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“Con el retiro me quité un gran peso de encima”

Ahora, Alejandro Falla dedica su vida a su familia y al reposo después de 20 años de ajetreo entre canchas, aeropuertos, compromisos, éxitos y derrotas. EL COLOMBIANO habló con él.

  • Carolina y Jerónimo copan hoy todo el tiempo de Alejandro. Antes lo absorbía el tenis. FOTO Julio C. Herrera
    Carolina y Jerónimo copan hoy todo el tiempo de Alejandro. Antes lo absorbía el tenis. FOTO Julio C. Herrera
15 de febrero de 2018
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Jerónimo corretea de un lado para otro, raqueta en mano, tratando de imitar no solo los golpes que su padre da en la cancha sino el paso que este impone al responder cada bola que le llega desde el otro lado de la malla. Alejandro Falla parece imperturbable, al fin y al cabo, ya está acostumbrado a ver a su pequeño de tres años jugando tenis como cuando él lo hacía, a los seis años, al lado de Jorge, su papá.

Falla vive en Medellín, donde se radicó un par de años atrás. Carolina Zuluaga, su esposa, y su hijo Jerónimo, quien ya sabe que en pocas semanas llegará su hermano -de nombre Matías-, su nuevo compañero de travesuras, copan el tiempo del ya retirado tenista.

Falla, jugador de Colsanitas desde 1989, dejó la práctica recientemente luego de una brillante carrera que lo llevó a ser top-50, campeón de dobles de Roland Garros júnior, finalista de dos ATP Tour, ganador de 13 torneos Challenger Series, participante en 24 confrontaciones de Copa Davis y ser el colombiano con mayor número de triunfos sobre jugadores top-10 del mundo (4), entre otros logros.

Su vida es otra hoy, más tranquila, sin apuros tenísticos, sin horarios, ni estrés. Ahora que puede, pues el ajetreo de su agenda internacional no lo permitía, vive en función de su familia. EL COLOMBIANO habló con él.

Ahora en el momento del reposo y analizando más de 20 años de una intensa carrera, ¿qué considera le dejó de bueno el tenis?

“Muchas cosas. Ante todo, el orgullo de haber representado al país; lo disfruté mucho; llegar a la conclusión de que el tenis me lo dio todo; que conocí el mundo, las culturas; que conseguí amigos por todas partes y la satisfacción personal de haber cumplido mis sueños de niño”.

¿Qué sueños de chico cumplió?

“Llegar al top-100 fue mi anhelo desde que comencé a saber lo que era el tenis competitivo. Fue una meta. De ahí en adelante otras más puntuales, como mejorar como persona y convertirme en un deportista que fuera ejemplo”.

Y cuando llegó al top-100 (octubre de 2006 fue su primera aparición entre ellos), qué meta se trazó?

“Que más allá de ser un simple número en el ranquin, me di cuenta de un potencial que tenía y que debería seguir explotándolo, ascender e intentar subir lo máximo posible en el escalafón mundial”.

También lo alcanzó cuando en julio de 2012 apareció en el puesto 48, su mejor ranquin histórico...

“Sí, fue una gran alegría fruto del empeño con el que asumí esa etapa pese a que cada vez era más fuerte la competencia”.

¿Qué cree le pudo haber faltado como tenista, tanto en torneos (competencia) como en condición técnica?

“Si hablamos de un resultado específico, ganar un torneo ATP; jugué muchos de ellos pero infortunadamente no se dieron pese a llegar a disputar finales, siempre aparecían rivales de gran calado, fuertes, como una ante Roger Federer y otra en Bogotá, en 2013 con Ivo Karlović. Estuve muy cerca pero no se pudo lastimosamente. Y en el tema de mi juego, mejorar el servicio. Hubo momentos en los que no me acompañó, en especial cuando empezaron a aparecer jugadores de gran talla, superando los 1.90 metros de estatura ante quienes se complicaba pues no contaba con esa arma. Ellos se cansan menos, los puntos son más cortos y a mi me tocaba correr más la cancha y desgastarme más”.

De todas formas su servicio fue bueno...

“Sí, pero en el tenis para seguir escalando este debe ser un handicap. La gente es consciente que es un tema clave, como casos puntuales de Rafa Nadal, Federer, Del Potro, Nishikori. Quienes no lo poseen deben compensar siendo talentosos en la cancha”.

¿Qué torneo en especial le hubiera gustado haber ganado?

