En un mismo día, durante la cuarentena, usted puede ver El Barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini, grabada en Colombia en 2018, y luego Tosca de Puccini, interpretada por Luciano Pavarotti y Shirley Verrett sobre el escenario del Metropolitan Opera de Nueva York (Met) en 1978.
La primera fue coproduccida por el Teatro Mayor Julio Mario Santodomingo y la Ópera de Colombia, la segunda es una grabación que la Met retransmitió durante la época de pandemia.
Ante la imposibilidad de montar nuevos espectáculos y llevarlos al público, durante 13 semanas ininterrumpidas, el Met ha vuelto a transmitir programación propia a diario. Habilita un espectáculo durante 24 horas, sin necesidad de ningún registro, para que cualquier persona pueda ver y escuchar.
El Julio Mario Santodomingo ha montado espectáculos sinfónicos, operáticos, recitales y obras teatrales en su plataforma Teatro Digital, así como ha alojado otros contenidos sinfónicos en su página de Facebook.
No son las únicas, la Ópera Estatal de Viena también ha compartido ballet, ópera y recitales todos los días en su página web, pero con registro previo. Lo mismo sucede con la Royal Opera House, que sube contenido cada semana a YouTube, al igual que la Ópera de Munich.
Si quizá no ha tenido una mayor exposición gratuita al acervo operático digital antes, y no se está tan familiarizado con la ópera, hay varios caminos por dónde empezar para entender mejor ese mundo.
Entrar a conocerlas
La ópera es una forma de teatro musical, pero no es la única, están los musicales, la zarzuela y la opereta, “que en muchos de esos se entrecruzan”, explica el abogado Nicolás Ceballos, amante de la ópera y de la música sinfónica, invitado frecuente de los conversatorios de la Filarmónica de Medellín.
Este género requiere el acompañamiento de la orquesta sinfónica, aunque también hay óperas con música de cámara, cuenta. Las voces líricas son necesarias, dice, “porque se requiere una técnica que sea capaz de cantar sin amplificación y vaya acompañada de una orquesta”.
La docente de Historia de la Música de la Facultad de Artes UdeA, Luz Marina Monroy, apunta que en una buena ópera lo que más valora son “unas excelentes voces, con un buen sonido natural y una formación impecable”, que haya habido un trabajo a consciencia con un director artístico experto que “sepa darle los papeles adecuados”.
También destaca el papel que juega una muy buena orquesta y un buen coro. “La calidad de la orquesta es decisiva para el nivel de una representación operística”. Añade que debe haber una muy buena producción escénica, “que sirva de complemento a un buen trabajo de los cantantes”, más que no la reemplace.
El director José Alejandro Roca apunta que en una ópera se valora lo mismo que en una buena película u obra de teatro: “el argumento y la tensión dramática, en la actuación y en lo musical”.
Buen comienzo
Si usted apenas quiere empezar a familiarizarse con la ópera, Ceballos recomienda una serie de obras que podrían considerarse como un ABC: “A por Aida de Verdi, B por La Bohème de Puccini y C por Carmen de Bizet”.
Además de esas tres, recomienda Rigoletto o La Traviatta de Verdi o El Barbero de Sevilla de Rossini, porque “son cortas y son historias a las que es fácil acceder, melodías pegajosas”. El maestro Roca añade Las Bodas de Fígaro de Mozart.
La profesora Monroy propone un recorrido similar. “Empezaría con una Carmen, de Bizet, seguida de distintas óperas de Verdi, para avanzar por el repertorio italiano con un Puccini, luego de lo cual me asomaría al Bel canto de Rossini, Bellini, Donizetti. Le hablaría de la grandeza de las óperas barrocas y clásicas pero mostrándole en detalle también la riqueza inmensa del repertorio de los siglos XX y XXI”.
