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El lado más humano de Gorillaz

El nuevo trabajo de la banda creada por el líder de Blur, Damon Albarn, se publicó el viernes pasado. Colaboraciones y experimentos son sus puntos más fuertes.

  • Arriba izquierda Albarn la da la voz a este personaje que se encarga de las voces y el teclado. Derecha: Noodle, guitarrista japonesa quien tenía 10 años cuando la banda apareción en 2001. Abajo: Russel y Murdoc, baterista y bajista respectivamente. FOTO Cortesía
    Arriba izquierda Albarn la da la voz a este personaje que se encarga de las voces y el teclado. Derecha: Noodle, guitarrista japonesa quien tenía 10 años cuando la banda apareción en 2001. Abajo: Russel y Murdoc, baterista y bajista respectivamente. FOTO Cortesía
01 de mayo de 2017
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Este es un año complejo para la industria musical. Si analizamos los lanzamientos recientes en el círculo indie, rock o incluso en el hip hop, notamos que quienes componen y producen están en una racha de pesimismo, alimentada por los acontecimientos más trascendentales de los últimos tiempos: Brexit, Donald Trump, la crisis de refugiados y el desencanto con el activismo en internet. Esto ha alimentado el nuevo material de los artistas.

En este escenario, el disco Humanz de la banda virtual Gorillaz, es un ejemplo de autenticidad. Canciones animadas para un tiempo de incertidumbre. Temas cargados con una buena dosis de experimentación y de las colaboraciones con grandes artistas de la talla de Benjamin Clementine, D.R.A.M., Vince Staples, Anthony Hamilton o Carly Simon son el sello indiscutible de un trabajo del que se hablaba desde principios del año.

El disco está impulsado por un aparato de propaganda monumental, desde las fiestas de presentación en locaciones que van revelando por Facebook, hasta una aplicación para dispositivos móviles y una seguidilla de entrevistas y notas de prensa que han alimentado la expectativa de los seguidores del grupo. Y claro, los sencillos y los remixes que han ido apareciendo en Spotify, iTunes y Youtube y que fueron desvelando la línea conceptual del álbum.

Gorillaz es el resultado de la unión entre el vocalista de Blur Damon Albarn y el diseñador Jamie Hewlett. Desde 1998 vienen trabajando en la banda y el primer disco, homónimo, se publicó en el 2001. En repetidas ocasiones se refirieron al proyecto como el resultado de la sobreexposición a MTV. Su sonido está fuertemente influenciado por el hip hop y coquetea, descaradamente, con la electrónica.

Las canciones de Humanz

Temas para destacar y para repetir hay varios. La colaboración con el también inglés Benjamin Clementine, Hallelujah Money, es un himno hipnotizante en el que la potente voz del codiciado cantante y poeta marca los versos y se desliza con su vibrato característico hacia los coros, en los que Albarn sentencia: “seguimos siendo humanos”.

Andromeda tiene reminiscencias disco que transportan a la época del britpop de la que viene el músico, una canción de esas que pegan una y otra vez, que se graban en el cerebro y que se disfrutan de principio al fin. Otra pieza para resaltar es la canción Let Me Out que con su tinte al primer Gorillaz y la participación de la estrella del gospel Mavis Staples y del rapero Pusha T es una de las piezas más completas del trabajo, delirante y poderosa gracias a la combinación medida de los artistas. La participación del rapero y el dj jamaiquino Popcaan es refrescante y alimenta la sensación apocalíptica que nutre las pretensiones conceptuales de Humanz.

Los puntos débiles

También los tiene. Por ejemplo, demasiada producción y una vibra que se vuelve monótona. Albarn sobresale sacando lo mejor de cada invitado pero no es suficiente. En las canciones hay demasiadas capas de sonido, los coros se deforman y, a veces, se vuelven ruido que rompe la atmósfera y que quieren crear pero que no tiene la contundencia suficiente para generar canciones memorables. En la edición Deluxe del álbum hay 26 temas. No es un disco para escuchar completo, se disfruta más como piezas independientes pues cada una contiene su manifiesto propio y el todo puede resultar sobrecogedor y saturador, incluso para quienes están más conectados con la onda The Fall que con la época de Clint Eastwood.

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