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Bajo las estrellas, jericoanos y cientos de visitantes, se reunieron a ver la potente inmensidad de la selva colombiana. Los reunió un documental, El Sendero de la Anaconda, narrado por el antropólogo Martin Von Hildebrand y el explorador Wade Davis, dos de los hombres que más se han adentrado a investigar de cerca la biodiversidad colombiana.
Niños y grandes se sentaban en la Plaza, los restaurantes aledaños y hasta en las escaleras del Museo de Arte Religioso de Jericó para ver en tres grandes pantallas la majestuosidad del río Apaporis, los vínculos intensos entre comunidades indígenas que habitan sus alrededores, la inmensidad del Parque Nacional de Chiribiquete y la urgencia por cuidarlos.
Fue una de las actividades de entrada libre que dio inicio a la segunda edición del Hay Festival en Jericó, que se vuelca sobre algunas de las inquietudes intelectuales y humanas que más apremia discutir en esta época. Este año, el Hay Jericó convocó a 7500 personas en sus diversos eventos. De esos, 6300 asistieron a las 16 conversaciones programadas.
Davis, canadiense, compartió experiencias de la filmación con los asistentes luego de la proyección de la película en el Parque y escuchó atentamente cuando varios jericoanos aprovecharon el espacio de preguntas para expresar su inconformidad frente a la posibilidad de que en Jericó se desarrolle el proyecto minero Quebradona que tiene a la comunidad en un debate álgido por la defensa de su territorio.
“El río Cauca es nuestro sendero de la anaconda”, expresó un ciudadano con micrófono en mano “y es nuestra responsabilidad cuidarlo”. A él se sumó otro que expresó que algunos jericoanos han reunido 40 las razones por las cuales se niegan a que en su territorio haya explotación minera, luego de que la empresa sudafricana AngloGold Ashanti radicó un Estudio de Impacto Ambiental ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales. Actualmente la ese proyecto está siendo evaluado. “Es como dicen los pueblos indígenas: uno no puede comer el oro”, complementó Davis, apoyando las intervenciones.
Espacio para muchas letras
La programación más académica del Hay contó con escritores, periodistas, cineastas y educadores. William Ospina conversó acerca de una investigación sobre la violencia y el olvido que impactó a la población campesina en Colombia a mediados del siglo XX, un testimonio que partió de la experiencia de su familia y que plasmó en el libro Guayacanal.
Víctor Gaviria y el director español Fernando Trueba hablaron con el crítico Samuel Castro sobre esas carreras que han desarrollado en paralelo, tan distintas, en el cine. La audiencia escuchó sobre sus métodos, sus actores, sus momentos de gloria en Cannes (Gaviria) y los Oscar (Trueba) y sus formas de entender ese arte en el que ambos son maestros.
El investigador y educador Alex Beard charló acerca de prioridades y perspectivas en la educación de los niños del siglo XXI, mientras que la escritora Piedad Bonnett recorrió varios de sus libros, desglosando diversas maneras en las que ha permitido que su vida esté presente en su poesía y su narrativa.
Por su parte, el escritor español Javier Cercas, ganador del Premio Planeta 2019, discutió acerca de su novela Terra Alta y destacó cómo, para él, “la literatura sirve para mostrar que la vida es más compleja y más rica de lo que creemos”.
Añadió además, sobre su novela policial: “un libro es como una partitura, el lector es quien la interpreta y la ambigüedad es ese espacio en el que él puede entrar”.
Un Hay que se baila
La lluvia retrasó el concierto que daría por concluido el segundo día. La cubana Haydée Milanés llevó a la audiencia por un viaje entre el son y la trova de su país. Pasó por canciones propias y recorrió éxitos como Yolanda, de su padre Pablo Milanés, y Unicornio Azul de Silvio Rodríguez.
Pronto subió al escenario la Orquesta La Pascasia, una big band que se basa en la unión entre músicos jóvenes y algunas figuras con experiencia de sobra como el maestro Carlos Piña. Tuvo dos invitados sorpresa: la misma Milanés, con quien interpretaron el tema Palabras de Marta Valdés, y el maestro Yuri Buenaventura, quien le dio un toque salsero a la noche.
Las montañas del Suroeste fueron el espacio para las últimas charlas el domingo: el poeta Rómulo Bustos, ganador del Premio Nacional de Poesía 2019, charló con Pilar Gutiérrez, directora de Tragaluz Editores, sobre las epifanías y obsesiones que inspiran su obra.
El fotógrafo argentino Daniel Mordzinski fue otro de los personajes que subió al escenario. Mordzinski, fotógrafo oficial del Hay Festival, repasó algunas de las historias que se han escondido detrás de su lente al retratar a personajes de la litertatura como Borges, Cortázar, y narró el episodio en el que fotografió a Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez en un mismo día en 2010 durante un Hay Festival Cartagena.
Con reflexiones musicales, literarias, cinéfilas, científicas y medioambientales, el Hay culminó su segunda edición con un 100 % de la ocupación hotelera y la llegada de 1.500 personas más de las que asistieron en la primera edición.