En el papel, el técnico Ismael Rescalvo preparó una alineación inteligente para detener el ingenio ofensivo del Junior en la final de la Copa Águila, disputada la noche del miércoles en el Metropolitano de Barranquilla.
Con la ausencia de Juan Fernando Quintero, quien no se recuperó de la lesión muscular que padece desde el encuentro de ida de esta definición (que igualaron 1-1, el 18 de octubre en el Atanasio Girardot), el Rojo apeló a ser un cerrojo atrás y tener opciones en el contragolpe con hombres rápidos como Édinson Toloza y Leonardo Castro. O esperar la definición de los penales.
De hecho, el libreto se cumplía a la perfección porque el popular “Cha-Teo” (Yimmi Chará y Teófilo Gutiérrez) no podía funcionar. Pero un atrevido Jarlan Barrera, al minuto 36, clavó un zurdazo en el arco de David González para poner el 1-0. El creativo también anotó en la ida (1-1).
Desde allí, el elenco paisa se quedó sin saber qué hacer: ir al frente o contener la arremetida del elenco tiburón.
Por eso, en el segundo tiempo, el cambio de Eduard Atuesta por Rodrigo Erramuspe pareció útil. Y, aunque el Medellín intentó elaborar opciones, demostró que no preparó variantes ofensivas para buscar el arco rival.
Después, en el minuto 88’, Junior hizo gala de su poderío para sentenciar la historia gracias a una gran definición de Teófilo Gutiérrez.
Así terminó el anhelo para un Medellín que solo ganó un partido en este certamen, de 8 que jugó, empató cinco y cayó en dos. Junior, por su parte, conquistó su segundo trofeo en esta cita (2015, el otro) con un récord de 9 triunfos, 4 igualdades y una sola caída.