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Cuando a Alejandra Rivera le mencionaron que en el Inder tenían un programa para la población en condición de discapacidad, no lo pensó dos veces y llegó hasta las piscinas del complejo acuático en la unidad deportiva Atanasio Girardot para pedir información.
“Me dijeron de las clases y de una me vine a preguntar, eso hace ya como unos 9 años”, recuerda la mamá de Jerónimo Andrés Restrepo Rivera, paciente con síndrome de down.
Lo primero que le llamó la atención fue que podría ayudarle a su hijo para mejorar la hipotonía (disminución del tono muscular), algo que afecta bastante a los niños con síndrome de down.
Desde entonces, Alejandra cumple sagradamente la cita, dos veces a la semana. Como residen en Caldas, Antioquia, tienen que hacer un trayecto largo para llegar a las piscinas, claro que para ella no es inconveniente, pues su motivación es ver como la asistencia de Jerónimo en el programa Sin Límites le ha servido para ser un poco independiente, sociable y sobre todo por la diversión que ambos experimentan bajo el agua, pues en las clases ella también disfruta y se relaja.
A pesar de que el programa se ofrece tres veces a la semana Alejandra asiste con Jerónimo solo dos, pues aunque es gratis, su desplazamiento desde Caldas la limita en algunas ocasiones.
“Los días que tenemos clase Jerónimo se levanta muy temprano y prepara todo con mucha anticipación, luego salimos de la casa y vamos hasta la estación del metro para llegar acá al estadio. Yo he visto muchos progresos en él, gracias a estas clases Jerónimo ha avanzado mucho”, resalta.
Alejandra también comenta que, gracias a la socialización y adaptación que ha logrado Jerónimo, actualmente va al colegio, a la sede Santa Inés del José María Bernal, en Caldas, donde cursa tercero de primaria.
“Jerónimo va al colegio convencional y está en un grado con niños convencionales, y le ha ido muy bien”, resalta Alejandra quien sueña con que el amor que tiene su hijo por el agua lo lleve a convertirse en un nadador competitivo.
“Ojalá que siga así con las clases y si más adelante quiere ser nadador y competir, lo voy a acompañar”, manifiesta.
Sobre el programa también resalta que ha sido una ayuda vital para ella, pues además de las clases de natación, los profesionales que allí trabajan los orientan para el manejo de sus hijos, y para ayudarlos a seguir avanzando en sus procesos.
Uno de esos profesionales de Sin Límites es Emmanuel Velásquez, quien ajusta 10 años trabajando con esta población.
“Lo mejor es ver el progreso de los niños, valorar cualquier logro que alcanzan por pequeño que sea para mí es vital, pues su alegría es ya un triunfo para mi labor, lo mismo que la satisfacción que da ayudar a los padres o acompañantes para darle mejor calidad de vida a estos chicos”, resalta.
Este profesional en deporte, que ha trabajado con la población de las comunas (1-Popular, 3-Manrique, 5-Castilla y 9-Buenos Aires), reconoce que el reto es grande, pues casi siempre le toca arrancar de cero con sus alumnos.
Verlos crecer es gratificante, y más cuando a través de la actividad física logra que estos chicos le cojan amor al deporte y sean más independientes.
“Hemos tenido muchos casos de usuarios que desarrollan una habilidad y despiertan talentos por lo que los remitimos a las ligas de deporte adaptado donde siguen con ese crecimiento”, concluye.
Erika Ramírez Pérez, quien hace parte de los profesionales de la subdirección de fomento deportivo y recreativo, sostiene que el programa que arrancó en 2004, beneficia en la actualidad a 35 grupos de semilleros deportivos, 261 grupos terrestres (actividades piso) y 61 acuáticos.
Pero además del programa Sin Límites, el Inder, y en especial su director Carlos Mario Romero Misa, se ha puesto como meta seguir mejorando la accesibilidad de las personas en condición de discapacidad a los escenarios deportivos gratuitos.
En esa labor, dice Romero han logrado avanzar, y en la actualidad el 60% de los espacios públicos recreativos y deportivos de Medellín están ajustados con la normatividad universal para que las personas con movilidad reducida pueda acceder a ellos sin inconvenientes.
