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En diálogo con EL COLOMBIANO, Pierre Lapaque, representante de la Oficina de la ONU Contra la Droga y el Delito, UNODC, explicó desde su óptica lo que arrojó el último informe de esa oficina frente a los cultivos de uso ilícito en el territorio colombiano, los cuales, por segundo año consecutivo mostraron un descenso en las cifras.
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En la conversación con este diario, el funcionario extranjero explica, entre otras cosas, por qué los grupos armados organizados están cada vez más involucrados en toda la cadena del narcotráfico y lo que esto significa para los campesinos que no tienen otra opción que cultivar la mata de coca en sus territorios.
Para Pierrre Lapaque, a pesar de los buenos resultados, hay un cambio total en el tema de la producción y comercialización de la pasta y clorhidrato de cocaína.
¿Cómo explicar que bajaron las hectáreas de coca pero la producción aumentó?
“Técnicamente lo que vemos es que hace dos años está bajando la cifra, el año pasado registramos una reducción de cerca de dos mil hectáreas, pero este año hay 15 mil hectáreas que significan una reducción del 9% de los lotes cultivados en el país, eso es una buena noticia. Al mismo tiempo vemos una especialización de los grupos criminales porque están encargados en la producción, transformación y exportación o consumo local, esta especialización hay que tomarla en cuenta porque eso quiere decir que aunque bajó la hoja de coca en un 9%, pero el rendimiento promedio aumentó, no mucho, pero aumentó”.
¿Es esto una buena o mala noticia para el país?
“Es una buena noticia porque bajan los lotes de mata de coca en el país”.
El informe dice que aunque hubo reducción en casi todos los departamentos, los cultivos siguen en las mismas zonas de siempre: Bajo Cauca de Antioquia, Nariño, Norte de Santander, Putumayo, Caquetá, sur de Bolívar...
“Pero solo subió en Norte de Santander y Valle del Cauca, el resto que menciona tuvo, que siempre tenían tendencia a subir, tuvieron reducción”.
En el Valle del Cauca hay un aumento del 82%...
“Si, pero es porque para 2018 en el último informe no tenían muchas hectáreas sembradas, ahora el aumento es solo de 1058 hectáreas”.
En el informe se dice que los cocaleros son los que menos ingresos reciben por toda la cadena. ¿Cómo explicar esto?
“Esa es la historia de Colombia. El caso de los campesinos es que reciben muy poca plata, porque la mayoría llega a los grupos armados porque ellos ya manejan toda la cadena: producción, transporte y comercialización y en este último paso es cuando se hace la plata. Los campesinos toman demasiados riesgos para recibir muy poco. Estamos hablando de unas 125 mil familias cocaleras que no reciben más de millón y medio de pesos”.
Más si se confirma en el informe que el ingreso bruto de la producción potencial de clorhidrato de cocaína tipo exportación producido en Colombia en 2019 , tiene en el país un valor de $ 6.33 billones de pesos...
“Ese es el valor bruto, pero los campesinos no se benefician absolutamente nada de eso. Insisto, son muchos más los riesgos que corren los campesinos colombianos”.
¿Esta consolidación de los grupos armados ilegales en toda la cadena es algo nuevo?
“Yo no puedo decir que todos los grupos armados están metidos en eso. Hay grupos locales y de afuera, están por ejemplo los grupos mexicanos que trabajan en Colombia para ellos asegurar la exportación. Lo que sí puedo decir es que hasta hace unos siete años, los mismos campesinos hacían la producción y la primera transformación, pero ahora lo que vemos es que son los grupos armados que en el territorio se aseguran que los campesinos siembren y después recogen el producido, la transforman y la comercializan”.
¿Y qué más ha cambiado en ese proceso final para la exportación?
“Ahora se puede exportar la base de coca o el clorhidrato de cocaína. Esto quiere decir que la transformación de base en pasta y de pasta en clorhidrato puede hacerse en Costa Rica, Senegal, Brasil o cualquier otro lado. Se cambió totalmente el paisaje, ahora tenemos grupos que van a utilizar todas las rutas posibles, los medios posibles, van a especializar cocaleros, químicos. Es todo un mundo económico que está funcionando alrededor del campesino pero controlado por los grupos armados”.
Después de este informe, ¿cuáles son las recomendaciones al Gobierno Nacional?
“Primero hay que diseñar estrategias basados sobre el conocimiento del terreno afectado por el cultivo de coca, es decir, lo que va a funcionar en Nariño no va a funcionar en Norte de Santander, Putumayo o Antioquia. Se deben hacer cosas a la medida en cada territorio. Segundo, es importante trabajar todo el tema de sostenibilidad porque no sirve de nada arrancarle la coca a un campesino que después la va a volver a sembrar en otro punto. Este tema es fundamental para que los campesinos puedan cambiar su vida y tengan garantías de dejar la ilegalidad. La idea es que esta curva que se muestra desde el año siga con la misma tendencia y eso solo se puede si se trabaja de la mano no solo con las políticas públicas, también de la mano con las comunidades”.
Pierre Lapaque, FOTO CORTESÍA UNODC