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Café Vallejo cerró sus puertas tras 12 años de café, música y conversaciones en Laureles

La familia Vallejo anunció este viernes el cierre del Café Vallejo, un espacio creado por Aníbal Vallejo Rendón, defensor de la cultura y los animales y hermano del reconocido escritor Fernando Vallejo.

  • Las personas disfrutaban en la noche de este espacio entre café, cervezas, conversaciones y libros. FOTO: Archivo El Colombiano.
    Las personas disfrutaban en la noche de este espacio entre café, cervezas, conversaciones y libros. FOTO: Archivo El Colombiano.
  • Aníbal Vallejo Rendón y su esposa en el Café Vallejo. FOTO: Archivo El Colombiano.
    Aníbal Vallejo Rendón y su esposa en el Café Vallejo. FOTO: Archivo El Colombiano.
01 de abril de 2023
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Con publicaciones en Instagram se despidió el Café Vallejo de sus visitantes: Café Vallejo 2011 - 2023. Cerramos definitivamente el viernes 31 de marzo, agradecemos a quienes nos acompañaron. Un lugar mágico de encuentros y desencuentros cerró anoche sus puertas, gracias por todo lo vivido en él. Así, se despidieron de los 3.965 seguidores que tienen hasta ahora.

Café Vallejo abrió sus puertas en 2011 para convertirse en lo que hasta ahora algunos de sus visitantes consideran un importante centro cultural de la ciudad y un espacio para disfrutar del café entre libros, una conversación y música, que bien podían ser tangos o boleros.

Para saber más: Fernando Vallejo publica un nuevo libro, ¿qué dicen los lectores de su obra?

El Café Vallejo, el lugar de los animales y de cultura, lo fundó Aníbal Vallejo Rendón, quien nació en 1945 y creció entre Medellín y Támesis. Sus padres Aníbal Vallejo Álvarez y Lía Rendón y ocho hermanos, entre los que está Fernando Vallejo, su hermano escritor.

Aníbal Vallejo Rendón y su esposa en el Café Vallejo. FOTO: Archivo El Colombiano.
Aníbal Vallejo Rendón y su esposa en el Café Vallejo. FOTO: Archivo El Colombiano.

La relación de los Vallejo con Laureles ha sido intensa. Por lo que no fue una sorpresa que el café se instalara en este barrio, donde vive Aníbal con su esposa Norelia y sus mascotas.

La decisión de cerrar el café fue una decisión familiar, tal como se lo hicieron saber a Daniel Bedoya Salazar, el último cliente que atendió Café Vallejo en la noche del viernes 31 de marzo.

Daniel salía de una reunión y por azares de la vida se convirtió en la última persona que Aníbal Vallejo Rendón y su familia atendieron en el lugar. Ellos se lo hicieron saber, le contaron que cerrarían.

”Yo me enteré por casualidad, salí a tomarme una cerveza después de una reunión y cuando estaban apagando el Café me dijeron que era el último día y yo era el último cliente. Me tomó por sorpresa y la verdad es una noticia muy triste para las personas que lo frecuentábamos”, dice Daniel Bedoya Salazar.

—¿Qué significaba el Café Vallejo para sus visitantes?

—Era un sitio de encuentro muy importante para la comunidad que habita el barrio Laureles y de Medellín y el Área Metropolitana. Café Vallejo era un referente cultural, porque el café, la cerveza, lo que se comía en las tardes y noches, yo creo que todo eso era una excusa para propiciar conversaciones, encuentros, para tertuliar sobre temas de actualidad, de política, de historia, temas académicos y literarios.

Daniel menciona que al lugar asistían personas de varias generaciones, todas dispuestas a conversar alrededor del café. Él lo definía como “un oasis entre el primer y segundo Parque de Laureles”, un sector en el que hay ruido, pero ausencia de espacios de conversación, que generen estos vínculos que propiciaba el café.

Hace referencia a la decoración y el ambiente. A la buena música, a los tangos y boleros, a la colección “muy interesante” de pinturas y la promoción que hacía de las letras del maestro Fernando Vallejo.

En redes sociales las personas se han despedido de este lugar.

“Amor y gratitud para ustedes”, escribió el cantautor Pala.

Y varios de ellos hicieron referencia al exquisito café que se vendía allá: “Era mi café favorito”, “siempre que iba a Medellín pasaba allá a degustar un buen café y tener una buena charla”.

El último cliente del Café Vallejo con tristeza se despide de este lugar. “Perdemos un espacio importante. La familia Vallejo hizo un esfuerzo por mantenerlo alrededor de las tradiciones y costumbres paisas, que ellos han sabido preservar muy a su manera”.

Finaliza: “Y como se lo expresé ayer (el día del cierre) a Aníbal Vallejo y a su familia. Siento mucha gratitud con ellos por haberle apostado a crear un espacio de encuentro, de diálogo, de reflexión. Donde se preservó la cultura y se construyó un espacio para ser amigos. También les agradezco por ser defensores de los animales. Nosotros tenemos una deuda con ellos y hay que reconocerles todo lo que han hecho por Medellín durante estos 12 años”.

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