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El coronavirus llevó al cierre de fronteras y, con esto, miles de viajeros que se encontraban fuera de sus países por turismo o negocios quedaron atrapados en aeropuertos y ciudades ajenas. Ese es el caso de al menos 3.196 connacionales que, según estima la Cancillería, necesitan apoyo para retornar.
Hay dos barreras. La primera, que Colombia cerró sus fronteras desde el 23 de marzo por al menos treinta días, lo que impide que vuelos comerciales los traigan de regreso. La segunda, que este no es el único país que prohibió el tránsito de viajeros internacionales. Otras naciones como Perú tomaron la medida, por lo que se deben tramitar permisos entre naciones.
El Gobierno está priorizando la atención a los connacionales que estaban en condición de viajeros temporales. Estos deben registrarse en los consulados de las ciudades donde están y en la plataforma de Migración Colombia “Cuéntanos cómo estás”. Esa información permite tener un censo de su situación, el primer paso para que el Ejecutivo estudie los casos y, de considerarlo necesario, dé apoyo.
La Cancillería le explicó a EL COLOMBIANO que no hay una ruta única para conseguir la repatriación porque los vuelos son excepcionales. Además, preparan un decreto que buscaría que los fondos de las embajadas puedan utilizarse para que los connacionales en exterior tengan cómo subsistir.
La canciller Claudia Blum aseguró que una de las prioridades es respaldarlos. “Nuestros consulados apoyaron a 3.196 colombianos que estaban en viajes de turismo o negocios y necesitaron asistencia urgente (...) estamos definiendo recursos para enviarlos a la mayor brevedad posible a los consulados y embajadas”, afirmó Blum.
Los 169 connacionales que estaban varados en Cuzco, Perú, pudieron regresar el lunes gracias a un vuelo comercial que contó con la autorización del Gobierno para ingresar por motivos “excepcionales de carácter humanitario”. Estos tuvieron que asumir los costos del viaje y de la cuarentena en Bogotá. Asimismo, para 69 colombianos que estaban en Egipto se dispuso de un vuelo chárter encargado de traerlos de regreso haciendo escala en Múnich.
Sebastián Velázquez varado en Brasil

Mi esposa de 75 años y yo, de 83, estábamos en un crucero en el que hubo una sospecha de coronavirus. Recorrimos el continente de sur a norte durante doce días pidiendo que nos desembarcaran y solo tocamos tierra en Estados Unidos. De ahí la naviera consiguió que Brasil nos recibiera. Nadie nos quería, Colombia menos. Nos dejaron en un socavón perdidos, estamos desengañados con el país porque pudieron hacer lo que Brasil con nosotros: dejarnos entrar y aislarnos. Estamos en un hotel en São Paulo. No salimos, damos vueltas en la habitación para ejercitarnos y solo vemos televisión. Colombia tiene la solución para esto y esperamos que se dé cuenta de eso. Es ideal estar con la familia allá y no encerrados acá.
Mario arenas regresó de Perú

A Cuzco fui por unas vacaciones de una semana y me quedé un mes. Todo empeoró el 15 de marzo. Venía de la Montaña de los Siete Colores, paré en un restaurante y en las noticias vi que Perú acababa de cerrar la frontera. Se me vino el mundo encima. Mucha gente juzga el por qué no regresamos pronto, pero ellos no saben que no tuvimos tiempo de reaccionar. No había vuelos ni forma de salir del país y con los días Colombia también cerró sus fronteras. Después de esperar tres semanas el Gobierno me notificó que habilitaron un vuelo de Cuzco a Bogotá. Llegué el lunes. No es Medellín, pero estoy más cerca de mi hija de dos años. Ahora debo pasar acá dos semanas para gestionar un permiso para regresar a Medellín.
Santiago Isaza está en Panamá

Tenía un tiquete de Panamá a Colombia para el 17 de marzo, pero no lo pude utilizar. Llegué al aeropuerto con una amiga y las fronteras estaban cerradas. No tenía a dónde ir: un avión no podía llevarme a casa y la entrada a la provincia de Panamá donde podría tener un trabajo para tener un sustento por este tiempo estaba cerrada. Alquilamos un Airbnb con los pocos ahorros que nos quedaban, pero ya nos están prestando plata para poder sobrevivir. Quería pasar esta situación con mi familia, cómodo, en casa. Yo sé que el país no me puede sostener, pero uno como ser humano esperaría que los gobiernos fueran más humanos con nosotros. Mi permiso para estar en Panamá se acaba el 30 de abril, pero, ¿cómo me devuelvo?
Mónica Valdivieso se quedó en Chile

Mi pareja Jaime y yo viajábamos por Suramérica. Estábamos a punto de pasar de Chile a Argentina, pero cerraron las fronteras y quedamos atrapados en el sur, en Puerto Montt. Justo se nos dañó el motor del carro en el que viajamos y se nos está acabando la plata por todo lo que tuvimos que invertir en su reparación. Si no fuera porque el mecánico nos albergó en su casa hace dos semanas, estaríamos en el limbo. Antier se nos venció el permiso para estar en Chile y sabemos que el gobierno nos amonestará por haber infringido la ley. El Gobierno de Colombia nos dijo que podemos reclamar ayuda en la embajada, pero estamos a 2.000 kilómetros de distancia. Queremos regresar, pero con nuestro carro y nuestro gato.