Novak Djokovic pisa cada vez más fuerte en la discusión sobre quién es el mejor tenista de todos los tiempos. Aunque para algunos Roger Federer y Rafael Nadal siguen estando por encima, el serbio no deja de romper registros, acumular logros y trofeos en una carrera que ya tiene un lugar asegurado en la historia del deporte.
El número uno del mundo se metió en la final del Abierto de Australia al superar al ruso Aslan Karatsev y se afianzó como el gran dominador del primer Grand Slam de la temporada. Este domingo irá por su título número 18 en un torneo “grande” para acercarse al récord de 20 que comparten el suizo y el español.
Nadie jugó más partidos decisivos ni ganó más trofeos en el torneo australiano que Nole. Gracias a la victoria por 6-3, 6-4 y 6-2 en una hora y 53 minutos ante Karatsev, 114° del ranquin y gran revelación del certamen, el balcánico de 33 años disputará por novena vez la final, dos más que quienes lo escoltan, Federer y los australianos John Bromwich, Jack Crawford y Roy Emerson.
Djokovic lidera la lista de máximo campeones, con ocho títulos y siempre que llegó a la final levantó el título. Lo hizo en 2008, cuando celebró su primer Grand Slam, luego de forma consecutiva entre 2011 y 2013, y también en 2015, 2016, 2019 y 2020.
El 2021, sin embargo, es un año especial para todos los jugadores, que tuvieron que cumplir una cuarentena de dos semanas tras arribar a Australia por el protocolo de coronavirus y eso les impidió prepararse de la misma manera y con la misma intensidad de siempre. Djokovic lo sintió y en su partido de tercera ronda ante Taylor Fritz comenzó a luchar con una molestia en la zona abdominal que lo complicó también ante Milos Raonic y Alexander Zverev. Pero frente a Karatsev, no sintió dolor y eso lo sorprendió.
“Después del partido ante Fritz, no quería pensar en las chances de llegar a la final. No era optimista por cómo me sentía físicamente. Decidí ir partido a partido y gracias a mi fisioterapeuta y al equipo médico que hay aquí pude progresar”, comentó el serbio.