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Durante dos meses y medio, Leonor, una indígena de La Chorrera, Amazonas, padeció el frío intenso de las noches bogotanas mientras pasaba sus días recuperándose de la covid. Fue remitida de urgencia en un avión ambulancia porque tenía dificultad para respirar. Primero estuvo en una UCI y después, en un hotel.
Su regreso –justo hace ocho días– no fue en un avión comercial. Es más, no iba con otros pasajeros. Sus compañeros de viaje fueron 150 kilos de elementos de bioseguridad, el piloto y el director de operaciones de la Patrulla Aérea Civil Colombiana, Enrique Marín.
Así regresó a casa. Cuando aterrizaron, vecinos y familiares la esperaban con pancartas y bombas en las que no solo agradecían el gesto de la Patrulla por haberla transportado, sino también por su condición de mujer fuerte y valiente: “Bienvenida Leonor, no fue fácil, pero tampoco imposible. Mujer guerrera, Dios te trajo de vuelta”, decía una de las pancartas.
Y este no es el primer vuelo que hace la Patrulla hacia zonas apartadas de Colombia para llevarles kits de protección a los profesionales de la salud. Desde finales de marzo hasta hoy, han volado alrededor de 76.720 millas, lo equivalente a darle la vuelta al mundo tres veces. Hasta ahora han entregado 220.000 elementos de protección a 250 hospitales de 150 municipios.
Con la iniciativa “Salvar vidas cuidando a quienes nos cuidan”, la Patrulla transformó su objetivo cuando llegó la covid-19 al país. Pamela Estrada, su directora general, cuenta que antes hacían brigadas médico-quirúrgicas en varias regiones de Colombia con el fin de disminuir el represamiento quirúrgico en estos lugares. Con un hospital móvil de segundo nivel atendían cirugías no urgentes como ligadura de trompas, cataratas, hernias, entre otras, y en dos días de trabajo operaban a más de 700 personas.
“Incluso cuando el virus aún no había llegado a esas regiones nosotros nos adelantamos y les llevamos todo lo que necesitaban para que cuando llegara la covid, estuvieran protegidos”, afirmó Estrada.
Los kits que entregan incluyen elementos de protección personal como tapabocas N95, guantes, batas, gafas de seguridad, uniformes quirúrgicos, gorros, gel antibacterial, trajes de protección y visores faciales.
Salvar vidas con elementos de bioseguridad no es suficiente, afirma Marín, por lo que también les dan a médicos y enfermeras información actualizada sobre el virus y recomendaciones generales.
Los kits de protección van acompañados de pósteres para que peguen en los hospitales que explican cómo usar los tapabocas, cómo aislar a los pacientes con covid y recomendaciones poscuarentena.
Además, les dan capacitaciones online en las que les resuelven dudas sobre la enfermedad y tratan temas como “mitos sobre el coronavirus”, hacen charlas con una sicóloga para atender el tema de la salud mental y les dan acceso a un sitio web en el que les pueden preguntar a infectólogos dudas que tengan sobre cualquier enfermedad.
Marín agregó que también se comunican con los líderes comunitarios para que asistan a las charlas y le lleven esa información a las poblaciones, porque en ocasiones son zonas tan apartadas, que la información no llega muy clara y la mayoría de las veces tienen confusiones sobre cómo cuidarse del coronavirus.
“Hay médicos y enfermeras que llevan más de 25 años en estos lugares lejanos y nunca se han actualizado, por lo que una de nuestras labores es entregarles información fresca. Así como hay sitios en donde manejan bien el tema, hay otros que fallan en el alejamiento social y el contacto físico”, aseguró Marín.
El primer paso de la logística es seleccionar el lugar al que quieren ir, cuenta Marín, y añade que después busca una pista en dónde aterrizar. Luego, se fija en las poblaciones cercanas a ese punto, que estén a máximo una hora y media; se comunica con los gerentes de los hospitales de esos sitios y coordina con ellos la hora en la que tienen que estar en la pista.
En el avión, generalmente, solo va Marín y el piloto. En Bogotá cargan, desinfectan todo y despegan hacia el lugar de destino. Cuando aterrizan, organizan las entregas a dos metros de distancia entre los hospitales. Desde la pista se hace la entrega y Marín les hace una pequeña charla en donde les explica qué llevan los kit, para qué son y les da unas recomendaciones.
Cuenta que en este momento también se fija en cómo se comportan los gerentes y médicos de los hospitales, si llevan tapabocas, cómo se saludan entre ellos y cómo interactúan. Así determina si fallan en algún protocolo de bioseguridad.
Hasta hoy, la Patrulla ha llegado a 20 departamentos, entre ellos San Andrés, La Guajira, Chocó, Nariño, Vaupés, Casanare, Amazonas y Putumayo, en donde más de 7.500 trabajadores de la salud han recibido los elementos de protección y así, han impactado indirectamente a más de tres millones de personas.