o los medios.
En momentos en los que el Senado se apresta a discutir su consulta popular, el mandatario dio un vehemente discurso ante estudiantes del Sena en Bogotá en el que acusó al representante estadounidense Mario Díaz-Balart de intentar ‘derribarlo’ “en alianza con la extrema derecha colombiana” e incluso, de silenciarlo “para que no esté en la campaña electoral”.
Incluso, Petro llegó a amenazar con lo que calificó como el estallido de la “revolución en Colombia” y señaló, sin ofrecer alguna prueba o evidencia, que “la junta del narcotráfico, desde Abu Dabhi, intenta hacer lo mismo que usted”.
Las declaraciones del jefe de Estado se dan en momentos de máxima crispación política luego de que el excanciller Álvaro Leyva pidió revisar la permanencia de Petro en la Presidencia por cuenta de presuntos problemas de drogadicción. De allí que, en respuesta, el propio Díaz-Balart le dijo al mandatario que “busque la ayuda que necesita. El primer paso es admitir su adicción”.
Lo cierto es que la acusación –con dejo de delirio de persecución– del presidente Petro se suma al ramillete de señalamientos, reclamos y denuncias que ha lanzado durante más de dos años de Gobierno. En más de una oportunidad el jefe de Estado ha advertido que lo han intentado “matar”, que hubo un plan de narcotraficantes para asesinarlo con misiles, que está en marcha un “golpe blando” e incluso, que se viene fraguando un golpe de Estado “a la colombiana”.
Si bien ha sido una constante durante su mandato, la faceta más combativa arreció justo hace un año, en mayo de 2024, cuando se conoció una ponencia en el Consejo Nacional Electoral (CNE), que proponía abrirle una investigación a él y su campaña por presunta violación de topes de financiación.
En ese entonces, alertó que había “comenzado el golpe blando” y llamó la atención por “una abierta ruptura institucional” porque un organismo administrativo le abrió investigación. El jefe de Estado enfiló además contra los medios de comunicación y los acusó de tratar de quitarle al Gobierno el apoyo popular. “Ellos saben muy bien que si lograsen quitarle el apoyo popular al Gobierno aquí habría un golpe de Estado inmediato”, manifestó.
En diálogo con este diario, Andrés Hernández, director de Transparencia por Colombia, aseguró que la tesis del golpe blando y que quieren sacar a Petro del poder “no encuentra suficiente argumentos y muchas de esas controversias, como ha sido el caso, se han tenido que resolver por las vías institucionales”.
En esa línea, advirtiendo que el “delirio de persecución” de Petro podría responder a su pasado en el trasegar político y a enfrentar decisiones adversas que luego fueron revertidas –como su destitución de la Alcaldía de Bogotá–, Hernández manifestó que, dado el contexto electoral, “es muy posible” que esa narrativa alrededor del golpe se siga incrementando.
“Es una estrategia que puede aplicarse muy bien en campaña en épocas electorales para seguir generando apoyo, sobre todo de sus sectores más fieles dentro de la de la ciudadanía que puede llevar a radicalizar más su compromiso frente al presidente frente a un escenario que él ha planteado como catastrófico”.
Por su parte, la senadora de oposición Paloma Valencia le dijo a EL COLOMBIANO que “el único que ha venido dándole golpes a la democracia colombiana” ha sido el mandatario, al tiempo que enumeró varios escándalos e investigaciones que han marcado su Gobierno, como el caso de Papá Pitufo, el proceso contra su hijo Nicolás Petro o la polémica por el llamado Pacto de La Picota.
“El único que viene dándole golpes a la democracia es él, que desconoce los fallos del Consejo de Estado que le dicen que no puede transmitir los consejos de ministros y sigue transmitiéndolos. El presidente Petro cada vez más tiene los delirios parecidos a los del dictador Maduro”, agregó.
Sin embargo, la senadora Esmeralda Hernández, del Pacto Histórico, salió en defensa del mandatario y advirtió –en entrevista con este diario– que, “en el fondo”, el argumento del presidente “es real”. En ese sentido, enumeró los casos de destitución de funcionarios, anulación de candidaturas y sanciones disciplinarias que tendrían origen político.
“Desde que el presidente se posesionó se han venido articulando, sobre todo algunos sectores de la rama judicial y sectores políticos, para desestabilizar al Gobierno, incluso para impedir que pueda avanzar en las transformaciones y en todo lo que ha estado empeñado en avanzar”, indicó Hernández, asegurando que a ello se suman ‘noticias falsas’ “que van calando en la opinión de la gente”.
Además, la congresista oficialista alertó que a nivel internacional “hay un movimiento muy fuerte que viene debilitando a los sectores de izquierda para posicionar a la derecha. Uno tiene que mirar el contexto internacional y no es una mentira que hoy el progresismo está siendo atacado por una estrategia unificada de la derecha”, agregó.