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Andrés Felipe Arias dice que está secuestrado

  • El exministro Andrés Felipe Arias sostiene que es inocente. FOTO COLPRENSA
    El exministro Andrés Felipe Arias sostiene que es inocente. FOTO COLPRENSA
16 de octubre de 2018
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En una carta dirigida a la opinión pública en general, el exministro de Agricultura Andrés Felipe Arias, sostuvo: “seguiré luchando contra este secuestro. Lo tengo que llamar así porque, aunque se cubra de ropaje institucional, secuestro es secuestro; y el dolor causado por ello a mi esposa y mis hijos también es dolor”.

Arias lleva 382 días detenido en una cárcel federal de la Florida y condenado a 17 años de cárcel por el escándalo de Agro Ingreso Seguro, especialmente por peculado por apropiación en favor de terceros y celebración de contratos sin el debido cumplimiento de los requisitos legales.

Mientras espera la decisión de Estados Unidos si regresa o no a Colombia, el exministro sugirió en la carta que algunos de los magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia temen que se den a conocer las anomalías que se han cometido en su contra.

“Ante la ausencia de pruebas en mi contra, la Procuraduría General de la Nación le solicito a la Sala Penal mi absolución. Puedo probar que actué con absoluta integridad durante mi paso por el Ministerio. Aun así, aquí estoy, encarcelado y separado de mi esposa y mis hijos por un delito que no cometí”, dice un apartado de la misiva.

Añadió que la Sala Penal que lo condenó es la misma del Cartel de la Toga, “un grupo de jueces mayoritariamente corruptos y, por ende, ilegítimos”.

Para Arias su condena obedece a “odios y a cuentas políticas”, en lugar de ser asuntos netamente judiciales.

También comparó su situación con la de los excombatientes de las Farc que actualmente participan en política. “¿Cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida?

Este es el texto completo de la carta:

Octubre 15, 2018

“Soy Andrés Felipe Arias y llevo 382 días privado de mi libertad en una cárcel federal de los Estados Unidos. Es la tercera vez que me encuentro preso por cuenta de un delito que no cometí, pagando con mi libertad y con la paz de mi familia; el precio del odio político y la corrupción de los jueces que me condenaron en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Usted podrá o no estar de acuerdo con mis ideas políticas, o con las del gobierno que serví y defendí. Puedo o no ser de sus afectos, pero le pido que por un momento deponga sus prejuicios y escuche lo que tengo que decir. Jamás me robé un peso, ni permití que otros robaran.

Ni siquiera la injusta condena en mi contra, a más de 17 años de cárcel, es por haber desviado recursos del Ministerio a mi favor o por mis actividades electorales.

Probablemente usted no sepa que mi condena obedece a tres convenios que suscribí, como ministro, con un órgano adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA) para operar el programa Agro Ingreso Seguro; convenios jurídicamente idénticos a más de 130 que fueron suscritos durante los últimos 25 años entre el Ministerio y el mismo organismo de la OEA.

Si yo le dijera que una de las Magistradas que firmó mi condena, no asistió a una sola audiencia del juicio, usted no me lo creería, pero así fue. Es tan descabellada mi condena que los particulares que realmente estafaron al programa Agro Ingreso Seguro no pagaron ni un solo día de cárcel. Es más, ante la ausencia de pruebas en mi contra, la Procuraduría General de la Nación le solicito a la Sala Penal mi absolución. Puedo probar que actué con absoluta integridad durante mi paso por el Ministerio. Aun así, aquí estoy, encarcelado y separado de mi esposa y mis hijos por un delito que no cometí.

Aunque he intentado apelar esta injusta condena, la Sala Penal no me quiere conceder este derecho. Supongo que algunos de sus Magistrados temen que se me permita desnudar todas las anomalías que cometieron en mi contra. Mas aún, no es fortuito que la Sala que me condenó sea la misma del “Cartel de la Toga”, es decir, un grupo de jueces mayoritariamente corruptos y, por ende, ilegítimos.

Tristemente, son muchos los testimonios, más de los que Colombia conoce o imagina, los que corroboran la forma deshonesta en que actuaban la mayoría de Magistrados de dicha Sala. De hecho, el único Magistrado que no aparece mencionado en las grabaciones de la DEA que develaron semejante entramado de corrupción, fue precisamente el Magistrado que votó en contra de mi condena, estableciendo en su salvamento de voto que sus colegas habían violado flagrantemente mis derechos de defensa y al debido proceso.

La Sala Penal que me condenó es, además, la misma de la vendetta contra el Presidente Uribe. Pero incluso los detractores del gobierno que serví y defendí deben reconocer que algo está podrido cuando la justicia se utiliza para saldar odios y cuentas políticas. Así pues, la injusticia cometida en mi contra no solo es una tribulación aguda, cruel y dolorosa para mi familia y para mi. Es, además, una lesión irreparable a los pilares del derecho, la libertad y la justicia de todo un país.

Y me pregunto, ¿cómo entender que personas que hasta hace poco asesinaban, secuestraban y narcotraficaban en los montes de Colombia, hoy ostenten curules en el Congreso de la República, mientras yo, sin haber cometido delito alguno, sigo encarcelado y despojado de mis derechos políticos de por vida? Aún así, preservo mi fe en Dios.

Rendido solo ante Él, seguiré luchando contra este secuestro. Lo tengo que llamar así porque, aunque se cubra de ropaje institucional, secuestro es secuestro; y el dolor causado por ello a mi esposa y mis hijos también es dolor. Sin duda, mi esposa Catalina y mis hijos Eloísa y Juan Pedro son los héroes de esta historia de terror. Su amor y su luz son la fuerza que tengo para resistir esta injusticia disfrazada de toga. Hoy nos tocó a mi esposa, a mis hijos y a mi; mañana puede tocarle a cualquiera.

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