Sobre este aspecto Romero afirma que, de los 967 escenarios con los que cuenta la capital de la Montaña 550 tienen las condiciones de accesibilidad.
En ese aspecto, el ingeniero Geovanny Arboleda, subdirector de escenarios deportivos del Inder, confirma que en el plan maestro de intervención que tiene la entidad, siempre buscan que los escenarios cuenten con rampas, accesos libres y señalización para que las personas con movilidad reducida puedan usar los espacios sin limitantes ni riesgos.
“Actualmente tenemos diagnosticados 120 escenarios que estamos interviniendo, realizando mantenimiento de los mismos, y en algunos casos efectuando los trabajos de adecuación para que sean accesibles, universales para la comunidad”, mencionó.
Tanto Romero como Arboleda resaltan que, aunque Medellín tiene escenarios construidos hace 60 años, la ciudad y sus administraciones han sido conscientes de la necesidad de tener espacios amigables, para que no solo las personas en condición de discapacidad, sino adultos mayores, niños, mujeres embarazadas o ciudadanos con alguna enfermedad que les afecte la movilidad como la artritis puedan llegar a estos espacios deportivos de forma segura y usarlos para recreación o practicar algún deporte.
Medellín se ha caracterizado en los últimos años por tener administraciones que le han apostado a la innovación, al crecimiento y a la exposición de la ciudad como una urbe para todos.
Y aunque se cuentan con centros comerciales, escenarios deportivos, y algunos edificios de entidades públicas accesibles, para Berny Bluman, de Colombia Accesible, aún sigue faltando.
Pero esa ausencia no es solo de obras, sino de una política clara sobre accesibilidad y una cultura que vea la inclusión como algo vital en ciudad.
Bluman resalta que siempre se habla de brindar oportunidades a las personas en condición de discapacidad, algo con lo que no está de acuerdo, pues desde su punto de vista no se trata de “darle beneficios a una población en especial” sino en pensar una ciudad global, para todos.
“Acá no se trata solo de quienes tienen una condición física en particular, sino que la ciudad y sobre todo los espacios que son gratuitos no se conviertan en una trampa, que por la falta de una rampa alguien se pueda caer y pierda la vida, tener calles seguras en las que una persona sorda pueda desplazarse sin sentirse en riesgo de ser atropellada mientras trata de cruzar una calle, o de que las personas se puedan movilizar a sus trabajos sin tener que luchar para poderse desplazar libremente en su silla de ruedas”.
Medellín cuenta además de los escenarios deportivos con espacios como el metro, un sistema de transporte masivo y público que brinda el acceso adecuado para las personas en condición de discapacidad y eso dice Bluman es positivo.
Aunque resalta que falta, porque por mencionar solo un aspecto, en el tema de transporte público aún se cuenta con buses que no cuentan con la tecnología o los elementos necesarios para que personas en silla de ruedas puedan usarlos, pues no tienen cómo acceder hasta ellos con su silla.
También expone que todo se trata de voluntad, pues en las pasadas administraciones municipales en Medellín, se prestó especial énfasis en la creación de programas para el mejoramiento de vivienda para personas con discapacidad (periodo 2012-2015) y diseño de vivienda nueva accesible (2016-2019).
Sin embargo, debido a que no son políticas de Gobierno, con el cambio de administraciones se corre el riesgo de dejar morir estos programas o iniciativas, perdiendo además lo que se haya avanzado en el tema
Bluman argumenta que falta bastante en el trabajo de inclusión, por mejorar la accesibildad y las oportunidad para todos.
“Una gran diferencia entre los países desarrollados y los que aún no lo son, es que los primeros invierten en permitir que toda la población pueda participar activamente. Eso hace que todos aporten en el crecimiento del país y por ende, en su desarrollo”.
Para Romero y su grupo de trabajo es claro que aún falta, pues todavía Medellín está en deuda con la población con discapacidad auditiva, y por ello siguen apostando a fomentar escenarios y una ciudad incluyente, que piense en todos