Lo que empezó como una alternativa de recreación para la familia Rodríguez Sandoval, se convirtió en la pasión para la más pequeña del hogar integrado por Pedro Niño Rodríguez, Lina Ester Sandoval y sus cuatro hijos.
Todos los fines de semana estos esposos se iban con sus hijos a Compensar, donde los más grandes entrenaban natación y el regreso a casa se hacía caminando.
Eran unos 10 kilómetros que los menores disfrutaban, pero según recuerda Pedro, a veces, el cansancio se apoderaba de ellos y por eso vieron en los patines una opción para que el camino rindiera más y fuera más divertido.
Así empezó el camino deportivo de Laura Michell Rodríguez Sandoval, quien desde los 9 años se montó en sus patines para “competir” con sus hermanos a ver quien llegaba primero a casa.
Eso, dice su padre, la impulsó desde muy pequeña a ser competitiva y a luchar para vencer a sus hermanos mayores, quienes nunca se la dejaron fácil, a pesar de la protección que Pedro y Lina trataban de darle, por ser la menor de la familia.
“Ellos competían y a Michellita le tocaba esforzarse el doble para no dejarse ganar fácil, eso le ayudo para ser muy guerrera. Luego, un amigo que tenía a sus hijas en el club Royal Skate me dijo que llevara a la niña para que empezará a entrenar, mi esposa la llevó, le hicieron unas pruebas y de inmediato la recibieron, entonces empezó a ir los fines de semana”, recuerda Pedro.
Pero el desempeño de Laura Michelle fue tan sobresaliente, que en el club les recomendaron llevarla dos veces entre semana y a los pocos meses, toda los días, de martes a domingo, algo que cambió la rutina de la familia, pues tuvieron que rotarse para que la deportista cumpliera con sus jornadas de entrenamiento.
Su nivel iba creciendo de forma acelerada y Laura Michelle empezó a ganar sus primeras medallas, mientras la familia observaba en ella más pasión y amor por los patines, y de paso ellos también le tomaban cariño a las ruedas.
En ocasiones, entrenaba con deportistas mayores y de esta manera empezó a destacarse tanto en el club como a nivel departamental y nacional, lo que la llevó a ponerse como meta integrar la Selección Colombia.
Su llegada al hielo
En 2017, la mamá de Michelle decidió viajar a Estados Unidos, a Utah para conocer el proceso que la Federación Colombiana de Patinaje estaba haciendo sobre hielo, una modalidad que su hija quería experimentar.
“Ella vino a abrir el camino, a observar como era todo y luego llegamos nosotros, lo hicimos en febrero de 2020 para el Campeonato Nacional que hace la Federación y ya nos radicamos en Utah”, menciona Pedro.
Y todo fue nuevo, tanto para la familia como para Laura Michelle quien descubrió que el patinaje sobre hielo era un mundo diferente a las carreras y que necesitaba empezar a entrenar y esforzarse el doble si quería sobresalir.
“Cuando probé en la pista me gustó mucho, pero me dí cuenta que era un estilo totalmente diferente y por eso debía entrenar bastante, me adapté bien, fácil y le dije a mis papás que me quería quedar. Luego llegó la pandemia y los planes se postergaron un poco, porque cerraron el ovalo, entonces tuve que entrenar de manera virtual con mi club de Bogotá para no perder el físico y esperar casi cuatro meses para poder volver a la pista”, cuenta Laura Michelle.
En la actualidad entrena con Diego Amaya Martínez, quien en el 2020 se convirtió en el primer colombiano en ganar una medalla en una competencia oficial sobre hielo. Lo hizo en enero del 2020, al ganar la plata en los Juegos Olímpicos de Invierno, disputados en Lausana (Suiza), en la prueba de Mass Start, una carrera de fondo (grupal) sobre 5.000 metros.
“Estar con Diego me ha servido para aprender los detalles que tiene esta modalidad y mejorar mis tiempos, gracias también a mi entrenador Mitch Whitmore, responsable del Colombia Ice Team, con quien empecé a trabajar desde finales del año pasado”, enfatiza la deportista, quien cuenta con cinco marcas mínimas para representar a Colombia en las copas mundo junior, un logro que la tiene feliz y a su familia orgullosa.