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Arte que se puede comprar sin mucho dinero
Durante siete años esta feria ha promovido a artistas emergentes en Bogotá. El turno ahora es para Medellín.
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La artista y fotógrafa argentina Agustina Lallana investiga la cultura popular en la región amazónica colombiana. FOTO cortesía
07 de noviembre de 2019
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Una boleta para entrar a cine cuesta lo mismo si es para ver una película de un director de culto o uno popular; los precios no varían si participa un actor de Hollywood o uno colombiano. Con los libros, según la edición, puede pasar igual: que uno de un Nobel valga lo mismo que la primera novela de un joven escritor. También vale lo mismo escuchar una canción de los Rolling Stones o una de Maluma en plataformas musicales. Es distinto, sin embargo, en la artes plásticas: la diferencia entre un artista consagrado y un emergente es notoria.
Hoy llega a Medellín la Feria del Millón, que quiere “democratizar” ese mercado, como lo han buscado en Bogotá desde hace siete años.
A diferencia de otros encuentros, como Artbo, en este evento las obras que se venden cuestan cerca de un millón de pesos, sea una pintura, una escultura, una fotografía o un dibujo. La relación no está mediada por galerías porque son los artistas quienes se entienden con la gente. Los organizadores buscan borrar esa idea de que solo las personas que tienen un alto poder adquisitivo son los que pueden comprar arte.
“Es un evento de artistas para la gente. El público habla con los creadores y eso lo hace más amigable y natural”, explica Diego Garzón, director de este encuentro que se realizará hoy en Medellín con el nombre de La noche del millón, porque solo será de una jornada.
Otro formato
La idea nació como una alternativa a otras propuestas hechas bajo el modelo de ferias de galerías. Para los organizadores, hay pautas que marcn la diferencia como no distinguir la procedencia del autor.
Jeison Sierra participó en la Feria en 2014 y en Artbo al siguiente año, lo que le permitió comparar los dos escenarios. Para él, la primera tiene un carácter de vitrina, mostrar y vender lo que se hace. La segunda es más comercial y de representación. “No podría estar uno por su cuenta y eso hace que el intermediario solo lleve al que le convenga; es otra dinámica”, señala este creador antioqueño.
Los organizadores también piensan que la raíz es ofrecer otra alternativa. “No es una competencia con los galeristas ni queremos decir que todo el arte tiene que costar un millón de pesos, pero sí que sea una plataforma inicial para que se den a conocer nuevas firmas”, comenta Garzón.
Pasados cinco años, Jeison Sierra vuelve a participar en esta edición, esta vez con la pieza Constelaciones, compuesta de 27 rocas doradas que aluden a la llegada del oro a la tierra. Lo hace con un nuevo aire: su trabajo hace parte de las colecciones Suramericana (Medellín), de Arte Latinoamericano Goodyear (2015), del Museo de Arte Moderno de Medellín y de colecciones privadas en Colombia, Alemania y Estados Unidos.
Aunque el modelo de La noche del millón elimina la intermediación, igual se cobra una comisión al artista, pero más baja que en las galerías, señala el director.
Los organizadores eligieron Medellín como el primer escenario regional porque han notado una alta participación paisa en sus convocatorias. Esperan que en otros años pueda ser más que una noche
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artistas emergentes, en su mayoría de Medellín, se exhibirán esta noche.
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