El profesor de Historia de la Música de Eafit, Sebastián Mejía, indica que antes de empezar hay que entender que es una cuestión que demanda tiempo. Recomienda averiguar previamente los argumentos y arrancar por una “que se relacione con su manera de sentir”, como con las películas. “Hay óperas cómicas y cortas y otras largas y trascendentales, pero acomodar la emocionalidad individual a ese patrón es fundamental”.
De hecho, las compañías de ópera y los teatros que por estos días muestran estas presentaciones pregrabadas tienen en sus redes sociales y en sus páginas web material que acompaña la experiencia de cada ópera: entrevistas con sus protagonistas y directores, por ejemplo, como se evidencia en el caso del Julio Mario Santodomingo.
También están disponibles los programas de mano y hasta material didáctico para comprender de manera mucho más sencilla cada obra. En la página del Met hay material en inglés y español, incluso para niños, que permite explicar de manera sencilla la categorización de las voces en la ópera (soprano, mezzosoprano, contralto, contratenor, tenor, barítono y bajo) y, adicionalmente, aporta datos históricos de la época en la que fue compuesta la obra, elementos biográficos del autor y una definición de 10 datos esenciales que se usan en la música sinfónica y en la ópera como aria, dinámicas y tempo.
Seguir buenos cantantes
Mejía destaca que otro camino para quienes están buscando conocer la ópera es empezar a buscar obras a raíz de quienes las interpreten. Indagar qué óperas interpretó María Callas, quizá, o buscar entre el amplio repertorio de Pavarotti.
La lista de cantantes recomendados es larga, al menos para la profesora Monroy, pero primero ella aclara que habría que preguntarse quién es un buen cantante. “Este, no lo es necesariamente porque haya alcanzado mucha fama pues podría ser un producto del marketing” y destaca ejemplos excepcionales, que no son tan conocidos por el público masivo, como Sondra Radvanovsky y Ghena Dimitrova.
Por otro lado, habla del buen entrenamiento. “Los que no escuchan la naturaleza de su voz o no tienen una buena guía, terminan sacrificando su instrumento, acusando un desgaste que se advierte más o menos temprano y reduce su carrera a un tiempo breve”.
Aquí va una serie de nombres que quizá valdría la pena anotar o guardar en algún lado:
Ceballos destaca a Plácido Domingo, Juan Diego Flores y Cecilia Bartoli. Por su parte, Roca indica que además habría que escuchar a Mirella Freni, Jonas Kaufmann, Javier Camarena y Joyde DiDonato.
Monroy destaca principalmente cantantes del pasado. Entre sus tenores elegidos estarían Jussi Björling, Fritz Wunderlich, Jon Vickers, Nicolai Gedda y Enrico Caruso.
Entre las sopranos la primera sería Maria Callas, también menciona a Jessye Norman, Monserrat Caballé, Joan Sutherland y Victoria de los Ángeles. Destaca a Renée Fleming y Angela Gheorghiu entre las cantantes de este momento.
Por las mezzosopranos: Giulietta Simionato, Fedora Barbieri, Fiorenza Cossotto, Isabel Leonard, Elina Garanca y DiDonato y Bartoli, ya mencionadas.
Entre las contraltos nombra a Marian Anderson, Kathleen Ferrier, Nathalie Stutzmann y Stephanie Blythe. Entre los barítonos: Renato Bruson, Rolando Panerai, Piero Cappuccilli, Tito Gobbi y Thomas Hampson.
Por los bajos, Cesare Siepi, Boris Christoff, Nikolai Ghiaurov, Kurt Moll, René Pape, Eric Owens e Ildar Abdrazakov, y finalmente, en el grupo de los contratenores Monroy recomienda repasar las carreras de Alfred Deller, James Bowman, René Jacobs, Andreas Scholl, Philippe Jaroussky y Franco Fagioli.
Vienen tres puentes, quizá para sentarse y descubrir una nueva pasión a través de la amplia gama de óperas que está al otro lado de la pantalla.
