Es cierto que los aficionados juzgan a los delanteros por la cantidad de goles que convierten. Sin embargo, los entrenadores deben ver otras cosas en los futbolistas: ¿cómo se complementan con sus compañeros? ¿Son incómodos para los defensas rivales? ¿Qué espacios crean para los demás? ¿Cuál es el desgaste que generan en el rival? Entre otros aspectos.
Cristian Dájome fue uno de los refuerzos que llegó a Nacional para el segundo semestre de 2016. Pocos lo conocían porque no tiene una amplia trayectoria en la primera división. Al igual que Andrés Ibargüen, Cristian proviene del Bogotá fútbol club. Debutó en el Cúcuta el año anterior y pasó al Tolima para el primer semestre de 2016, de allí desembarcó en el club antioqueño.
Las críticas a su labor han sido fuertes, debido a ese mismo desconocimiento y por el rótulo de refuerzo, la afición verde ha sido muy exigente.
Venía mostrando cosas interesantes como desborde y chispazos de calidad, pero no le llegaba el gol.
Él es muestra de que el esfuerzo siempre trae recompensas y la de Dájome llegó en la fecha pasada de la Liga Águila-2, ante el Huila, equipo al que le anotó un doblete.
“Siempre he estado agradecido de que esta institución tan grande se haya fijado en mí, estaba ansioso porque no llegaba el gol, pero los dos que le hice al Huila son un aliciente importante. Quiero demostrar todas mis condiciones”.
A sus 22 años tiene el ímpetu de un joven que tiene todo el impulso para brillar en su carrera, pero también la humildad para entender que el fútbol es un deporte en equipo y que ni siquiera los mejores del mundo lucen si se aislan de sus compañeros.
“Soy un humilde trabajador y con características como la rapidez, la potencia y encarador. Me gusta estar cerca de la portería”.
En el Bogotá estuvo dos años y medio. “De ahí di el salto al Cúcuta y después al Tolima. Ambas experiencias muy enriquecedoras”.
Está seguro de que su juventud es un valor agregado. Firmó por tres años con la institución verde y se quiere quedar el tiempo que sea necesario para ayudar al club a seguir consiguiendo títulos.
“El profe valora de que aporte mi juventud. Me insiste en que lo más importante es la colectividad, ir para adelante y nunca perder la movilidad en la cancha”.
Él está viviendo un sueño. “Representa mucha felicidad ver desde afuera un equipo tan grande y estar acá lo confirma. Es una bendición”.
Al preguntarle cuáles son sus objetivos con la institución dice, sin dudar: “quiero ganar la Liga, la Copa Colombia, la Suramericana y el Mundial de Clubes”.
Es ambicioso, pero manifiesta que el que no tiene objetivos ni metas de llegar alto en la vida se queda en la mediocridad y se deja llevar por el día a día.
“Desde que uno se levanta debe tener claro un objetivo para ese día y cumplirlo. El ser humano tiene mucho potencial y lo desperdicia por la rutina y la costumbre”