“Indudablemente el de mi casa, el ATP de Bogotá, con mi gente, la afición; fui finalista pero no se pudo. Ivo Karlović, gran jugador, se atravesó en el camino”.

¿Y afuera?

“Obviamente el que sueña todo tenista: un Grand Slam y quizás uno sobre césped; estuve cerca pues mis condiciones se amoldaban más a ese tipo de cancha”.

Pero eso de ganar en césped no es tan común para los tenistas latinos y menos para los colombianos...

“Es verdad, porque estamos más acostumbrados a canchas en polvo de ladrillo. Además, porque me beneficiaba por ser zurdo, por mi juego plano y sólido al fondo de la cancha. Pero, paradójicamente, llegué a disputar muy pocos torneos en césped”.

¿Qué hace hoy ya en un día fuera del tenis?

“Realmente nada diferente a dedicarme de lleno a estar con mi familia (esposa e hijo). Juego con Jerónimo al tenis y al golf, a montar en bicicleta, voy al parque y a pensar en lo que será la llegada de mi segundo hijo. De resto analizando proyectos con calma para ver que será de mi vida de aquí en adelante, pero sin llegar a estresarme en salir con algo a la loca”.

¿Muy raro ya levantarse a pensar en otras cosas que no sean el entrenamiento y seguir en la brega de la élite del tenis?

“No me siento extraño, siento es un alivio de no tenerme que levantar como en los últimos veinte años a ir al gimnasio a matarme en procura de una gran preparación física. Es como haberme quitado de encima un gran peso, una responsabilidad. Es aprovechar la tranquilidad y relajarme de lo que fue la rutina de tantos años”.

¿Es tomar estas primeras semanas como si fuera un año sabático?

“Pareciera. Es que venía de un ajetreo bravo: 33 o más semanas al año de plena actividad y dos o tres para un breve descaso. Ese corre corre era duro, ahora no hago nada, no me meto presión para encarar otra actividad aunque sé que llegará el momento en que deba hacerlo. Por lo pronto todo el tiempo dedicado a mi gente”.

Tres semanas después de haber tomado la decisión, ¿se arrepiente?

“No. Con 35 años creo que estaba listo para el retiro, el cuerpo me lo dijo, ya estaba bastante achacado. No en vano los últimos tres años los pasé tratando de recuperarme de lesiones y nunca llegué a sentirme en buena forma; tenía que parar. Además, porque la motivación ya no era la misma al ver como bajaba en el ranquin y no entraba a torneos grandes que es el anhelo de todo tenista. El cuerpo es sabio y me venía diciendo que ya era hora del final”.

¿Cómo se ve en un año?

“Arrancando un proyecto de tenis para ayudar a jóvenes a salir adelante; espero vinculado a Colsanitas que fue mi gran promotor y a la que le debo todo”.

Y en cinco años... quizás como capitán de Selección Colombia de Copa Davis?

“Quizás sí. Sería espectacular siempre y cuando me necesiten ahí. Sin embargo, me veo dirigiendo un gran proyecto fuera del tenis”.

¿Qué tal dos insignias del tenis nacional, usted y Catalina Castaño, como capitanes?

“Un sueño. La Davis ha significado mucho para nosotros dos, allí hemos protagonizado grandes juegos y hemos dejado en alto la imagen del país. Sin embargo, para llegar a ser capitán uno se debe preparar, hacer cursos, estudiar mucho, saber cómo transmitir conocimientos. Considero que hoy el grupo está en buenas manos (Pablo González) porque ha sabido transmitir todo lo que vivió como jugador”.

¿Cómo se analiza usted de papá?

“Para mi es una experiencia única, nueva. Trato de dar la mejor educación posible, en este caso con Jerónimo y luego con Matías. Criar niños hoy es difícil, hay mucha tecnología que distrae a los jóvenes. Aquí lo importante es imprimirles valores que les permitan crecer como personas de bien en una sociedad complicada”.

Feliz, entonces, ejerciendo esa función de padre y de educador a la vez...

“Sí, claro. Me siento feliz de ser padre, de tener tiempo para estar al lado de mis hijos, de brindarles valores que a mi me inculcaron. Ser padre es una cosa muy linda en la que cada día asumís retos y a la vez te sorprendés con todas esas enseñanzas que, igual, vas aprendiendo”.

La pregunta que no debe faltar: qué destaca de los grandes del tenis actual

“De Rafael Nadal, la fortaleza física y mental; de Roger Federer, su técnica y personalidad; de Novak Djokovic, el talento”.

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