Atlético Nacional se prepara para afrontar el inicio de los cuadrangulares con un desafío adicional: la ausencia de varias de sus figuras, convocadas por sus respectivas selecciones. David Ospina, Andrés Felipe Román y Marino Hinestroza vestirán los colores de la Selección Colombia, mientras que Billy Arce podría sumarse a la Selección de Ecuador. Un panorama que obliga al técnico Javier Gandolfi a mover sus fichas y confiar en esos jugadores que hasta ahora han esperado su momento desde la sombra. Ese momento ha llegado.
La ausencia de Ospina, ídolo y líder, parece la menos problemática. En su lugar estará Harlen Castillo, un arquero con alma de guerrero y manos de final. Siempre que el “Chipi Chipi” ha sido llamado, ha respondido con seguridad, temple y reflejos. Su hoja de vida en partidos decisivos lo respalda. En la portería, Gandolfi puede dormir tranquilo.
Pero es en la defensa y en la zona ofensiva donde empiezan las verdaderas incógnitas. El vacío que deja Román en la banda derecha es considerable. Tres son los llamados a luchar por esa posición: Joan Castro, Cristian Uribe y Andrés Salazar.
Castro, quien comenzó la Liga con firmeza, se fue desdibujando por la falta de minutos, pero su experiencia lo convierte en el principal candidato. Cristian Uribe, con apenas 17 años, es el reflejo de una cantera que sigue dando frutos. Aunque aún está en formación, hay voces desde las divisiones menores que aseguran que está listo para dar el salto. Salazar, por su parte, es más habitual por la izquierda. A pesar de su paso por el fútbol escocés, aún no ha conquistado del todo la confianza de la tribuna. Su rendimiento es parejo, pero le falta ese brillo diferenciador. Todo apunta a que Joan Castro será el elegido para custodiar la banda derecha.
Más compleja es la tarea de reemplazar a Marino Hinestroza. El extremo se ha convertido en el jugador más desequilibrante de Nacional, un puñal por la banda, veloz, impredecible y gambeteador. Su ausencia podría obligar a Gandolfi a repensar el sistema. Ya lo ha hecho antes, acudiendo al doble 9, pero si decide mantener el esquema, las opciones tienen luces y sombras.
Andrés Sarmiento, que puede jugar por ambas bandas, ha tenido un semestre irregular, marcado por lesiones que han frenado su rendimiento. Kevin Parra, el preferido de muchos hinchas, tiene ese perfil que recuerda a Hinestroza, con un plus: sabe asociarse. Pero la confianza del técnico no ha sido total. En lo que va de Liga, solo ha sido titular dos veces. Si hay un momento para soltarlo, es este.
Juan José Rosa también asoma. Es una de las joyas de la cantera verdolaga. Su talento ha brillado en los torneos juveniles, pero aún no ha sido probado en la presión de una instancia semifinal. Casos como el de Juan Pablo Torres, que tarda en consolidarse en el profesionalismo, generan prudencia.
La alternativa más conservadora —pero quizá más segura— es la de Dairon Asprilla. Aunque ha sido blanco de críticas por parte de la afición, su experiencia puede inclinar la balanza. A veces, en el fútbol, la experiencia pesa más que el talento incipiente.
Más allá de los nombres, este es un momento clave para el proyecto de Gandolfi. La manera en la que logre sortear estas ausencias hablará mucho de su capacidad de liderazgo y su manejo de grupo. Las tres primeras fechas de los cuadrangulares pueden marcar el destino del semestre.
Gildardo Gómez, campeón de la Libertadores con Nacional, recuerda cómo en 1989 jugadores inesperados se convirtieron en héroes. “Nos pasó con Jhon Jairo Carmona. No estaba en el radar, pero apareció cuando más lo necesitábamos. Hay que arropar a estos muchachos para que puedan rendir”, señala.
El exvolante Dúmar Rueda complementa esa visión con un ejemplo que marcó una época: “Neider Morantes apareció rodeado de figuras como Alexis García. Esa mezcla de juventud y experiencia le permitió consolidarse como uno de los grandes creativos del país”.
Hoy, esa misma fórmula puede repetirse. Nacional tiene jóvenes con talento, jugadores que han esperado su momento en silencio. Ahora, con las luces encendidas y las tribunas expectantes, les llegó la hora.
