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Relatos de un juramento hipocrático online

  • Tiempos de grados por plataformas como Zoom, Webex o Teams, debido a la pandemia por la covid-19. FOTO CORTESÍA UNIVERSIDAD CES
    Tiempos de grados por plataformas como Zoom, Webex o Teams, debido a la pandemia por la covid-19. FOTO CORTESÍA UNIVERSIDAD CES
  • María Pérez Vallejo celebró sus grados acompañada de sus padres. Está trabajando en el Hospital General de Medellín. FOTO CORTESÍA
    María Pérez Vallejo celebró sus grados acompañada de sus padres. Está trabajando en el Hospital General de Medellín. FOTO CORTESÍA
  • Andrés Felipe Barrera Ruiz estuvo acompañado de su hermana al momento de recibir su grado virtual. FOTO CORTESÍA
    Andrés Felipe Barrera Ruiz estuvo acompañado de su hermana al momento de recibir su grado virtual. FOTO CORTESÍA
  • Al final del grado, el padre de Ana Lorena Caraballo Cordovez obtuvo su retrato con la nueva médica. FOTO CORTESÍA
    Al final del grado, el padre de Ana Lorena Caraballo Cordovez obtuvo su retrato con la nueva médica. FOTO CORTESÍA
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Qué se iba a imaginar Hipócrates, el griego, que su texto, un juramento sobre la ética que debe seguir un médico al ejercer su profesión, iba a ser la hoja de ruta de las facultades por más de 2.500 años. Con los avances de la ciencia se ha modificado, claro, la última vez fue en 2017. Pero lo que ni su creador ni casi nadie podía anticipar, es que un virus ocasionaría que un día estas palabras tendrían que recitarse a través de una pantalla de computador.

Ocurrió por causa de la covid-19. En el país, como una solución para fortalecer la atención de la pandemia, a principios de abril la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina (Ascofame) pidió al Gobierno Nacional anticipar los grados para contar con más de 2.000 nuevos galenos antes que termine junio de este año.

Es así como la Universidad del Rosario y la Universidad de La Sabana ya tuvieron ceremonias virtuales el mes pasado, sirviéndose de plataformas en línea. En Medellín, los primeros pasos en esa dirección los dieron la Universidad de Antioquia y el CES.

Entre el 16 y el 17 de abril, 127 médicos de la ciudad recibieron su título profesional por internet. Y aunque por lo pronto esta decisión solo cobija a las facultades de salud, con la proximidad del final de varios pregrados y la incertidumbre de la duración de la pandemia, hay instituciones que ya se preparan para que estudiantes de otras carreras se gradúen de esta manera.

Por ejemplo, en la Universidad Pontificia Bolivariana evalúan la posibilidad y, este mes, comenzarán también con Medicina y Enfermería, en ceremonias a través de la plataforma Webex en las que se recibirán 133 estudiantes de pregrado y 68 de postgrado.

El Instituto Tecnológico Metropolitano (ITM) gradúo por la plataforma Teams a 75 profesionales pertenecientes a 21 programas académicos, entre los que se destacan nuevos ingenieros biomédicos y tecnólogos en Mantenimiento de Equipos Biomédicos. Este mes será la ceremonia para cerca de 500 estudiantes de otras carreras.

Asimismo, la Cooperativa de Colombia y la Remington, tendrán grados virtuales este mes para 160 profesionales de la salud.

“Nuestra ceremonia no tenía antecedentes. Lo hicimos con la solemnidad del caso: palabras del rector, juramento hipocrático, los graduandos vestidos de gala y acompañados por sus familias. Las plataformas digitales dieron espacio para las sonrisas y las emociones”, expresó el Dr. Ricardo Posada, decano de la Facultad de Medicina del CES.

EL COLOMBIANO comparte estas tres historias para contar, a través de las sensaciones de sus protagonistas, cómo es la experiencia de graduarse de una manera inusual, sin los abrazos entre colegas, sin las fotos en esos rincones predilectos de las universidades, pero con el orgullo de concluir un largo camino de estudio y la disposición de servir en medio de estos tiempos de crisis inesperadas.

María Pérez Vallejo celebró sus grados acompañada de sus padres. Está trabajando en el Hospital General de Medellín. FOTO CORTESÍA
María Pérez Vallejo celebró sus grados acompañada de sus padres. Está trabajando en el Hospital General de Medellín. FOTO CORTESÍA

En casa de María la celebración fue con vino rosé

El mensaje lo leyó nada más al despertar. Los chats estaban saturados con la misma noticia: había la posibilidad de anticipar los grados de Medicina en la Universidad CES. María Pérez Vallejo se levantó de su cama y fue a darles esa primicia a sus papás. “Se pusieron felices. Ellos me apoyan tanto que yo puedo decirles que voy para la guerra y, si me ven contenta, ellos también lo están”.

La pandemia por la covid-19, que meses atrás María veía lejana, ya estaba en Colombia y abrió grietas en calendarios y planes, postergó eventos y aisló a la mayoría de los ciudadanos. Para el caso de los estudiantes de Internado (último año), la encrucijada tenía que ver con aceptar la posibilidad de graduarse antes y apoyar la atención local del virus, o esperar para cursar los meses de rotación que faltan por completar cuando la situación mejore. María optó por la primera salida.

