En sus más de 200 años de historia, los cómics se han transformado en más que un formato para contar historias, tanto que hoy son toda una expresión artística y cultural que ha logrado trascender fronteras geográficas y lingüísticas.
El inicio de este formato en Colombia estuvo relegado a la traducción de una historieta estadounidense publicada por el periódico Chicago Tribune en los años 20 y que aquí se distribuyó con el nombre de Mojicón en el diario Mundo al día, en una obra que estuvo a cargo de Adolfo Samper Bernal.
Sin embargo, hoy esa manifestación artística ha encontrado su espacio en festivales y en los esfuerzos de colectivos de autores que buscan no solo entretener, sino también educar y resistir culturalmente.
“El cómic permite contar historias que muchas veces no tienen cabida en los medios tradicionales. Es una forma de narrar nuestras realidades, de conectar con nuestra historia y nuestras luchas sociales”, explica Daniel Jiménez Quiroz, asociado de Entreviñetas, una organización sin ánimo de lucro que lleva 14 años impulsando todo tipo de espacios y oportunidades que fortalezcan la educación, el liderazgo cultural y el bienestar comunitario desde el arte.
Ellos son los impulsores de una de las iniciativas más destacadas en el panorama del cómic colombiano actual, conocida como Mapatintas, Red de Cómics para Nuevos Mundos, evento apoyado por la Alianza Francesa de Bogotá, el Goethe-Institut de Colombia y la Embajada de Francia en Colombia que juega un papel crucial en la promoción del cómic a nivel nacional.
”Este programa busca que los autores puedan nutrirse de las experiencias de sus pares en otros países, pero también que el público conozca las diversas miradas y estilos que existen en el mundo del cómic”, explica Jiménez.
La presente edición, que llega a territorios de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Tolima y Valle del Cauca, incluye la participación de once colectivos de cómic de todo el país y destacadas figuras internacionales, como la gestora cultural francesa Marina Corro, cofundadora del festival de cómic más reconocido de París: Formula Bula.
“El cómic no solo refleja nuestras historias, sino que también actúa como un puente entre diferentes culturas y perspectivas. Es una herramienta poderosa para explorar y comunicar experiencias únicas”, explicó en entrevista con EL COLOMBIANO.
Para Marina, el cómic tiene el potencial de “construir conexiones profundas entre comunidades diversas al presentar realidades y narrativas que pueden ser tanto locales como universales”, pues el formato gráfico ofrece “una plataforma única para abordar temas complejos y fomentar el diálogo intercultural”.
Esto, según comentó, permite a los lectores “ver el mundo a través de los ojos de otros”. De ahí la importancia de iniciativas como Mapatintas, pues son “una oportunidad invaluable para que artistas de diferentes partes del mundo compartan sus visiones y colaboren en proyectos que enriquecen la narrativa global del cómic”.
El evento también es una excusa para conocer de cerca el trabajo de colectivos locales como ZigZay, fundado por Zay Cardona y Jonathan Correa, cuyo trabajo ha sido fundamental para el desarrollo del cómic en Antioquia y más allá.
Radicados en Santa Fe de Antioquia, el impacto de ZigZay se extiende a Medellín y otras ciudades, pues han colaborado estrechamente con espacios como La Roussette Taller Café, en su municipio, donde han realizado exposiciones desde 2019, fortaleciendo la escena del cómic en una región donde este arte aún es incipiente.
“Es una búsqueda de unir a las personas, a los grupos, a los colectivos y crear una atmósfera del cómic en Santa Fe que no existe, es incipiente, es una cosa que está por descubrir”, comentó.
Este es un escenario que se repite incluso en las ciudades capitales de todo el país, por lo que iniciativas como Mapatintas abren las puertas a un diálogo intercultural que enriquece tanto a los creadores como a los lectores.
Como concluye Daniel Jiménez, “la magia del cómic radica en su capacidad para unir a las personas a través de historias visuales que resuenan en diferentes culturas. Al celebrar y compartir nuestras narrativas, no solo preservamos nuestra identidad, sino que también la expandimos en un escenario global”.