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Antes de competir en Río 2016, Luis Mosquera padeció por tres lesiones que le aquejaban, entre ellas una hernia discal. Entrenó y aunque había perdido mucho tiempo de preparación, logró un bronce con apenas 21 años. De esa manera, demostró que era un joven que prometía a su corta edad.
Cinco años después, el pesista vallecaucano logró la primera medalla para Colombia en los Juegos Olímpicos de Tokio al colgarse la plata en la categoría de 67 kilogramos de la prueba de halterofilia, tras levantar 331 kilos en total, 151 en arranque y 180 en envión.
Si de algo sabe Luis Mosquera es de levantar los obstáculos que le plantea la vida para seguir su camino. Desde niño, junto a sus hermanos tuvo que sopesar dificultades económicas que forjaron su carácter por el resto de su vida, pues lo que ganaba su padre Novarino no le alcanzaba para alimentar ocho bocas, así que supo lo que era acostarse a dormir con hambre y levantarse sin probar un bocado de comida.
Dos de sus hermanos mayores quisieron practicar el levantamiento de pesas y Luis Javier, a sus siete años, estaba entre el fútbol, el patinaje y el boxeo, pero de vez en cuando acompañaba a sus hermanos a los entrenamientos.
De esa forma, también comenzó a levantar pesas por cuenta propia, pesas más livianas que de a poco fueron siento más pesadas, pero ninguna tanto como fue encarar el abandono de su madre a los 10 años de edad.
Esa desilusión la transformó en su combustible para ir levantar los kilos que le ponía al frente su entrenador. La frustración la transformó en hambre de triunfo.
Cuando cumplió 17 años vinieron los primeros logros, ganó dos medallas de oro en la división de los 62 kilos, en dos tiempos y también ganó una medalla de plata durante el Campeonato Mundial Juvenil, celebrado en Eslovaquia.
Un año después ganó tres medallas de bronce en la misma división.
La vida le sonreía, pero vino otro golpe difícil de asimilar que fue la muerte de su padre en 2015. Se sumió en una profunda depresión, pero le había prometido a su papá que no abandonaría el deporte y y por esa razón compitió en el Mundial Juvenil de Polonia logrando tres medallas de oro, que no festejó, pero las dedicó a su progenitor.
Por eso, la medalla de plata que logró este domingo, la número 30 para Colombia en unos Juegos y la segunda en su carrera profesional tras el bronce que se colgó en la categoría de 69 kilos en Río 2016, significó otro regalo para la memoria de don Novarino.
Mosquera estuvo muy cerca del oro, pero se le atravesó el chino Lijun Chen, que lo superó por un kilo, 332 en total. El bronce fue para el italiano Mirko Zanni.
Sin embargo, a sus 26 años Mosquera seguirá siendo protagonista de esta disciplina, y en París 2024 buscará bañarse de oro. Para él esta plata vale un potosí, porque es la recompensa a una vida en la que las dificultades fueron el pan de cada día, pero que en vez de sucumbir ante ellas, se demostró a sí mismo que los sueños se convierten en realidad con dedicación y disciplina.