Por JHEYNER A. DURANGO HURTADO
Gabriel Jaime Mesa Upegui, técnico del equipo de ciclismo EPM-Scott, no niega que en las cuatro carreras que ha participado en los Miércoles de Clásico virtual EL COLOMBIANO, ha sufrido, pero también siente nuevos aprendizajes.
“En dos de ellas me retiré, estaba mamado -cansado-. Pero en la de hace ocho días -en Estados Unidos- fue tanta la emoción de terminar, que grabé el momento cuando crucé la meta y lo compartí en Facebook. Acabé en el puesto 42, como a diez minutos del vencedor”, cuenta, mientras deja salir una carcajada con una emoción contagiosa.
Él es hijo de Raúl Mesa, uno de los orientadores más ganadores del pedalismo nacional con 15 títulos de vueltas a Colombia y 13 de clásicos RCN.
En esa red social, varios de sus pupilos lo molestan pero motivan para que no desfallezca en este desafío que se trazó tras el periodo de confinamiento. “Los papeles se cambiaron”, relata Gabriel, esposo de Claudia Cano y padre de Catalina y Verónica, sus grandes animadoras.
“Cuando les digo a los muchachos que estoy reventado, me contestan: ‘sí ve como es de bueno y como se padece sobre la bicicleta’, ‘profe, así me sentía cuando me decías que apurara’... Ha sido una experiencia magnífica”.
Para Mesa, de 55 años de edad, iniciativas como las de EL COLOMBIANO se convierten en un reto para cada amante del ciclismo. “Y más en estos tiempos tan difíciles, en realidad es un parche. Por eso a los corredores del equipo les digo que se inscriban en estos eventos, pues además de seguir entrenando de forma juiciosa, se dan apoyo y entretienen. De hecho, que ellos lo vean a uno rodando en estos simuladores les puede generar más compromiso”.
Frente a las enseñanzas que le ha generado el Clásico EC comenta: “conocer más mi cuerpo, darme cuenta que el esfuerzo genera buenos resultados. Me sorprendo del progresado en esta alternativa. La ganancia es saber que cada día, por más difícil que parezca, sí te puedes superar. La constancia trae la recompensa”, agrega Mesa, feliz tras finalizar anoche la ruta Neuhaus-Katzhuette, en Alemania, en la que arribó 35°. Cada vez va mejorando .