“Las bromas eran entonces que nos iba a tocar una ceremonia por internet, por una plataforma como Zoom, que uno recibía el diploma y luego podía seguir durmiendo”, cuenta. Y fue así. Bueno, al menos una parte.

No era una cuestión menor, pues pocos desean que un grado, tras una carrera de más de seis años se reduzca a un trámite virtual. En la U. CES, María y sus compañeros comenzaron a buscar el mejor traje o vestido para la ocasión. Nada de salir en pijamas. Ella eligió un vestido negro que había comprado para una “futura ocasión especial”, la cual terminó sucediendo el pasado 16 de abril, nada más y nada menos el día en que se recibió como médica. Sus padres no se quedaron atrás y también se engalanaron para el evento virtual.

Desde las 7:00 a.m. hasta las 10:00 a.m., cuando comenzó la ceremonia, su casa fue el tras bambalinas que a un clic se abriría para comenzar los actos protocolarios. Lo que vendría después ya estaba agendado: el domicilio de comida española y un vino rosé que aguardaba junto a tres copas.

“Nada que ver con lo aburrido que llegamos a pensar que podía resultar esto. Fue una ceremonia hermosa. Ver a mis compañeros levantar la mano conmigo para hacer el juramento (hipocrático), a pesar de las adversidades del momento, fue muy emotivo. Lloré con ellos”, confiesa María.

Los retratos contratados con fotógrafos personales fueron cambiados por pantallazos y selfies. Su papá pidió salir en cámara para mostrar su saco y su corbata y, en otro computador en la distancia, la abuela y la madrina también estaban pendientes de la cibergala, que no dejaron de comentar en los grupos familiares de Whatsapp.

Como la sesión por Zoom iba hasta las 11:00 a.m., a María le quedó tiempo para quedarse un rato hablando con sus colegas, brindando y llenando de sonrisas las cajitas del recuerdo.

Su diploma llegó a casa el mismo día, donde se cuida y alcanzó a tomar unos días de descanso junto a sus padres y el gato Tolouse.

Sin embargo, la pausa no duró mucho, porque a finales de abril comenzó a trabajar atendiendo la pandemia en el Hospital General de Medellín, gracias a una norma nacional que le permite laborar allí para cumplir con el servicio social obligatorio y así obtener su licencia médica. Más adelante, dice, pues quiere dedicarse unos años a trabajar como médica general, y le encantaría especializarse en Psiquiatría.

Andrés Felipe Barrera Ruiz estuvo acompañado de su hermana al momento de recibir su grado virtual. FOTO CORTESÍA
Andrés Felipe Barrera Ruiz estuvo acompañado de su hermana al momento de recibir su grado virtual. FOTO CORTESÍA

Andrés y los zapatos para el grado pedidos por Internet

En Estados Unidos, Andrés Felipe Barrera Ruiz compró una corbata pensando en su grado. Ya había imaginado ese día, sin tanta preocupación, pero dibujando en su cabeza la fuente, el teatro Camilo Torres y los abrazos con sus familiares y amigos, el beso con su novia y los retratos para la posteridad.

Llegó a Colombia poco antes de que la covid-19 representara una amenaza. Su Alma Mater, la Universidad de Antioquia, ante la inminencia del virus decidió sacrificar algunas rotaciones que les faltaban a sus estudiantes de último año de Medicina y reforzar la línea 123 para la atención de casos del nuevo coronavirus. Allí estaba Andrés, recibiendo llamadas mientras en su facultad se libraba una lucha para que a los internos les respetaran los ciclos finales de formación.

Cuando llegó la cuarentena, su madre tomó la decisión de aislarse lejos de Medellín, en una finca en el municipio de San Vicente; su padre estaba en Itagüí. En medio del aislamiento, la U. de A. abrió dos caminos para los estudiantes de Medicina: adelantar los grados y participar en el sorteo del año rural o trabajar en alguna institución local para atender la covid-19; o, por otro lado, seguir en la universidad para esperar la evolución de la pandemia. Andrés descartó la segunda opción y decidió acceder a una graduación anticipada, que entre otras cosas debía hacerse de manera virtual. No lo hizo solo, pues esa determinación llegó luego de hablar con sus compañeros y sobre todo con su novia, Isabela Saavedra, quien hace parte de su promoción y recibió el título en la misma ceremonia.

Los zapatos negros llegaron el 16 de abril, un día antes del grado. No tuvo tiempo de calzarlos y caminarlos, probárselos en un almacén, sino que los pidió por internet y buscó esa corbata comprada en el extranjero, se puso una camisa, un pantalón elegante y junto a su hermana, que lució un vestido negro con flores entró al recinto del acto: una sala de televisión reconvertida en teatro de grado con globos y decorados acordes con la ocasión.

Cuando comenzó la ceremonia cibernética, Andrés recordó las simulaciones que suelen hacer los estudiantes de Medicina a lo largo de la carrera, pensando en que son reales y que las decisiones que toman son vitales, y aunque el acto al que asistía le parecía irreal se concentró para dotarlo de solemnidad. Fue justo en el momento en el que una de sus compañeras leía el discurso de grado, cuando él sintió por fin que estaba al final de un largo camino y lloró.

