Risas y gritos por doquier, en resumen, una completa algarabía se vivía en el camerino de Prado Fútbol Club, en la antesala del partido más decisivo del año.
Este es el equipo de Juan José Escobar, a quien le faltan sus dos piernas por cuenta de una amputación que tuvieron que hacerle en su primer año de vida, debido a que nació sin tibia y rótula.
Entre los que contribuían al desorden estaba “Juanjo”, como le dicen todos sus compañeros, quien lejos de sentirse opacado por la ausencia de sus miembros inferiores, sobresale en el grupo por su alegría y un potente tono de voz.
El camerino de la cancha municipal del corregimiento de Prado no está ubicado en la parte baja al lado de la cancha, como en la mayoría de los escenarios deportivos, este estaba situado arriba de las tribunas.
Cuando el equipo periodístico de EL COLOMBIANO ingresó al lugar, lo que se hizo evidente por las cámaras y demás elementos de trabajo, el escándalo fue aún mayor. Unos cuantos se hicieron sentir con preguntas relacionadas con la marca de los aparatos digitales del medio, mientras que otros le apostaban a refugiarse entre sus compañeros. Escobar, estaba entre los primeros.
“Pablito”, otro de los integrantes del elenco, hizo un llamado al silencio, pero de inmediato todos reviraron. El lugar tenía el piso de madera y un cúmulo de trofeos almacenados en un rincón, que eran mirados de reojo por lo deportistas, con un evidente deseo de alzar uno similar al final de la jornada.
Por su parte, Matías llegó tarde y sin cambiarse, lo que generó el reproche del grupo. Sin embargo, él con calma tomó una silla y se sentó a cambiarse, mientras la vocería seguía en poder de Juan José.
“Serios, serios, insistió de nuevo un compañero, entre la multitud. En ese momento se dio un gol del partido por el tercer lugar, que obligó a que muchos se pararan de sus sillas para mirar hacia una ventana que daba a la cancha. Juanjo, sostenido en su silla hizo lo propio, a la par que le hizo un llamado de precaución a su vecino. “Ojo me hace caer que maluco”, expresó mientras que sus compañeros se reían. Él no ocultaba la ansiedad y emoción que le daba está definición.
“Siento muchos nervios, es la primera final que juego”, manifestó en diálogo con este medio, instantes antes de que el entrenador entrara a la charla técnica.