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Miguel Brieva plasma realidades con viñetas

El dibujante y escritor español participará hoy en una charla sobre novela gráfica, en el marco del Hay Festival Medellín.

  • Una muestra del trabajo de Miguel. FOTOS CORTESÍA Y NONADA.ES
    Una muestra del trabajo de Miguel. FOTOS CORTESÍA Y NONADA.ES
29 de enero de 2015
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De viñetas, publicidad y novela gráfica, habló desde España el escritor y dibujante Miguel Brieva con EL COLOMBIANO. Su conferencia será hoy, a las 6:30 p.m., en el Parque Biblioteca de Belén.

Su conferencia en Medellín tratará sobre novela gráfica. ¿Cuál es la receta para que esta sea exitosa? ¿Basta con buenas imágenes?

“Hasta la fecha sólo he dibujado una novela gráfica, así que prefiero opinar como lector más que como autor. Desde esa óptica, yo diría que el requisito de un buen cómic es que ofrezca cierta armonía y compensación entre el dibujo y el guión. Algunas obras contienen imágenes hermosas y elaboradas, y ello permite no ser tan exigentes con la trama. Otras ponderan el relato sobre la parte visual, especialmente en la actualidad, en que se valora la originalidad de la voz propia por encima de la técnica en el dibujo. Pero luego en última instancia tendríamos, claro está, aquellas obras que podríamos considerar cumbres del género, ya que logran alcanzar un gran nivel en ambas facetas”.

Es marcada en su obra la referencia a la publicidad tradicional. ¿Es su marca registrada? ¿Qué elementos de aquella considera esenciales en su trabajo?

“El poder, o el sistema, o nuestra funesta inercia social, o como quiera llamársele a esta cosa terrible que padecemos, se sirve fundamentalmente de la desinformación mediática y la publicidad para hacer valer el relato hegemónico y los mitos que lo sustentan. La desinformación nos cuenta las cosas al revés de cómo son, y la publicidad nos hace deseable lo indeseable. De ahí que ambos sean un objetivo fundamental en el intento de desvelar la falsedad de lo que, a ojos de cualquiera, parece constituir nuestro mundo. A fin de cuentas, durante décadas los creativos publicitarios se han dedicado al expolio de la creatividad humana con el peor de los fines. Ya es hora de devolverles la jugada con sus propios recursos, reapropiándose de ese relato hegemónico y esas técnicas de persuasión para plantear justamente todo lo contrario”.

Cada vez la imagen es más importante en el trabajo editorial, pues las nuevas generaciones, se dice, leen cada vez menos y son más visuales. ¿Cuál cree usted que debe ser la mezcla ideal para capturar lectores?

“Es evidente que la sociedad tiende hacia una creciente analfabetización, es decir, que las generaciones más jóvenes se sienten cada vez más ajenas a la cultura del libro, a la lectura extensa y concentrada. En su lugar, con una potencia arrasadora, se ha impuesto la cultura dispersa y marcadamente lúdica de lo audiovisual, de las nuevas tecnologías. Esta es, a mi modo de ver, la principal explicación del auge que vivimos en nuestros días con la novela gráfica y el libro ilustrado”.

Usted dice en una entrevista publicada en Jot Down: “El trabajo creativo no debe tener como objetivo el lucro”. ¿Por qué lo dice?

La cultura y el conocimiento han sido, a lo largo de toda la historia de la humanidad, fruto de un proceso colectivo en el que millones de aportaciones, en su mayoría anónimas, han ido sumando e interactuando entre sí para aportarnos belleza, saber, y ampliar así nuestros horizontes. Únicamente en esta fase terminal del capitalismo nos encontramos con esta obsesión por reducirlo todo a dinero, por apropiarse de lo común, por hacer rentable hasta lo inmatérico. A mi entender, un creador, o un científico, deben poder vivir dignamente de su trabajo, pero en la misma medida en que debe poder hacerlo un maestro de escuela o un zapatero, pues todos ellos contribuyen igualmente al bienestar social. Y porque además, a diferencia de estos últimos, el trabajo creativo o intelectual es especialmente gratificante en sí mismo, es gozoso, y poder vivir de ello por tanto debería considerarse un gran privilegio”.

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