“Mi mamá estuvo triste, me acompañó más de seis años y no pudo estar conmigo ese día, pero exponerse a un contagio, a un comparendo, no era lo mejor. La universidad retransmitió la videollamada por Youtube, ella tuvo que verla por allí”.

Luego de los aplausos recíprocos al final de los actos de grado, el brindis con los nuevos colegas y pantallazos para inmortalizar el momento, en casa del papá de Andrés se destapó un vinotinto, se sirvió un banquete de comida peruana y el festejo siguió en la tarde con cervezas. Lo vivido podrá ser catalogado de muchas cosas, pero no de convencional y, piensa Andrés, en el futuro será una linda anécdota para contar.

“Sacrificamos unos meses de nuestra formación, pero tenemos que ver con orgullo el camino recorrido y saber que estamos listos para servir. Somos la generación que recibió su título a través de una pantalla de computador”.

Al final del grado, el padre de Ana Lorena Caraballo Cordovez obtuvo su retrato con la nueva médica. FOTO CORTESÍA
Al final del grado, el padre de Ana Lorena Caraballo Cordovez obtuvo su retrato con la nueva médica. FOTO CORTESÍA

Ana Lorena y su discurso de grado virtual

El nuevo coronavirus, mientras estaba haciendo una rotación de Medicina en Boston (EE. UU.), se le hacía algo lejano a Ana Lorena Caraballo Cordovez. Había leído, meses atrás, sobre la enfermedad en un hilo de Twitter y para entonces parecía poco probable que llegara hasta el continente. Mientras estaba en su intercambio, en cuestión de una semana todo cambió y el virus dejó de ser distante. Llegó a Colombia.

Ana regresó el 16 de marzo. La afectó un resfriado que alcanzó a asustarla y se mantuvo completamente aislada, aunque al final lo suyo fue una falsa alarma. Para entonces, como una fase de negación, aún le parecía increíble todo lo que ocurría, pero un mes después de su arribo del extranjero, ella estaría leyendo frente a un computador el discurso de grado con el que junto a sus compañeros se recibiría como médica de la Universidad de Antioquia.

Volvamos atrás, porque Ana estaba sintiendo que en menos de 30 días se estaba derrumbando todo ese tramo final, esos ciclos de rotación que ella quería cursar para completar su formación. Tenía miedo y la universidad les pedía una respuesta: ¿querían graduarse de manera anticipada o esperar a ver cómo seguía la pandemia? Ana lo consultó con su hermano, médico, y al final comprendió que lo aprendido en toda la carrera no se lo quitaría nadie y que la que tenía frente a ella, era una posibilidad de ponerlo en práctica.

El lunes de la semana de su grado, a través de grupos de Whatsapp algunos compañeros la postularon como la encargada de escribir el discurso en la ceremonia –que para entonces ya se había definido que sería a través de internet– y para su sorpresa, luego de ganar en una votación en Facebook, resultó elegida para esa tarea, la cual cumplió a cabalidad aunque para ello escribió seis versiones y puso el punto final en horas de la madrugada del día siguiente.

Ese martes hubo un ensayo de lo que sería la atípica gala. “Fue muy curioso, porque uno creería que eso solo se hace cuando un acto es presencial, pero luego sirvió mucho porque pudimos dar algunas ideas, expresar lo que queríamos”.

El día del grado, el viernes 17 de abril, tuvo algunos contratiempos antes de la ceremonia: falló el wi-fi, le entró shampoo en un ojo y solo tuvo listo el vestido una hora antes del evento. No obstante, las cosas se encauzaron y al final los nervios se esfumaron y le permitieron vivir su día.

Recordará su grado como una videollamada en la que comenzó sintiéndose sola, pero que dio paso al calor de la compañía a medida que los directivos reiteraban una y otra vez su respaldo, les brindaban un aplauso y, sobre todo, cuando un montón de cuadritos apareció en la pantalla, con las caras de aquellos que por años estuvieron con ella estudiando Medicina. También sintió a su lado a la nana Rosa y su papá, que veían el evento por Youtube desde otro cuarto, y a su mamá, conectada junto a la abuela desde Estados Unidos. Al terminar la ceremonia, su papá descorchó un vino y pidió, como es tradición cuando hay celebraciones en casa, la comida china del mismo restaurante de siempre.

En los días venideros, ya llegará el momento de ejercer su profesión, a la cual quiere dedicarle algunos años antes de adentrarse en una especialización que, quizás, pueda ser Pediatría.

en definitiva

El Gobierno Nacional, para reforzar la atención de la pandemia de la covid-19, autorizó adelantar los grados de al menos 5.000 estudiantes en las facultades de salud. Por eso estos nuevos profesionales tuvieron su grado virtual.

Diego Zambrano Benavides

Periodista de la Universidad de Antioquia interesado en temas políticos y culturales. Mi bandera: escribir siempre y llevar la vida al ritmo de la salsa y el rock.

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