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Minsalud da pistas sobre cómo será regreso a clases presenciales

Se mantendrán las medidas básicas de bioseguridad como el distanciamiento, el uso de tapabocas y el lavado de manos. Proteger la salud mental y física, el desafío.

  • Ante cualquier síntoma gripal o de fiebre, el niño no deberá ser enviado a las clases presenciales, según indicó el Ministerio de Salud, para evitar un brote de casos. FOTO Juan Antonio Sánchez
    Ante cualquier síntoma gripal o de fiebre, el niño no deberá ser enviado a las clases presenciales, según indicó el Ministerio de Salud, para evitar un brote de casos. FOTO Juan Antonio Sánchez
24 de septiembre de 2020
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El protocolo de bioseguridad para el regreso a clases presenciales, tanto en universidades como colegios y guarderías, está a punto de quedar listo; no obstante, aún están afinando ajustes antes de ser publicado.

Así lo planteó ayer el ministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, quien en la Comisión Sexta de la Cámara de Representantes explicó cuáles serán los criterios que se tendrán en cuenta para que el regreso a clases en las sedes educativas sea seguro, tanto para docentes, como alumnos.

Entre los lineamientos planteados, se encuentra que solo deberán asistir quienes no presenten síntomas, tomar la temperatura, usar tapabocas, establecer horarios para lavado de manos, no compartir alimentos, guardar el tapabocas en bolsa de papel mientras se come, evitar tocarse la cara, la nariz o evitar frotarse los ojos y establecer la distancia física de al menos dos metros con otras personas.

Y en relación con la infraestructura, el ministro destacó que se debe garantizar el suministro de agua potable para el consumo, la limpieza y la desinfección de los entornos educativos para reducir el riesgo de contagio.

Impactos que se evaluaron

La salud mental y física que acarrea el encierro fueron determinantes para ir afinando el protocolo. Desde lo físico, el ministro destacó que el sedentarismo, la alteración de rutinas y hábitos del sueño, afectan el desarrollo cognitivo y son los principales impactos negativos en los niños, niñas y adolescentes, producto del confinamiento.

Mientras que en el caso de la salud mental, pueden darse trastornos de ansiedad, depresión o episodios de violencia doméstica. “La falta de contacto rutinario con estructuras de cuidado de educación y salud ha perjudicado la detección temprana y el abordaje de las violencias”, indicó.

Desde la perspectiva de la salud mental, Bibiana Magaly Mejía, sicóloga, docente de la Universidad del Quindío y Phd en Cultura y educación en América Latina, señala que las opiniones se dividen entre regresar o no, aunque se inclina más por un regreso seguro, entendiendo que lo primordial es cumplir las recomendaciones de seguridad y tener un diálogo directo con los niños, para que no compartan comida, guarden la distancia, mantengan el tapabocas y laven sus manos con regularidad.

“En la escuela no solo se da una interacción estudiante-profesor, sino que se interactúa con la comunidad educativa en general”, sostiene Mejía, al destacar la necesidad del niño de tener vínculos y de sentirse reconocido como un agente activo, en la medida de que al disfrutar de otros espacios, podrá liberar el estrés y disminuir procesos de ansiedad o síntomas depresivos, que se han presentado en el confinamiento”.

¿Y lo académico?

René Londoño, doctor en educación y rector de la Institución Educativa Alfredo Cock Arango, explica que el Ministerio de Salud expone razones de peso para considerar el regreso, pero desde su punto de vista como directivo docente, hay que revisar otros aspectos, como la vida en familia de los estudiantes.

Cita, por ejemplo, que el colegio que dirige tiene gran cantidad de abuelos y abuelas que viven con los estudiantes y que ante cualquier contagio, serían más vulnerables ante el virus cuando el estudiante regrese a casa. “Los protocolos que se puedan expedir son necesarios, porque en algún momento tendremos que regresar, pero creo que este no es el momento”, asegura Londoño, al destacar que actualmente ya hay una estrategia de trabajo virtual, que ha funcionado, pese a las dificultades.

Además, plantea que en el caso de la institución en la que labora, el 72 % de los padres de familia ha dicho que no está de acuerdo con enviar los hijos al colegio, mientras que el 100 % de los docentes no lo contempla. “Si la decisión de no ingresar salva una vida se justifica el hecho de pensar muy bien la alternancia”, agrega el rector.

Frente a lo planteado por el Ministerio de Salud, Juan Gabriel Vélez, secretario de Educación de Envigado, recuerda que es lo que se está haciendo con los pilotos de alternancia en los que está trabajando el municipio junto a las instituciones privadas, pues en las públicas, aún se adelanta el trabajo desde casa.

“Tenemos toma de temperatura, registro de los asistentes a clases y estamos cumpliendo con los lineamientos fijados por el Ministerio de Educación, para que las clases presenciales se puedan dar bajo el modelo de alternancia”, indica el funcionario.

Con las pruebas piloto, en el municipio están trabajando con 12 instituciones: dos centros de formación para el trabajo, cuatro centros educativos de preescolar y el resto son colegios. “Con la alternancia, estamos trabajando con alrededor de 1.500 estudiantes que se están beneficiando de esta figura”.

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