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La responsabilidad de custodiar los tres palos no se le entrega a cualquiera. Para evitar los goles los arqueros requieren agilidad, reflejos y cero miedo para volar de palo a palo arriesgando, incluso, un raspón en las rodillas: de eso sabe Alma Salazar, una jugadora de microfútbol de 58 años.
“El fútbol es mi pasión y yo no lo siento tan difícil, a pesar de mi edad. He salido a las canchas a jugar y me han puesto el apodo de abuelita voladora. El fútbol es la vida porque me ha ayudado a superar la muerte de mi hijo que falleció a los 13 años”, dijo Alma al medio Noticias Estrella.
Como si fuera René Higuita en sus mejores épocas con Nacional, la abuelita vuela de palo a palo para evitar que le anoten goles al equipo que juró defender: los K’rioK’s de la liga de futsal de El Tejar, en Guatemala. Cada que la señora se pone la camiseta, cientos de aficionados llegan hasta las canchas polideportivas para verla atajar.
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“Ella a pesar de su edad todavía tiene esa agilidad de lanzarse, de marcar los pasos en la portería y cubrir bien el arco”, dijo Leopoldo Xinic, un comerciante que acude a ver los aprtidos de Alma.
La pasión por el arco empezó cuando tenía 19 años. Practicaba el fútbol con un equipo masculino. Detuvo la práctica del deporte cuando se convirtió en mamá, pero su hijo falleció. Fue el balón la medicina para superar el duelo: regresó.
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Los ídolos de Suárez son dos campeones del mundo, el español Iker Casillas y el italiano Gianluigi Buffon. Asegura que de ellos ha aprendido todo.
“Me gustaría conocerlos porque he sido una persona muy fanática del deporte y máximamente de los porteros. Yo me he dedicado a ver los partidos de ellos y de allí he ido aprendiendo un poco”, señaló la portera de 58 años.