El futuro de James Rodríguez vuelve a estar en la mira del fútbol internacional. A sus 34 años, tras una destacada actuación en la Copa América 2024 que lo confirmó como el líder indiscutible de la Selección Colombia, el talentoso volante ha despertado interés de algunos clubes en Europa, entre ellos el Sevilla español. Por ahora, son solo sondeos, pero suficientes para que el cuerpo técnico del combinado nacional haya querido tener una conversación directa con el jugador.
Según se conoció, James mantiene una excelente relación con el entrenador Néstor Lorenzo, quien ha sabido recuperar su confianza y devolverle un lugar protagónico en el equipo nacional. En esa charla cercana y honesta, desde el cuerpo técnico no intervinieron para tomar una decisión por él, pero sí le transmitieron un mensaje claro: sea cual sea el próximo paso en su carrera, debe priorizar su estado físico.
El enfoque es claro: el Mundial 2026 está cada vez más cerca, y si Colombia quiere tener a su capitán y cerebro en el mejor nivel, su continuidad y cuidado físico serán fundamentales. En ese contexto, el cuerpo técnico valora de forma muy positiva el entorno que ha tenido James en el fútbol mexicano, donde ha contado con un acompañamiento adecuado para su condición actual.
“Le han pedido que sea muy cuidadoso respecto a la decisión que va a tomar y le han dicho que es clave que de cara al Mundial esté bien físicamente”, señalaron fuentes cercanas a la Tricolor. En México, James no solo ha tenido minutos y protagonismo con el León, sino también estabilidad y una preparación física más adaptada a sus necesidades, algo que desde la Selección consideran clave para poder explotar su mejor versión en 2026.
El cuerpo técnico de la Tricolor ha observado con atención su paso por el fútbol mexicano y valora el acompañamiento profesional y humano que ha recibido, lo que les permite confiar en que, de mantenerse en ese entorno o en uno similar, James llegará en óptimas condiciones al Mundial. Por eso, aunque los cantos de sirena desde Europa puedan sonar tentadores, el mensaje es claro: no se trata solo de prestigio o vitrina, sino de continuidad, ritmo y cuidado físico.
James, consciente de su responsabilidad como líder de esta generación, está evaluando con detenimiento su futuro. No hay apuros, pero sí una mirada estratégica, porque sabe que lo que está en juego no es solo el próximo contrato, sino su legado con la Selección Colombia.
De esta forma, se confirma una vez más que el vínculo entre James y la Tricolor trasciende la cancha. Es un compromiso mutuo, donde el jugador ha demostrado que todavía tiene mucho por dar, y el cuerpo técnico lo respalda, pero con una consigna inquebrantable: llegar al 2026 en plenitud, no solo como símbolo, sino como protagonista del sueño mundialista.