El Principito le dirá al aviador que su dibujo no es un sombrero, sino una boa que se ha comido un elefante, y le pedirá que le dibuje una oveja para llevar a su planeta, el asteroide B612. Lo hará esta vez en un viaje en Metro, en el de Medellín.
Porque la obra de Antoine-Marie-Roger de Saint-Exupéry llega esta vez a la colección Palabras Rodantes, esa que el Metro de Medellín y Comfama iniciaron hace 11 años y que con el pequeño de cabellos dorados ya suma 83 títulos.
La presentación de estos libros es de bolsillo y la idea es acercar la literatura a esas personas que van y vienen en el tren todos los días, para invitarlos a leer, para que se encanten con la lectura. Solo basta con acercarse a uno de los dispensadores, que están en cada estación, y ahí estará El Principito, el que fue publicado en 1943 y que ha pasado los años intacto: es uno de los textos más queridos sin importar ni edad ni nacionalidad ni tiempo.
Desde el Metro explicaron que lo incluyeron “por ser una obra tan importante, que tiene siempre un mensaje o enseñanza para quien lo lea, sea niño o adulto”.
En el prólogo de esta edición se lee: “El Principito se resume en tres palabras: sencillez, sabiduría y lealtad. Apareció en 1943, en medio de la guerra, acaso para enseñar el amor, la costumbre de atender a lo esencial de la existencia”.
Leer rodando
Palabras Rodantes es sobre todo una invitación: reclamar el libro, leerlo y devolverlo, para que más personas puedan encontrarse con él, y que se cree un círculo de muchos leyendo.
Regresarlo es igual de fácil: otra vez que pase en el Metro lo puede dejar en los dispensadores o entregarlos en el Bibliometro, esas bibliotecas que están en las estaciones Itagüí, San Antonio, Acevedo y Niquía, y que funcionan de lunes a sábado desde las 9:00 de la mañana a las 8:00 de la noche, menos los sábados que cierran a las 5:00 y los domingos que no abren.
Ahí, además, podrá prestar revistas, ver películas, navegar en internet y prestar otros libros, incluso los 86 que ya se han publicado en Palabras Rodantes, en géneros como la novela corta, el ensayo, el cuento, la poesía y las cartas. Hay obras, por ejemplo, de Leila Guerriero, William Ospina, Fernando González, Memo Ánjel, Juan Manuel Roca, Rainer Maria Rilke y Stefan Zweig. Locales, nacionales y extranjeros.
Así que ahora podrá viajar con El Principito y querer ser un niño cuando le diga, con su voz dulce, que “únicamente los niños aplastan su nariz contra los vidrios”. Sentirá envidia. Mirará a la ventana del Metro: ahí hay un vidrio perfecto para aplastar la nariz.