La última aparición de Yeison López López en una tarima fue en Miami, en julio del año pasado. Tras ganar allí el título panamericano de los 77 kilogramos, con tres lujosos ejercicios que fueron premiados con medallas de oro, nunca más volvió a competir en pesas. Hasta ahora, cuando pondrá fin a una prolongada ausencia de 16 meses.
Mejor conocido como Gokú, nombre que le queda perfecto ya que responde a la condición que exhibe tal personaje de la serie Dragon Ball: “un niño artista marcial con fuerza sobrehumana”.
Yeison regresa a la competencia de los hierros dejando atrás no solo una suspensión, sino también la categoría juvenil en la que ha hecho la más brillante carrera de haltero colombiano alguno, sellada con la conquista de cuatro títulos mundiales.
Nunca, en su trayectoria, ha bajado del primer cajón de premiación en casi una decena de torneos internacionales a los que ha acudido desde que tenía 16 años. Hoy cuenta con 19.
Justamente en 2016, la Federación Internacional de Pesas lo eligió como el mejor juvenil del mundo incluyendo todas las divisiones de este deporte.
Este chocoano suma una vida de luchas, incluso por la sobrevivencia, pues hace parte del cúmulo de colombianos que debió abandonar su pueblo natal (Itsmina), con toda su familia, para emprender el camino del “destierro” en Cali, donde halló, en este deporte que le era tan extraño y ajeno como esa ciudad, su razón de ser.
López, capaz de alzar 162 kilos de un solo tirón y más de 190 en dos movimientos (cargada y alzada), vuelve a la escena mundial disputando su primer certamen de mayores, esta vez en Ashgabat, capital de Turkmenistán, país que se formó de la disolución de la antigua Unión Soviética, en el Asia Central, enclavada entre Irán, Afganistán, Uzbequistán y Kazajistán. EL COLOMBIANO habló con él.
En el Desafío Súper Humanos, Gokú fue un personaje duro, recio, parco, a veces polémico, pero siempre defensor de su región (Valle del Cauca), ¿qué le dejó como experiencia de vida todo ese tiempo en otro medio?
“Lo que viví en el Desafío fue algo maravilloso, único, fue un escenario ideal que me permitió aprender demasiado y llenarme de experiencia en todos los aspectos de mi vida. Me enseñó muchas cosas, a cómo ser paciente, tolerante, aprendí el valor de lo simple, fueron muchas enseñanzas, como comer en recipientes distintos a los normales, por ejemplo en botellas despicadas, a alimentarme con lo necesario, a compartir con personas con pensamientos muy distintos, a ser más fuerte mentalmente”.
¿Qué fue lo que más lo impactó o qué le hizo recordar algún episodio de su vida?
“Allí todo es un conocimiento diferente, una experiencia nueva, cada día trae algo nuevo. Sin embargo, el hecho de dormir en tablas o en el piso pelao me trasladó al pasado, me hizo recordar las épocas duras de mi niñez y me enseñó a valorar mi familia, las pequeñas cosas”.
Quienes lo conocen aseguran es muy estricto, disciplinado, serio, de temperamento, y así lo demostró en el reality, ¿le fue complicado integrarse en ese grupo?
“La verdad es que fue muy duro, muy difícil adaptarse a una convivencia con personas que apenas estás conociendo, toca saberlas llevar, tenerles mucha paciencia, ser tolerante, igual que ellos con uno. Traté de aplicarlo. Eso me permite ser más persona en la vida”.
Tantas situaciones como las que vivieron deja enseñanzas, ¿algo en particular que le haya cambiado en lo deportivo o familiar?
“Todo el conjunto de lo que se vive en una convivencia tan larga le permite a uno cambiar el pensamiento, en especial, de cómo ver y ser en la vida. Particularmente, me había vuelto una persona muy complicada, siento que me estaba exigiendo mucho, si estaba en mi casa y, por ejemplo, me servían en un plato que no me gustaba, me enojaba y dejaba la comida o hacía malos gestos. El Desafío me mostró la virtud del sacrificio, el apreciar las pequeñas cosas, la importancia de conformarse con lo que uno tiene en un determinado momento y algo importantísimo: agradecerle a Dios y saber valorar y utilizar lo que tenemos hoy”.
Pasando la hoja, regresa a Selección y a mundiales, en este caso, su primero en mayores. La máxima división es a otro precio, ¿cómo se siente en este nuevo reto?
“Soy consciente de todo eso y sé que para mí comienza un nuevo ciclo, el que todo deportista de élite sueña y espera pensando en Olímpicos. Y ese primer paso lo voy a dar en este Mundial, en el que aguardo ubicarme bien. Tengo buenas sensaciones aunque no quiero adelantar más para evitar que, de pronto, quede mal, porque uno nunca sabe lo que va a pasar en el futuro. Confío en mis condiciones. Lucharé al máximo por dejar bien en alto al país”.
En su cuenta de Instagram se leen mensajes bien interesantes. Uno en especial: “pendientes que se vienen cosas muy buenas”... ¿De qué se trata, qué piensa?
“Proyectos, y uno de ellos es montar mi fundación para ayudarles a los niños que no tienen absolutamente nada, favorecer a personas que vienen de donde yo vine en algún momento y quiero acogerlos así como en el pasado, cuando yo era un niño, lo hicieron conmigo a mi llegada y de mi familia a Cali. Por lo pronto, estoy buscando gente que me quiera ayudar para sacar adelante esta causa”.
¿Cómo está en el tema del peso en relación con los cambios de divisiones?
“Con la modificación ya no estoy en la división de 77 kilogramos sino en 81 y así como subieron los pesos corporales también ocurrió con las marcas, así que es un esfuerzo más. Espero acoplarme lo más rápido posible, voy en ese camino. Igual espero la buena energía de la gente para continuar adelante y seguir triunfando”.
Tan creyente y fervoroso, agradecido con Dios en sus mensajes y entrevistas, ¿qué le agradece hoy?
“Siempre he sido muy agradecido de Dios, siempre le pido por mi familia, por lo que hago y le agradezco por el camino por el que me lleva. Hoy, le doy gracias porque me tiene libre de lesiones, me permite avanzar en mi carrera, porque me está dando cosas muy buenas y me abre nuevas puertas. Su bendición me permite aprovechar todo lo que me brinda día a día”.
Y, finalmente, los pesistas se rigen por marcas, ¿a qué registros está apuntando en este Mundial, cuánto está levantando y con qué haltero colombiano de mayores le toca competir de aquí en adelante?
“En el Mundial estoy apuntando a hacer 380 kilos que creo me ubicaría bien; ese es el anhelo. La nueva reglamentación permite a unos subir y a otros bajar. Es bueno tener competencia, y en mi caso con Hugo Montes -actual campeón centroamericano y del Caribe-. A ambos nos tocó pasar de 77 a 81, será un bonito duelo cada vez que nos enfrentemos. A él le deseo suerte y, ya en la tarima, que gane el mejor, bendiciones para los dos” .
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títulos tiene Yeison. Jamás se ha bajado del primer sitial. 4 mundiales (júnior y juveniles) y 5 panamericanos.