Gisela Molina es piloto comercial, solo que un día se dio cuenta que quería volar de otra forma. Empezó a viajar porque entró a estudiar cine y en un viaje a la selva se encontró con la medicina sagrada y, entre las cosas que descubrió de sí misma, era que quería ser fotógrafa.
No estudió en la universidad, “quería aprender por intuición, observando”. Se fue para la India y, dice ella, aprendió en el proceso, al tomar 55 mil fotos. Ya han pasado cinco años.
La muestra Los Guerreros de luz arcoíris, en la que Gigi, como la conocen algunos, expone 21 fotografías de niños en el Centro Colombo Americano, es un trabajo que hizo recorriendo 17 países, entre ellos Tailandia, India, Perú, Argentina, Bolivia, Brasil, Holanda, Italia, Bélgica, Francia y España.
Si bien al principio no sabía si quería una exposición con mujeres o niños, el camino la llevó finalmente a los más pequeños, y al concepto de los niños arcoíris, “la nueva raza, que llegan a enseñarnos que tenemos que volver a la tierra, cuidarnos más, vivir en amor, armonía. Son niños con una inteligencia muy desarrollada, visionarios, que vienen a enseñar, a confrontarnos, desde su inocencia”.
La conexión llegó en la Sierra Nevada de Santa Marta, donde estuvo viviendo algún tiempo y trabajó con niños, enseñándoles a escribir, jugando y aprendiendo. Descubrió que se volvía una niña cuando estaba con ellos y que no hay que pedirles que posen, porque ellos tienen su propia mirada, son naturales.
Empezó a viajar, y sobre todo a caminar los lugares, sin pensar en ir a un sitio específico, y los clic llegaron. El único problema que tuvo fue con una niña del Amazonas, que no quería fotos, y entre conversaciones y juegos, en una pregunta más, dijo que sí, y Gisela hizo la imagen.
Muchos lugares son sitios indígenas o de bajos recursos a los que se acercó con respeto, sin invadir su espacio. “Cada foto es un viaje, algo muy importante para mí. Cada niño tiene una historia”.
Para Gigi, la exposición es una manera de decir que es hora de volver al origen, a conectarse con la naturaleza y con los niños. Quiere que la gente se encuentre con la mirada de esos 21 pequeños que ella congeló en su camino, pero que son todos los niños.