En el circuito del cómic, David B. ocupa un lugar extraño para los historietistas: el de uno que ha dado el salto de lo marginal e independiente a las grandes editoriales. Su libro Epiléptico ha sido traducido a varias lenguas y es una de las referencias obligatorias de la narración gráfica de carácter personal e intimista.
En dichas páginas relata la lenta, pero imparable transformación de su hermano en un completo desconocido, víctima de la epilepsia. En las viñetas la enfermedad asume diferentes apariencias, algunas de ellas mitológicas o simbólicas. Además, el relato nunca cae en el tono lastimero de la autocompasión o de la indulgencia: se fija en las luces y las contradicciones del afecto familiar.
Las historias nunca llegan a un punto de cierre, siempre tienen una arista distinta, un enfoque novedoso: ahora David B. quiere continuar con el relato de la vida de su familia. El autor visitó la ciudad y se encontró con sus lectores en la pasada Fiesta del Libro.
Si tuviera que definir su trabajo gráfico y narrativo, ¿cómo lo haría?
“Eso me pide mucha reflexión realmente. Me gusta mezclar diferentes elementos: autobiografía, historia, creencias, mitología, volver al origen de las personas”.
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Cuál fue el detonante para escribir Epiléptico?
“Es un libro que siempre había querido escribir: un día tuve la primera página en mente y así empezó la creación de esta obra. Esta primera página es bastante importante en esta obra porque es una visión de mi hermano en el baño donde mis papás y me doy cuenta de que mi hermano había cambiado muchísimo, no había notado esos cambios provocados por la enfermedad y en esa página justamente se da cuenta de esos cambios físicos. El resto del libro es una retrospectiva. Todo el camino desde que descubrieron la enfermedad de mi hermano, cuando era niño, hasta llegar a la primera página.
También algo que fue muy importante en el desarrollo de toda esta obra es saber que iba a poder publicarla a través de L’Association, una editorial que creamos justamente para permitir a creadores que proponían algo muy nuevo, en ese entonces, publicar sus obras. Sabía que de alguna forma iba a resultar esta obra”.
¿Le produce cansancio que su obra, para muchos, se restringe a ese título?
“No, no siento ese cansancio realmente porque este libro es bastante importante para mí, bastante íntimo. Estoy preparando una nueva obra para contar lo que pasó después de lo que cuento en Epiléptico. De hecho, los personajes, como tal, que habitan la historia: el hermano, el padre y hermana, siguen vivos, entonces es algo que me gusta seguir conversando en la familia”.
¿Cómo ha evolucionado el circuito del cómic a lo largo de su carrera?
“Realmente he tenido una trayectoria atípica en comparación con mis otros compañeros de L’Association porque también publicaba con grandes editoriales, entonces tenía como esta doble postura.
Con L’Association aportamos algo al mundo del cómic en Francia. De alguna forma el público estaba esperando otras propuestas en cuanto a las historietas en Francia. L’Association se ha vuelto la primera editorial independiente en Francia, entonces había un público para desarrollar este tipo de propuestas diferentes.
Lo que noto estos últimos años con el desarrollo de la técnica es que es mucho más fácil y económico producir un libro. Cuando inicié mi carrera, eran máquinas muy antiguas y un proceso más complejo. Lo que veo ahora es que para muchos jóvenes que quieren empezar a hacer cómics el camino es más fácil para sacar adelante los proyectos de manera autogestionada. He visto cambiar lo que podríamos llamar el mundo mainstream del cómic en Francia. He visto explotar el mundo de la historieta en general, especialmente el independiente”.