El pasado mes de diciembre, el presidente Juan Manuel Santos anunció en una entrevista a un medio de comunicación extranjero, la necesidad de la intervención de un organismo internacional como la ONU, para que vigilara un eventual cese el fuego bilateral y la dejación de armas de las Farc.
Allí mismo expresó la posibilidad de tener varias zonas de concentración de los guerrilleros, donde estos dejarían los fusiles que los han acompañado por más de 50 años en las confrontaciones.
Pues bien, ayer, poco más de un mes de la intervención presidencial, Gobierno y Farc anunciaron el pedido que hará el Estado colombiano al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para la creación de una misión política integrada por observadores de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), encargados de vigilar el cese el fuego bilateral, próximo paso a darse en los diálogos.
Dicha comisión se creará para que “haga monitoreo y verificación del acuerdo sobre el cese el fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, y la dejación de las armas, que genere confianza y dé garantías para su cumplimiento, conformado por el Gobierno de Colombia, por las Farc”, dice el comunicado conjunto emitido desde Cuba.
La comisión funcionaría por un periodo de 12 meses con posibilidad de prórroga a petición de las partes negociadoras, y además de ejercer una veeduría, también podría “dirimir controversias, realizar recomendaciones y presentar informes”.
Tras lo anunciado en la isla, el presidente Santos, quien afirmó que los países vecinos no podrán integrar la comisión de verificación, habló sobre una de sus principales condiciones para que se pueda lograr un Acuerdo Final: “la dejación de armas de las Farc con todas las garantías, es obligatoria para la paz, sin dejación, no hay fin del conflicto, lo dije desde el principio, y afortunadamente hoy se está dando un paso definitivo”.
El mandatario recordó que aún faltan trabajos legislativos para darle garantías a lo que se acuerde en Cuba, “por eso el Congreso está trabajando en el Acto Legislativo para también acordar los tiempos, que es una condición necesaria para el éxito de todo esto y garantizar la no repetición del conflicto”.
Pasos finales a un acuerdo
Tanto la delegación del Gobierno como la de las Farc coinciden en que lo que se anunció son los “pasos que nos llevarán a la concreción de las conversaciones”.
Según Humberto De La Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno, “en julio del año pasado a partir del acuerdo que en ese momento denominamos ‘agilizar en La Habana, desescalar en Colombia’, las delegaciones del Gobierno y las Farc solicitamos el acompañamiento en la subcomisión técnica del fin del conflicto de un delegado del Secretario General de Naciones Unidas para iniciar la discusión sobre el sistema de monitoreo y verificación”.
De la Calle está convencido del momento que atraviesan las negociaciones y ve cada vez más cerca el cese el fuego y hostilidades bilateral y definitivo, así como la dejación de armas.
“Se trata por un lado de reafirmar la decisión de llegar a un cese definitivo. Es una muestra de la decisión política que acompaña al Gobierno y a las Farc de terminar de verdad este conflicto. Será el fin de la guerra. Será la mejor noticia para los colombianos”, dijo De La Calle.
A pesar de que las Farc han mostrado su descontento ante la posibilidad de que organismos como la ONU vigilarán un posible cese el fuego bilateral, “Iván Márquez” líder del grupo negociador de esa guerrilla, cree que los últimos avances en las conversaciones de paz, “constituyen una fuerte señal y una feliz premonición de que el proceso de paz de Colombia se encamina inexorablemente hacia la terminación del más largo conflicto del continente”.
El subversivo, al igual que la contraparte, ve a las conversaciones, “entrar en una etapa definitiva” y con la posibilidad grande de “terminar 60 años de confrontación, para regocijo de la humanidad, en este 2016”.
Sobre la comisión integrada por la ONU y Celac, “Iván Márquez” reveló que los representantes de cada organismo serán los encargados de reportar las novedades que se presenten en el cumplimiento de un inminente cese al fuego bilateral y dejación de armas.
Tercer actor en el proceso
Para Andrés Molano, politólogo e internacionalista, acudir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no era un mecanismo necesario porque “podría traer unos riesgos implícitos”, sin embargo, “hay que mirarlo con la perspectiva de una anticipación en la que pudiera requerirse a futuro una nueva intervención del Consejo de Seguridad para resolver algún obstáculo dentro del proceso de implementación de los acuerdos”.
Dice Molano, que un ejemplo de lo que podría implicar la presencia del Consejo de Seguridad de la ONU, “es que a este se le podría solicitar, en determinados casos, la suspensión de la intervención de la Corte Penal Internacional de conformidad con lo previsto en el Estatuto de Roma”.
Sobre el avance que tienen los diálogos de paz, este analista dice “tener sus reservas sobre una firma del Acuerdo Final para el 23 de marzo como lo quiere el Gobierno, porque a pesar del clima favorable con el que inició este 2016, todavía hay temas pendientes que resultan ser muy delicados, por lo que el plazo podría ampliarse”.
Por su parte, Javier Ciurlizza, director para América Latina de International Crisis Group, aplaude la decisión de acudir a la ONU, organismo “que se convierte en un tercer actor muy importante para la fase final del proceso de paz, el cual garantizará verificación y evaluación para un plazo corto”.
Según Ciurlizza, el Consejo de Seguridad de la ONU es el único órgano con capacidad de autorizar nuevos gastos y operaciones extraordinarias, por lo que “otras opciones que estuvieran disponibles, hubieran implicado muchísimo más tiempo y más debate, y no creo que la intervención del Consejo de Seguridad implique algún riesgo para la soberanía colombiana o para la injerencia o no injerencia de los asuntos internos”.
Reconoce que estar en el Consejo de Seguridad implica un seguimiento anual, por parte de los miembros permanentes y no permanentes a lo que sería la comisión de verificación, pero “hay que tener en la cuenta que la petición que se piensa hacer es para una misión política, lo que encaja en unas operaciones de mantenimiento que son diferentes a las militares, y que consisten en presencia de personal civil predominantemente no armado, algo muy diferente a acciones de la ONU en otros países también en conflicto”.
Como la mayoría de analistas, Ciurlizza ve difícil la posibilidad de tener un Acuerdo Final listo el 23 de marzo, no obstante, se vislumbra la voluntad de ambas partes para cerrar el ciclo de tres años de negociación.
