Durante el Mundial de Qatar 2022 ha quedado en evidencia que la relación entre fútbol y religión es muy grande. Algunas veces porque los jugadores piden ayuda divina cuando están en el terreno de juego y otras porque los aficionados imploran que Dios meta la mano para que su equipo gane.
“El fútbol es la única religión que no tiene ateos”, escribió el escritor uruguayo Eduardo Galeano en su libro Fútbol a sol y sombra.
Los jugadores suelen encomendarse a su dios antes de que empiecen los partidos y cuando consiguen anotar un gol acostumbran hacer algún símbolo religioso para agradecer la ayuda divina que les dio la oportunidad de conseguirlo.
La celebración más icónica de corte religioso que se ha presentado en lo que va de la Copa del Mundo la protagonizaron los futbolistas de la Selección de Marruecos en su triunfo 2-0 ante Bélgica.
Después de que Romain Saiss anotara el primer gol del partido, los deportistas marroquíes, en lugar de salir corriendo presos de la emoción, lo que hicieron fue reunirse en uno de los costados de la cancha, arrodillarse, bajar la cabeza hasta el nivel del suelo y después extender los brazos.
De esa manera le agradecieron a Alá, el dios del Islam, la religión que según el portal web Datosmacro.com practica el 98,91% de los habitantes de Marruecos.
En ese mismo juego el joven delantero marroquí Zakaria Aboukhlal, que tiene 22 años, marcó el segundo tanto y cuando celebró hizo con su mano la mímica del movimiento de las serpientes, animal que en la cultura árabe tiene un significado sagrado y se asocia con poder.
Por su parte, el delantero inglés Marcus Rashford, cuando marcó un tanto ante Gales, se arrodilló y levantó las manos y el rostro hacia el cielo, en señal de agradecimiento.
Imitar a los “dioses”
Hay jugadores de fútbol que por su talento empiezan a tener fama de “dioses” entre los aficionados. El más icónico fue Diego Maradona, que hasta una iglesia le hicieron.
Pero en los últimos años también han tomado este rótulo Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Hay personas que tienen afiches con sus fotos pegados en la pared de sus habitaciones. Otros los tienen de fondo de pantalla del celular y algunos cuantos se la pasan mirando videos de ellos todo el día.
La admiración que despiertan en el público e incluso entre los mismos futbolistas es casi religiosa. Eso quedó en evidencia cuando Osman Bukari, jugador de la Selección de Ghana, celebró como Cristiano Ronaldo el gol que le marcó a Portugal, con el luso mirando desde el banco de suplentes.
Para algunas personas la celebración fue algo anecdótico, pero a Cristiano se le vio haciendo gestos de extrañeza. Esa fue la primera vez que tras un gol el astro portugués no gritó “Siiiu”.
En definitiva, el fútbol es una religión, aunque algunas veces sus dioses, como las victorias en este deporte, son efímeros, pasajeros